Desolador.

meatonthetable escribió:quede helado cuando leí el final...
"no se apure don Fulgencio...ya me las arreglaré"...
y tras cerrar un momento los ojos, puede sentir y ver millones de Pablos en nuestra historia.
Pablo, uno de los últimos soldados de Numancia; Pablo, pica seca en Nieuport; Pablo, agarrado a uno de los Hontoria del Infanta Maria Teresa; Pablo, cargando el último proyectil en el último Krupp de Monte Arruit; Pablo, cavando el último pozo de tirador, al lado de la frontera de Francia, mientras los prebostes del gobierno salen por patas con las maletas bien llenas...
y sin meternos a la milicia: Pablo, viendo arder su hacienda porque no sabemos si poner a un nieto del Rey Sol o un Archiduque lejano; Pablo, mirando con estupor sus acciones ferroviarias; Pablo, con amargura, mirando por última vez su pequeño ranchito en Cavite; Pablo, cerrando por última vez y para siempre su pequeño taller textil...
millones de Pablos, a los que millones de Penchos le han dicho: "chico, se acabó la fiesta, y toca pagar los platos rotos, a mi me van a joder media vajilla, pero a tí, te van a dejar con una mano delante y otra detrás".
y como siempre fue, y por desgracia será, Pablo, con una mueca, y la frase siempre lista: "ya me las arreglaré", como fiel ejemplo, de lo magníficos que somos como vasallos, y mejores aún, cuando el señor es un hijo de la grandísima puta.
y por supuesto que se las arreglará, dejándose la piel, y la espalda durante otros tantos años, aunque peine canas y el reuma se lo coma con cada chaparrón. como al abuelo de Germinal, recibiendo unas botas confortables cuando la atrosis le ha deformado los pies de forma grotesca.
no es la primera vez que nos la juegan, ni tampoco, será la última. basta con coger un libro de historia, y saber como vienen dadas.
nos invitan a la fiesta, cuando ya se han "soplado" el mejor licor y se han zampado los canapés buenos, nos dejan unas cuantas copas de DYC a mano, y terminar los restos del Buffet. y en esas que estamos felices, sin darnos cuenta, a algunos de los primeros invitados, ya bien cargados los echan por la puerta principal, entre nuestros aplausos y risotadas, sin darnos cuenta que cuando los carroñeros se vuelven caníbales algo malo pasa. luego toca a los que vinieron con nosotros, y aplaudimos, pues...tenían una pinta frikis...
y en esas, cerrando las puertas nos dicen, con calma y despacito, que la fiesta se ha desmadrado y jodido a base de bien; que el local está arrasado, y que toca pagar, y bien a escote, lo que se ha destrozado y consumido. y nos la han vuelto a jugar bien. y lo peor de todo, en vez de ir y coger por el pescuezo a los responsables, nos quedamos peleándonos por quién tiene que pagar más del convite.
sólo que en ésta, hay algo diferente: siguen, todavía bien apoltronados en la barra un buen grupo de los primeros invitados pidiendo copas de las caras, sin querer enterarse, que la fiesta ha terminado, y el dueño, nos exige, que sigamos pagando esas consumiciones.
y pagaremos todo a escote (nosotros, no ellos), y levantaremos esto de nuevo, y mejor aún, pues "ya nos las arreglaremos", con la infinita paciencia y sabiduría del buey, que vuelve a arar la linde tras la inundación.
pero no os preocupéis, nuestros hijos y nietos, una vez en la abundancia gracias a nuestro esfuerzo, volverán a poner, de nuevo al mando, a zánganos como éstos...y esa sería la versión buena...la mala: que me temo que vamos a seguir pagando, mucho tienpo,![]()
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ronda tras ronda de los de la barra...
Beltran escribió:No os vayais del tema, aquí no está solo Pablo, en todo su desamparo, está Fulgencio, que tambien sangra a chorros, que ha arriesgado su vida y su economía en beneficio de la empresa, que ha puesto de su bolsillo para mantener el tinglado y da la cara cuando ya no puede hacer nada más por los suyos, ha pagado materiales, manufacturas, sueldos, almacenajes y transportes y a él no le pagan, ha cubierto impagos dejandose el patrimonio hasta que ya no puede más... y pone de patitas en la calle a los empleados...de patitas en la calle? Ellos no han arriesgado nada más que su trabajo diario, tienen cobertura social y nadie les debe nada, pero a Fulgencio: ¿Quien le garantiza el cobro de los impagados? ¿En qué situación se queda?
Como los Fulgencios no levanten cabeza, los Pablos seguirán en la cola del Inem.
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