La "mili" no se olvida nunca...
Publicado: 19 Jun 2017 23:36
Imagino que la mayoría conocéis la gesta de Paul von Lettow-Vorbeck y sus hombres.
Prácticamente aislado de Alemania desde el principio de la guerra, con un ejército en el que el 80% de sus hombres eran tropas nativas (conocidos como "askaris") consiguió dar una paliza a los británicos cuando desembarcaron en Tanga ("desembarcar en Tanga", la cosa da para muchos chistes), defendió el África Oriental alemana, combatió con fuerzas muchas veces superiores a las suyas, invadió Mozambique cuando Portugal entró en guerra a favor de los Aliados, y, finalmente, cuando estaba preparando una ofensiva contra Sudáfrica, se enteró de que la guerra había terminado y se rindió honorablemente. Los militares alemanes fueron repatriados prontamente, y los askaris, desmovilizados y autorizados a volver a sus aldeas.
La cosa es que casi 40 años después, a mediados de la década de los 50, el parlamento alemán aprobó declarar a los askaris supervivientes como veteranos de guerra y concederles una pensión. Y, para ello, el gobierno alemán envió a Tanzania (la antigua colonia alemana) a un oficial del ejército, con la misión de informar de ese reconocimiento y encontrar e identificar a los antiguos soldados de Lettow-Vorbeck supervivientes.
El problema es que muy pocos de ellos conservaban documentos u otras pruebas que les identificaran inequivocamente como antiguos soldados alemanes. Y seguro que, entre los que se presentaban, había unos cuantos farsantes, dispuestos a ver si "colaba" y se las apañaban para recibir la pensión sin merecerla. ¿Cómo identificar, pues, a los auténticos askaris?
El oficial alemán tuvo una idea genial: recibía individualmente a cada solicitante en un despacho. Cerraba la puerta, y empezaba a ladrar órdenes en alemán: "Firmes, ¡ar!". "Descanso, ¡ar!". "Media vuelta, ¡ar!", ...
Tantos años después, los antiguos askaris recordaban perfectamente su adiestramiento militar y obedecían sin dudar las órdenes, mientras que los farsantes se quedaban completamente descolocados...
Prácticamente aislado de Alemania desde el principio de la guerra, con un ejército en el que el 80% de sus hombres eran tropas nativas (conocidos como "askaris") consiguió dar una paliza a los británicos cuando desembarcaron en Tanga ("desembarcar en Tanga", la cosa da para muchos chistes), defendió el África Oriental alemana, combatió con fuerzas muchas veces superiores a las suyas, invadió Mozambique cuando Portugal entró en guerra a favor de los Aliados, y, finalmente, cuando estaba preparando una ofensiva contra Sudáfrica, se enteró de que la guerra había terminado y se rindió honorablemente. Los militares alemanes fueron repatriados prontamente, y los askaris, desmovilizados y autorizados a volver a sus aldeas.
La cosa es que casi 40 años después, a mediados de la década de los 50, el parlamento alemán aprobó declarar a los askaris supervivientes como veteranos de guerra y concederles una pensión. Y, para ello, el gobierno alemán envió a Tanzania (la antigua colonia alemana) a un oficial del ejército, con la misión de informar de ese reconocimiento y encontrar e identificar a los antiguos soldados de Lettow-Vorbeck supervivientes.
El problema es que muy pocos de ellos conservaban documentos u otras pruebas que les identificaran inequivocamente como antiguos soldados alemanes. Y seguro que, entre los que se presentaban, había unos cuantos farsantes, dispuestos a ver si "colaba" y se las apañaban para recibir la pensión sin merecerla. ¿Cómo identificar, pues, a los auténticos askaris?
El oficial alemán tuvo una idea genial: recibía individualmente a cada solicitante en un despacho. Cerraba la puerta, y empezaba a ladrar órdenes en alemán: "Firmes, ¡ar!". "Descanso, ¡ar!". "Media vuelta, ¡ar!", ...
Tantos años después, los antiguos askaris recordaban perfectamente su adiestramiento militar y obedecían sin dudar las órdenes, mientras que los farsantes se quedaban completamente descolocados...