A fin de no abrir un hilo nuevo, voy a aprovechar este hilo sobre los "experten" de las tropas acorazadas alemanas para traducir algunos relatos del libro
"Panzer Aces" de Franz Kurowski...
La primera historia tiene como protagonista al
Feldwebel Hermann Bix que aparece en la lista de los primeros posts con 75 victorias totales, lo que es inexacto ya que Bix consiguió esas 75 victorias con un Jagdpanther en tres semanas en las postrimerías de la guerra. Su total asciende a bastantes más...
Ruego a los lectores de esta historia que hagan el máximo esfuerzo por introducirse de lleno en ella, por intentar verse transportados al interior de un Panther en el año 44, cerca de Polonia...No os arrepentiréis. A los carristas profesionales, por supuesto no tengo que pedirles ese esfuerzo...
El pelotón de Bix estaba efectuando un contraataque contra un pueblo ocupado por los soviéticos al otro lado de un río. Pasado el río su Panther fue inutilizado, ocupando el de otro miembro del pelotón. En esto llega la compañía y el teniente al mando decide entrar en el poblado para así poder mantener mejor la posición y proteger el puente. A partir de aquí traduzco del libro...:
"Los doce tanques de la compañía avanzaron hacia el pueblo a gran velocidad. Los primeros proyectiles de los cañones anticarro enemigos nos mostraron que no iba a ser tan simple. Los doce cañones de los carros abrieron fuego sobre el enemigo. Las primeras casas del poblado se incendiaron y los Panther irrumpieron en la calle principal disparando a ambos lados. La resistencia pronto se colapsó. El Oberleutnant Goldhammer informó de esto al batallón y se le ordenó asegurar el pueblo. Los Panthers se estacionaron alrededor del mismo y las tripulaciones tuvieron que hacer turnos de guardia durante la noche. Mientras tanto el Oberleutnant Goldhammer se puso en contacto con el Batallón que había avanzado y entrado en posición detrás de la compañía de vanguardia.
Al amanecer, un pesado fuego de tanques empezó a ambos lados de la compañía de Goldhammer.
"Allí están nuestros tanques" declaró Hennermann.
"Pero están muy atrasados" dijo Krüger sacudiendo la cabeza con preocupación. "Si Iván ataca y rompe, estaremos realmente atrapados aquí"
Una hora más tarde las preocupaciones del Obergefreiter se hicieron realidad. Tras recibir información, se ordenó a Goldhammer que retrocediera. La última frase de la orden tenía una especial significación. Decía: "Los tanques rusos han alcanzado el lado oeste del arroyo. Tienen que romper su frente". Un poco después Goldhammer avisaba a sus jefes de pelotón: "Estamos en una ratonera"
El teniente Görum empezó a jurar en su dialecto bávaro. El Oberleutnant Goldhammer estaba tentado de unírsele, pero se forzó a mantener la calma.
"El puente está en mitad de toda la mierda, señor. ¿Cómo se supone que vamos a cruzar el maldito arroyo?" objetó el Oberfeldwebel Schratte.
Entonces abrió fuego la artillería rusa sobre el pueblo. Había un jaleo infernal. Nuevos fuegos empezaron a surgir. Proyectiles de mortero explotaban entre las casas. Durante unos minutos los hombres no podía oír una palabra, hasta que todo estuvo más tranquilo. Goldhammer acabó la reunión: "Vamos a abrirnos camino luchando a través de las lineas enemigas unos pocos kilómetros hacia un lado. Que todo el mundo se mueva tan rápido como pueda. No entabléis enfrentamientos decisivos. Permaneced juntos no importa el cómo y evitad rupturas mecánicas. Esta vez el pelotón de Görum ira en cabeza"
La compañía empezó a moverse. Los carros se movían con todas las escotillas aseguradas. Bix veía proyectiles estallando a la derecha y a la izquierda. Tierra, piedras y esquirlas de metralla golpeaban contra los flancos del Panther. El fuego enemigo se intensificó cuando Görum llegó a las afueras del poblado. La voz del Oberleutnant Goldhammer tronó por la radio:"ACELERAD! Permaneced juntos!!"
Los tanques cogieron más velocidad. El Gefreiter Willrich (el conductor del tanque de Bix) engranaba marchas una tras otra. EL velocímetro marcaba 30 kilómetros por hora, luego 35, luego 40. Willrich divisó una trinchera que atravesaba su camino. "CUIDADO!!!" gritó a sus compañeros. Los hombres se agarraron para salvar sus vidas. Cada junta del carro crujió y el carro se inclinó fuertemente a un lado. El cargador fue arrojado con violencia contra la pared.
Un Sherman abrió fuego desde la derecha. Tanques americanos, que llegaban en los convoyes de Murmansk, se habían visto en acción en los campos de batalla del frente del Este desde hacía tiempo. Bix vio como el teniente Görum se salió de la línea y se detuvo. Segundos después, después de que dos carros le hubieran adelantado, el teniente abrió fuego. Su primer proyectil voló la torre del Sherman. Unos pocos segundos más tarde el tanque de Görum arrancó y moviéndose por el borde del camino a gran velocidad, adelantó a los otros carros y retomó su posición al frente de la columna.
Un duro impactó sacudió el Panther de Bix pero el proyectil no pudo penetrar. Segundos después otro estallido renovado. La infantería rusa estaba disparando con ametralladoras y rifles automáticos desde el borde del bosque mientras los tanques pasaban rugiendo. Era una tarea sin sentido ya que era poco probable que las balas causaran algún daño a los Panthers.
Los tanques estaban avanzando ahora paralelos a la línea de frente. Apareció un pueblo al frente. Llegó la orden:"A por ellos a través del pueblo! Máxima velocidad!!"
Los Panthers se acercaron más y rugían hacia el poblado a 50 kilómetros por hora. Los soldados rusos abandonaban la calle buscando salvarse de la avalancha acorazada. Era una cabalgada salvaje. Los tanques pasaron tronando a través de las posiciones rusas como un tren fantasma. Aparentemente los rusos no tenían conocimiento de que pudiera haber tanques alemanes en ese área. Estaban tan sorprendidos por la aparición de los Panthers que no tuvieron oportunidad de efectuar alguna contramedida. Con su motor rugiendo, el tanque de Bix pasó detrás del carro que tenía delante. Largas llamas salían de los tubos de escape y enormes nubes de polvo eran levantadas por las cadenas. El caliente sol veraniego hizo que la temperatura en el interior del carro ascendiera hasta los cincuenta grados Celsius.
Lanzas de fuego provenientes de cañones ocultos en los campos de maíz cercanos al pueblo relampaguearon al unísono desde ambos lados de la carretera. El teniente Goldhammer llamó a sus comandantes: “Armas a las tres y las nueve alternativamente. Fuego en movimiento. ¡No os detengáis!” Las torres blindadas empezaron a moverse. Ya que la del tanque que estaba delante de Bis giraba a la izquierda, ordenó a su tirador rotar la suya hacia la derecha. Los carros abrieron fuegos con proyectiles HE (alto explosivo). Detenerse habría sido un suicidio. El cargador Krüger introducía proyectiles en la recámara. Hennermann, el tirador, apuntaba y disparaba. Vio como los proyectiles impactaban en el blanco. La munición de un cañón anticarro saltó por los aires en el borde de un campo de maíz con un tremendo estallido. Los soviéticos devolvían el fuego alemán. Duros impactos sacudían el Panther del Feldwebel Bix pero seguía rodando. Explotando contra el tanque en un mar de llamas, algunas de las cuales fueron succionadas al interior del compartimento de combate, un proyectil perforante fue desviado por la coraza y se desvió aullando. Los cañones anticarro rusos estaban prácticamente alineados rueda contra rueda. No había posibilidad de atravesar por aquí. Pero la sorprendente cabalgada de los carros alemanes paralelamente al cinturón antitanque , a veces a solo 50 o 60 metros delante de ellos, daba poco tiempo para apuntar apropiadamente a los artilleros rusos. Los movimientos de los Panthers eran tan rápidos que apenas tenían tiempo de comprender totalmente que estaba pasando.
Para los alemanes era una carrera infernal. Bix estaba convencido de que el final llegaría en cualquier momento. Los proyectiles pasaban zumbando por delante de su bloque de visión e impactaban con el tanque de delante. Parecía como si una tormenta de rayos se hubiera desatado sobre los carros. Las maniobras evasivas eran imposibles. Tenían que seguir adelante... Finalmente el cinturón anticarro se acabó.
Todos los demás sonidos eran ahogados por el ensordecedor ruido de la lucha, de los motores y de las orugas. La única interrupción era la voz del teniente Goldhammer: “Seguid, ¡seguid moviéndoos! ¡Solo otros 100 metros más!”bromeaba Goldhammer con un toque de humor negro...
Los panzergranaderos que mantenían las posiciones de la línea del frente a unos buenos tres kilómetros hacia el oeste oían sonido de lucha y se preguntaban que estaba ocurriendo. Los pocos que sabían que un a compañía de tanques alemana estaba atrapada allí les daban muy pocas posibilidades de salir de esta. El cese del estruendo de la batalla debía significar que los tanques alemanes no eran ya más que restos ruinosos sobre el campo de batalla...
Cuando el carro líder llegó al punto correcto, Goldhammer ordenó: “¡¡Giro a la izquierda!!”.
Los carros alemanes viraron a la izquierda y se movieron hacia las líneas alemanas. El corresponsal de guerra Robert Poensgen, que estaba con los granaderos en el frente, describió la aparición de los tanques:
“De repente, a lo lejos, los hombres vieron un tanque salir rodando del pueblo que estaba ocupado por el enemigo arrastrando tras de sí una gigantesca nube de polvo. Entonces llegó un segundo...luego un tercero, un cuarto... Había más y más de ellos. Uno detrás de otro se aproximaban al frente a toda velocidad.
Se oía una llamaba de un pozo de tirador a otro: “¡Los rusos atacan con tanques! ¡Tanques al frente! ¡Que avancen los cañones de asalto!” Las armas anticarro de corto alcance estaban listas. De repente un teniente que había estado observando el ataque a través de sus prismáticos gritó: “¡Son Panthers!” Y saltó de su agujero agitando su gorra hacia los carros. El primer tanque giró y se movió directamente hacia él. Fue un momento incómodo para el teniente...¿habría rusos en esos tanques?.
Pero entonces una bengala de señales salió de la torre del tanque en cabeza. Poco después la gorra negra de un comandante de carro alemán emergía del interior de la torre. Los demás jefes de carro también salieron.
El primer tanque se detuvo. Los otros se pudieron a su costado. Las escotillas de ultimo tanque se abrieron. Los carristas parpadeaban acostumbrándose a la brillante luz del sol. Exhaustos, salieron de sus puestos de combate buscando una bocanada de aire fresco. Entonces encendieron unos cigarrillos y, caminando haciendo eses como si fueron marineros, dieron vueltas alrededor de sus vehículos, inspeccionando los numerosos impactos en la torre, los flancos y la parte trasera. Las tripulaciones miraron hacia el poblado que en ese momento ardía con ferocidad. Se sentían llenos de una inmensa felicidad, la alegría que da saber que se ha sobrevivido a un gran peligro.”
Aquí acaba el informe de Poensgen. Queda decir que la compañía no perdió NI UNO SOLO DE SUS PANTHERS, durante esta ruptura. Cuando Hermann Bix vio los impactos sobre su carro quedó tan anonadado que no podía ni moverse del sitio. “¡Nada puede ocurrirnos con este tanque!” dijo, y los cuatro camaradas que habían compartido con él el espacio cerrado en su blindado interior no pudieron hacer otra cosa que estar plenamente de acuerdo con su comandante."
¿Os ha gustado? ¿No os tiemblan las piernas como si acabarais de bajar del carro..?
Que lo disfruteis...habrá más.
