Excmo. Sr. D. Manuel Alberto FREIRE DE ANDRADE Y ARMIJO General del Ejercito Español Nacido en Carmona (11.04.1767), provincia de Sevilla, en el seno de una familia vinculada a la Milicia, fue bautizado como Manuel Alberto Josef León. Fueron sus padres Francisco, a la sazón Subteniente del Regimiento de Caballería de Alcántara y natural de Santomé (Galicia) y Josefa Armijo y Bravo, natural de la propia Carmona.
En octubre de 1814 (7.10.1814) se le concedió permiso para casarse con Beatriz Abbad y Alfaro (33 años) viuda de Antonio Briones e hija del Coronel Estanislao Abbad y Lasierra. Se tiene noticias de la existencia de al menos dos hijos: Manuel que falleció joven, y José.
Como era habitual en familias de militares, ingresó, siendo aún niño, en el Ejército. El 13 de mayo de 1774, recién cumplidos los siete años era nombrado cadete de menor edad en el Regimiento de Caballería de Alcántara, en el que servía su padre. Posteriormente pasó al de Calatrava (1.04.1778), en la misma condición. El 1 de enero de 1780 se convertía en cadete ordinario. Cuatro años más tarde (9.03.1784) pasaba a portaestandarte y el 28 de mayo de 1785 a Alférez.
En calidad de tal intervino en la guerra contra Francia en 1793. El 15 de mayo de dicho año tuvo su bautismo de fuego en la batalla de Mas-deu. Durante dos años permaneció en el frente de Cataluña, participando en las últimas acciones (Puigcerdá y Bellver).
Durante la confrontación con los franceses obtuvo varios ascensos: grado de teniente (10.10.1793), teniente (29.11.1793), ayudante (13.12.1793), grado de capitán (18.02.1794) y capitán de Húsares (28.07.1795).
Su progresión en el escalafón continuó durante el período de paz: sargento mayor (20.03.1797) y comandante de escuadrón (18.04.1801).
Su próxima campaña fue en Portugal, en la que se inició con el ataque a la plaza de Arronches (29.05.1801). Pocos días después tomaba parte asimismo en la de Flor de Rosa (4.06.1801) al frente del escuadrón 2º de Húsares. >El 1 de noviembre de 1802 era elevado a la categoría de comandante reformado y poco después (1.01.1803) a la de Teniente Coronel del regimiento de Caballería de la Reina. Un mes más tarde (24.02.1803) cambiaba su destino con Francisco Mariano, que ocupaba plaza en el Regimiento de Húsares españoles.
Sus conocimientos en las materias de su especialidad militar hicieron que sus jefes le pidiesen (20.12.1807) que regrese de Mallorca "para que a las órdenes de los Inspectores Generales de Caballería de línea y ligera coordine y arregle, según las instrucciones que reciba de los dos expresados jefes, el sistema de instrucción y gobierno con que se han de manejar todos los cuerpos de estas armas".
En tales afanes se encontraba al producirse la sublevación popular contra Napoleón. El 15 de septiembre es ascendido a Coronel, estando al mando del Regimiento de Caballería de los Voluntarios de Madrid. Con tales tropas participó en la defensa realizada por la Corte (1.12.1808), que abandonó tras su capitulación dirigiéndose hacia Extremadura. A mediados de mes, se le confirió el mando de la vanguardia del Ejército del Centro, conservando el de su Cuerpo. Por orden de la Junta Central se trasladó a La Carolina, y el 7 de enero se encontraba en Linares. A mediados de febrero participa en las acciones de Mora y Consuegra (18 y 22 de febrero) por las que fue ascendido a Brigadier (2.03.1809).
Continuó actuando en La Mancha durante el años 1809 (Los Yébenes, Santa Cruz, Talavera de la Reina). El 12 de agosto de 1809 era ascendido a Mariscal de Campo para premiar su comportamiento en la Batalla de Talavera de la Reina (27 y 28 de julio). En septiembre de dicho año se encontraba en Sevilla, al tiempo que se le confería el mando de la Caballería del Ejército del Centro y poco después participa en la batalla de Ocaña (19.11.1809). Tras esta derrota sus tropas se retiraron hacia Andalucía, en donde como consecuencia del enfrentamiento de Alcalá la Real (28.01.1810) se dirigió a Murcia, integrándose en el 3er Ejército como Comandante de su Caballería (10.01.1810).
Durante la Guerra de la Independencia Freire fue uno de los reformadores de las fuerzas de caballería del Ejército español. Su aportación fundamental fue la sustitución del manual de táctica de Ricardos por el sistema de la caballería francesa. Instrucciones que quedaron reflejadas en su obra Escuela de recluta de Caballería, publicada en Murcia el año 1813.
Desde el 26 de marzo hasta el 13 de agosto de 1810 ejerció de Comandante General de las Divisiones del Ejército del Centro existentes en el Reino de Murcia. El 7 de junio del mismo año se le habilitó para ejercer de "Sub-inspector General de Infantería y Milicias". Desde Murcia hostigó a las tropas francesas de Andalucía. El 3 de noviembre de 1811 participó en la acción de Baza, y como consecuencia del nombramiento de Joaquín Blake para la Regencia, se hizo nuevamente cargo, de forma interina, de las tropas de Murcia, hasta la llegada del general Nicolás Mahy (noviembre de 1811).
En los primeros meses de 1812 participó en la campaña que tuvo lugar en el Reino de Valencia, para actuar a mediados de dicho año nuevamente en el este de Andalucía, fundamentalmente en torno a Baza. Una parte importante de sus enfrentamientos de estos años se realizaron contra las tropas del general francés Sebastiani. El 18 de mayo de 1812, siendo Comandante General de la Caballería del 2º y 3º Ejército, se le dio interinamente el mando de la Brigada de Carabineros reales de forma interina. En esos momentos se produjo un hecho que resulta extraño en su biografía. El 1 de junio de 1812 solicita "la separación del servicio en que se halla bien sea concediéndole su retiro, o en la forma que V.A. tenga por más conveniente" alegando motivos de salud que le impiden montar a caballo. Dos meses más tarde es nombrado (30.07.1812) Comandante en propiedad de la Brigada de carabineros y en el mes de agosto (19.08.1812) Gobernador interino de Madrid con retención de la Comandancia de Carabineros.
En octubre participó en las operaciones destinadas a oponerse a los franceses que deseaban volver a ocupar Madrid. Sus tropas actuaron en Tarancón y Guadalajara.
En junio de 1813 fue nombrado General en Jefe del 4º Ejército, sucediendo en dicho puesto al general Castaños, al frente del cual participó en la batalla de San Marcial (31.08.1813). Su comportamiento en dicha batalla fue premiado (11.09.1813) con el ascenso a teniente general y posteriormente con la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Fernando. Integrado en las fuerzas de vanguardia hispano-británicas, penetró en territorio francés, participando en diversas acciones de armas: paso del Bidasoa (17.10. 1813) y paso del río Nivelle (10.11.1813). La pésima situación de sus fuerzas, hambrientas y mal vestidas, hizo que Wellington ordenase (noviembre de 1813) su regreso a España para evitar la repetición de episodios como el saqueo de Ascain.
Pero unos meses más tarde (febrero de 1814) volvían a entrar en Francia para ayudar en el sitio de Bayona. También tuvo una actuación destacada en la batalla de Toulouse (10.04.1814). Ramón de Santillán dice que fue "el general que con más crédito había concluido la Guerra de la Independencia".
El 4 de mayo de 1814 Fernando VII le nombró Ministro de Guerra, y mientras tanto ocupó su puesto de forma interina el Duque de San Carlos, José Miguel Carbajal y Vargas, quien ocupaba la cartera de Estado.
Tras el regreso de Napoleón a Francia fue nombrado (28.04.1815) Segundo General en Jefe del Ejército de Observación de la parte oriental de los Pirineos, reteniendo al mismo tiempo el puesto de Primer Comandante de la Brigada de Carabineros Reales, con la se hallaba en Sevilla. Santillán considera que este destino era un destierro encubierto.
A finales de 1819 se vio obligado a trasladarse a los pueblos vecinos a consecuencia de la epidemia que golpeó la capital andaluza. Al producirse la sublevación de Cabezas de San Juan, las autoridades de Sevilla le entregaron el mando (3.01.1820) de las tropas encargadas de aplastar a los insurrectos, pero rechazó el encargo hasta que llegó una orden real de fecha 6 de enero. Uno de sus ayudantes de campo en este destino fue Ramón de Santillán, que posteriormente despeñaría responsabilidades de primera línea en las cuestiones económicas del reinado de Isabel II, y con el que mantendría a partir de esa fecha una estrecha amistad. A sus órdenes se encontraban varios generales que jugaron importantes papeles en la política española del siglo XIX: José O'Donnell y José Aymerich.
Tras preparar las tropas durante el mes de enero, a principios de febrero se instaló en el Puerto de Santa María. Pero su idea no consistía en buscar un enfrentamiento con los sublevados, sino en llegar a una solución no violenta. Ante la evolución de los acontecimientos y la inquietud generada por ellos en Andalucía, se trasladó a Cádiz el 9 de marzo. En donde se negó a encabezar el acto de proclamación de la Constitución, tal como le pidieron algunos oficiales. Sin embargo al ver que la población parecía favorable a tal acto, se mostró de acuerdo en realizarlo, siempre que no se alterase el orden. Posteriormente se reunió (10.03.1820) con tres representantes de los sublevados (Arco Agüero, López Baños y Alcalá Galiano) y mientras se encontraban juntos llegó la noticia de que las tropas habían disparado contra las personas reunidas en la plaza en espera de que llegase dicho momento. Parece, por lo tanto, que no tuvo responsabilidad alguna en la masacre, realizada por tropas realistas que no reconocieron su autoridad y que le obligaron a abandonar la ciudad.
De Cádiz pasó al Puerto de Santa María en donde entró el 12 de marzo al frente del batallón de Soria, y al llegar a dicho punto tuvo conocimiento de que Fernando VII había aceptado la Constitución. Su actuación en Cádiz fue muy contradictoria. Se confesaba partidario de la reformas y se opuso a la proclamación de la Constitución, incluso tras haber recibido del Monarca la orden para proceder a ello. En 1823 se vanagloriaba de no haberla jurado. El 20 de marzo de 1820 fue destituido y ocho días más tarde, tras entregar el mando al general Juan O'Donnell se trasladó a Carmona. El 12 de mayo se le ordenó presentarse en Sevilla, de donde fue trasladado a la Cartuja de Jerez en calidad de arrestado como incurso en la causa por los sucesos de Cádiz.
Tras la extinción de dicho convento pasó al Puerto de Santa María (26.01.1821). Ante el temor producido por una epidemia, la comisión encargada del juicio se trasladó a Cádiz, y Freire pudo dirigirse a una hacienda de su propiedad situada en Carmona. El 29 de junio de 1822, coincidiendo con la sublevación de los Carabineros en Castro del Río, el Alcalde de Carmona le ordenó instalarse en una casa de su propiedad en dicha villa
De acuerdo con su testimonio parece que rechazó algunos cargos durante el Trienio
En 1823, cuando los Cien Mil Hijos de San Luis estaban ocupando España, recibió órdenes (12.06.1823) de trasladarse a Tarifa debido a su condición de encausado por los sucesos de 10 de marzo en Cádiz. A pesar de que se le reiteró la orden, no obedeció manteniéndose en Carmona.
Se puso a disposición de las autoridades realistas (4.07.1823), al tiempo que solicitaba permiso para continuar en el mismo lugar "hasta que purificada mi conducta del modo que prescriben nuestras leyes militares, se examine si fue conforme a los principios que debieron gobernarme en la crítica situación que me hallé en mi mando de Cádiz". Poco después de se le autorizó a permanecer "en la hacienda de la Nava término de Carmona acompañado del Teniente del regimiento de Infantería del Príncipe D. Francisco Boira".
El 1 de octubre de 1823, se levanta su arresto y queda destinado en Carmona en situación de cuartel. A pesar de su pasado realista la Junta Superior de Purificaciones Militares le declaró (20.12.1825) impurificado en primera instancia, decisión que no fue ratificada por el Monarca (28.12.1825). Durante la llamada década ominosa permaneció en su pueblo natal, pero a finales del reinado de Fernando VII (6.09.1832) se accedió a que pudiese trasladarse a Madrid, desde su situación de cuartel en Carmona, para llevar a su hijo a un colegio a Madrid y besar la mano del Rey.
Tras los sucesos de La Granja, en que los partidarios de don Carlos pretendieron modificar el orden sucesorio, el Monarca se vio obligado a realizar un amplia remodelación de los principales puestos de poder. Freire se encontraba entre las personas a las que se recurrió para ocupar diversos puesto de confianza. El 2 de noviembre de 1832 fue nombrado Comandante general de la Guardia Real de caballería, sustituyendo al Marqués de Zambrano. Poco después (22.01.1833) se le confiaba, en comisión, la Capitanía General de Castilla la Nueva, con retención de su cargo en la Guardia Real. Desde tales responsabilidades estuvo encargado de depurar dichas tropas de todos los elementos contrarios a las disposiciones del Rey. El 25 de enero de 1833 fue nombrado Consejero nato del Supremo Consejo de la Guerra.
Una de sus principales ocupaciones fue el control de las actividades de los grupos realistas, tema que le preocupó tanto que propuso al Gobierno la creación de partidas volantes encargadas de recorrer los pueblos "informándose del espíritu público, sofocando cualquier tentativa y dando avisos oportunos para tomar las medidas posteriores".
El 3 de abril de 1834 se le confió la Inspección General de Caballería, con retención de la Comandancia General de Caballería, y para sucederle en la Capitanía General de Madrid se nombró a José Martínez San Martín.
Su fallecimiento, como consecuencia de una pulmonía, se produjo en Madrid el 7 de marzo de 1835.
Actividad ministerial:
Su paso por el Ministerio de la Guerra fue muy breve. Nombrado el 4 de mayo de 1814, hasta su llegada su puesto sería ocupado por el Duque de San Carlos, José Miguel Carbajal y Vargas, quien estaba al frente de la cartera de Estado. El 31 de mayo, al no haber aceptado la cartera, fue sustituido por Francisco Eguía, en el marco de una remodelación que afectó a varias carteras. Según Ramón de Santillán su nombramiento se debió a las sugerencias del Lord Wellington, quien logró que se superasen los recelos que existían contra su persona por considerarsele de ideas liberales.
Honores y condecoraciones:
Su actuación en la Guerra de la Independencia le posibilitó recibir varias cruces: Talavera, San Marcial, Toulouse y la 2º Ejército.
El 30 de marzo de 1815 solicitó la Cruz de San Hermenegildo, petición que reiteró en el mes de septiembre. Tres años más tarde (10.02.1818) su petición era referente a la Gran Cruz de la misma Real Orden. Estaba asimismo en posesión de la Cruz de la Real y Militar Orden de San Fernando (1815), que había sido solicitada por sus subordinados para premiar su actuación en la batalla de San Marcial.
En 1830 solicitó poder incluir en el escudo familiar la condecoración de San Marcial, y que ello le sirva para ser considerado hidalgo sin más trámite, debido a lo costoso que pudiera resultar realizar las informaciones pertinentes por provenir su familia de Galicia. El 21 de abril de dicho año se accedió a su demanda.
El 4 de junio de 1834, el Consejo de Ministros adoptó el acuerdo de conceder títulos de Castilla para premiar los "distinguidos servicios que han prestado a la causa de la legitimidad los generales Freire, Rodil y Llauder". El 15 de julio de 1834 (extendido el diploma el 13.09.1834) se le concedió el título de Marqués de San Marcial "en premio de su constante fidelidad y señalados servicios". Dicho título, heredado inicialmente por su primogénito Manuel, pasó el 31 de noviembre de 1839 a su hermano José.
Saludos

Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.