NUEVAS SIG, MODULARIDAD OPERATIVA.
Publicado: 24 Feb 2016 21:23
Sig Sauer se apuntó un poco tarde a la moda del polímero pero, una vez entrada en la ola, apunta subir a lo más alto de la cresta.
En el capítulo de las innovaciones, SIG tiene en su historia industrial algunas aportaciones que han marcado tendencias a imitar por un buen número de fabricantes.
Por citar un par de ellas, la variante del sistema de acerrojado que popularizó Jhon Moses Browning, conocida como Sig-Petters.
En dicha innovación, se sustituyó la típica cadeneta por un apéndice con un hueco con los ángulos apropiados para realizar el acerrojamiento.
El sistema demostró con creces un aumento de la robustez y, de paso, añadió una rampa de alimentación mucho más eficaz a la hora de tramitar todo tipo de municiones, independientemente del tipo de punta que llevase montada.
Esta mejora de un sistema, ya de por sí suficientemente eficiente, junto la adopción de unas largas guías en el armazón, se materializó en la SIG P 210. Un arma adoptada por el Ejército Suizo que no tardó en conocerse como “el lujo reglamentario”. Sabido es que,aún sigue siendo objeto de las predilecciones de los tiradores y es considerada como la 9 mm más precisa que se ha fabricado.
Otra mención especial, corresponde a la Serie P220 y sus variantes. En esta nueva innovación, a principios de los 70s, además de mejorar y simplificar el acerrojamiento, eliminando los anillos del cañón y los rebajes en la corredera, puso de moda el acerrojado directo del cañón actuando con la ventana de expulsión y, no sólo quedó en eso.
El plato fuerte consistió en popularizar la doble acción y demostrar que un arma carente de seguros manuales era plenamente segura y operativa.
Buena muestra de ello fue el inmediato interés que suscitó en las Fuerzas Armadas y Policiales de un considerable número de países.
De ambas innovaciones han bebido un buen número de diseños de diversos fabricantes y se han mantenido vigentes hasta muy avanzada la “Era del Polímero” y, aún así el Sig Petters y los seguros automáticos son parte esencial de la mayor parte de los nuevos diseños.
En esta ocasión, SIG vuelve a pisar fuerte poniendo un nuevo hito en la concepción de armas de servicio y combate. El concepto modular ha llegado para quedarse y para ser un nuevo paradigma de las armas cortas.
Bajo este nuevo concepto, SIG ha presentado dos nuevos modelos, la P250 y la P320, cada una de ellas con un objetivo muy particular y perfectamente orientado.
Vamos a comenzar por la P250, ya que ha sido el primer modelo en marcar el “camino modular”.
En primer lugar, comenzaremos por desentrañar que definimos como modular.
Por modular nos referimos a que, el armazón ahora consiste en una “caja de disparo y mecanismos”, por tratar de definirla, que además de contener el sistema de percusión, lleva la numeración del arma. Con ese procedimiento podemos optar por embutirlo en diferentes empuñaduras perfectamente diferenciadas, tanto en el grosor, para adaptarse a tres tallas de manos y, en cada una de esas tallas, podemos elegir empuñaduras de tamaño completo, compacto y subcompacto. Eso, con sus correspondiente longitudes de corredera.
Si esa versatilidad ya es de por sí atractiva, además, podemos elegir entre 4 calibres diferentes.
El omnipresente 9 Parabellun, el eterno 45 ACP, el joven 40 S&W y el novedoso 357 SIG.
El resultado es que, con tan solo un arma documentada, podemos dispones de tantas combinaciones como seamos capaces de imaginar o necesitar, conjugando tamaños y calibres a nuestra elección.
La más combinación más obvia, sería la de tener un arma de tamaño completo para el servicio, la cual, del modo más sencillo, podemos transformar en una subcompacta para llevar fuera del servicio.
Aparte de inaugurar tan genial concepto, la P250 es un arma basada en el sistema DAO. Lo cual significa que sólo dispara en doble acción. En nuestro país, este concepto es aún poco conocido y valorado en su justa medida.
Pero, no cabe duda, se trata de un sistema muy apropiado para armas de servicio, especialmente para dotar plantillas en las que, seamos sinceros, no abundan individuos con un alto nivel de adiestramiento, bien sea por su actitud personal o por las evidentes carencias, tanto de presupuesto como de preocupación institucional por una adecuada formación.
Con este sistema, se minimiza considerablemente el riesgo de un disparo no deliberado o accidental.
Lógicamente, un disparador de simple acción, requiere mucho menos presión y recorrido para efectuar el disparo y, por tanto, es más propenso a sufrir una descarga accidental en manos inexpertas, o de alguien presa del stress.
Con esto, no quiero decir, ni mucho menos, que el disparador de la P 250 sea un “carro” pesado y difícil de ejecutar con soltura. He de reconocer que, después de hacer una prueba de tiro con ella, me quede sorprendido de que el dinamómetro me diera un peso de 2,700. Realmente, la sensación era la de manejar algo mucho más liviano.
No cabe duda que este arma ha sido creada por quien desarrolló y popularizó la doble acción.
Si bien el recorrido es largo, la ausencia de roces y la suavidad de su acción diluyen ese peso aparentemente alto. Como en un revolver bien afinado, podemos detener el martillo a un tris del momento de la suelta y hacer una puntería cuidadosa y precisa.
Es de suponer que, una vez convenientemente rodada, esos 2,700 puedan quedarse en torno a los 2,500 que, con la suavidad y precisión de su accionamiento, es un peso más que adecuado para que un arma de servicio sea segura y, a la vez, precisa y agradable de disparar.
El otro concepto modular que nos brinda SIG es la P320.
En este modelo, SIG se suma a la tendencia de la aguja lanzada. Pero eso sí, desde su muy particular punto de vista y el fruto de su experiencia creando dobles acciones.
Por supuesto, todo lo dicho anteriormente sobre la P-250 sobre la modularidad y la versatilidad que de ella se desprende, es plenamente vigente para la P-320 y contamos con idénticas opciones, tanto de tamaños, como de calibres. O, mejor dicho, contaremos. Ya que, en breve, se sumará a las opciones existentes la versión subcompacta del 45 ACP.
He de confesar que siempre he sido muy partidario de las Glock, desde sus primeros modelos, tanto por su ahorro de peso, como por las bondades de su Safe-Accion.
Pues con todo, tras probar la P-320 me he quedado maravillado. Maravillado, principalmente, por dos características en especial.
En el capítulo de las innovaciones, SIG tiene en su historia industrial algunas aportaciones que han marcado tendencias a imitar por un buen número de fabricantes.
Por citar un par de ellas, la variante del sistema de acerrojado que popularizó Jhon Moses Browning, conocida como Sig-Petters.
En dicha innovación, se sustituyó la típica cadeneta por un apéndice con un hueco con los ángulos apropiados para realizar el acerrojamiento.
El sistema demostró con creces un aumento de la robustez y, de paso, añadió una rampa de alimentación mucho más eficaz a la hora de tramitar todo tipo de municiones, independientemente del tipo de punta que llevase montada.
Esta mejora de un sistema, ya de por sí suficientemente eficiente, junto la adopción de unas largas guías en el armazón, se materializó en la SIG P 210. Un arma adoptada por el Ejército Suizo que no tardó en conocerse como “el lujo reglamentario”. Sabido es que,aún sigue siendo objeto de las predilecciones de los tiradores y es considerada como la 9 mm más precisa que se ha fabricado.
Otra mención especial, corresponde a la Serie P220 y sus variantes. En esta nueva innovación, a principios de los 70s, además de mejorar y simplificar el acerrojamiento, eliminando los anillos del cañón y los rebajes en la corredera, puso de moda el acerrojado directo del cañón actuando con la ventana de expulsión y, no sólo quedó en eso.
El plato fuerte consistió en popularizar la doble acción y demostrar que un arma carente de seguros manuales era plenamente segura y operativa.
Buena muestra de ello fue el inmediato interés que suscitó en las Fuerzas Armadas y Policiales de un considerable número de países.
De ambas innovaciones han bebido un buen número de diseños de diversos fabricantes y se han mantenido vigentes hasta muy avanzada la “Era del Polímero” y, aún así el Sig Petters y los seguros automáticos son parte esencial de la mayor parte de los nuevos diseños.
En esta ocasión, SIG vuelve a pisar fuerte poniendo un nuevo hito en la concepción de armas de servicio y combate. El concepto modular ha llegado para quedarse y para ser un nuevo paradigma de las armas cortas.
Bajo este nuevo concepto, SIG ha presentado dos nuevos modelos, la P250 y la P320, cada una de ellas con un objetivo muy particular y perfectamente orientado.
Vamos a comenzar por la P250, ya que ha sido el primer modelo en marcar el “camino modular”.
En primer lugar, comenzaremos por desentrañar que definimos como modular.
Por modular nos referimos a que, el armazón ahora consiste en una “caja de disparo y mecanismos”, por tratar de definirla, que además de contener el sistema de percusión, lleva la numeración del arma. Con ese procedimiento podemos optar por embutirlo en diferentes empuñaduras perfectamente diferenciadas, tanto en el grosor, para adaptarse a tres tallas de manos y, en cada una de esas tallas, podemos elegir empuñaduras de tamaño completo, compacto y subcompacto. Eso, con sus correspondiente longitudes de corredera.
Si esa versatilidad ya es de por sí atractiva, además, podemos elegir entre 4 calibres diferentes.
El omnipresente 9 Parabellun, el eterno 45 ACP, el joven 40 S&W y el novedoso 357 SIG.
El resultado es que, con tan solo un arma documentada, podemos dispones de tantas combinaciones como seamos capaces de imaginar o necesitar, conjugando tamaños y calibres a nuestra elección.
La más combinación más obvia, sería la de tener un arma de tamaño completo para el servicio, la cual, del modo más sencillo, podemos transformar en una subcompacta para llevar fuera del servicio.
Aparte de inaugurar tan genial concepto, la P250 es un arma basada en el sistema DAO. Lo cual significa que sólo dispara en doble acción. En nuestro país, este concepto es aún poco conocido y valorado en su justa medida.
Pero, no cabe duda, se trata de un sistema muy apropiado para armas de servicio, especialmente para dotar plantillas en las que, seamos sinceros, no abundan individuos con un alto nivel de adiestramiento, bien sea por su actitud personal o por las evidentes carencias, tanto de presupuesto como de preocupación institucional por una adecuada formación.
Con este sistema, se minimiza considerablemente el riesgo de un disparo no deliberado o accidental.
Lógicamente, un disparador de simple acción, requiere mucho menos presión y recorrido para efectuar el disparo y, por tanto, es más propenso a sufrir una descarga accidental en manos inexpertas, o de alguien presa del stress.
Con esto, no quiero decir, ni mucho menos, que el disparador de la P 250 sea un “carro” pesado y difícil de ejecutar con soltura. He de reconocer que, después de hacer una prueba de tiro con ella, me quede sorprendido de que el dinamómetro me diera un peso de 2,700. Realmente, la sensación era la de manejar algo mucho más liviano.
No cabe duda que este arma ha sido creada por quien desarrolló y popularizó la doble acción.
Si bien el recorrido es largo, la ausencia de roces y la suavidad de su acción diluyen ese peso aparentemente alto. Como en un revolver bien afinado, podemos detener el martillo a un tris del momento de la suelta y hacer una puntería cuidadosa y precisa.
Es de suponer que, una vez convenientemente rodada, esos 2,700 puedan quedarse en torno a los 2,500 que, con la suavidad y precisión de su accionamiento, es un peso más que adecuado para que un arma de servicio sea segura y, a la vez, precisa y agradable de disparar.
El otro concepto modular que nos brinda SIG es la P320.
En este modelo, SIG se suma a la tendencia de la aguja lanzada. Pero eso sí, desde su muy particular punto de vista y el fruto de su experiencia creando dobles acciones.
Por supuesto, todo lo dicho anteriormente sobre la P-250 sobre la modularidad y la versatilidad que de ella se desprende, es plenamente vigente para la P-320 y contamos con idénticas opciones, tanto de tamaños, como de calibres. O, mejor dicho, contaremos. Ya que, en breve, se sumará a las opciones existentes la versión subcompacta del 45 ACP.
He de confesar que siempre he sido muy partidario de las Glock, desde sus primeros modelos, tanto por su ahorro de peso, como por las bondades de su Safe-Accion.
Pues con todo, tras probar la P-320 me he quedado maravillado. Maravillado, principalmente, por dos características en especial.