JotaErre escribió:Respecto a lo de las ametralladoras, parece que los militares españoles de la época no las tenían en mucha estima. Hay que tener en cuenta que, hasta ese momento, la Guerra de Cuba era una guerra de guerrillas, emboscadas, y enfrentamientos repentinos y rápidos. EN esas circunstancias, lo que primaba era la movilidad y la capacidad de una unidad para desplegarse rápidamente. Y las ametralladoras de la época, que más bien parecían pequeños cañones, no eran lo más adecuado en esas circunstancias.
Pero entonces desembarcaron los americanos y las reglas cambiaron...
Nos olvidamos de que estamos hablando del siglo XIX...
España había adoptado un magnífico fusil, que disparaba cartuchería de pólvora sin humo, cosa que no tenía el moderno ejército yanki, pero tambien había muchos Remington en activo y para liarlo más, armamento mauser del 7,65, del que se compró apresuradamente cuando lo de Melilla...
Bueno, al caso, la doctrina de fuego no era la que creemos ahora como habitual, se basaba en graduar alzas hasta la distancia estimada, 1500 o más metros y disparar a la vez toda la unidad...la granizada de balas que caía sobre el objetivo pretendía asegurar impactos en el enemigo, pero la precisión era mínima...no se si habeis tenido un mauser en las manos, pero si haceis alguna vez la prueba de poner el alza a esas distancias, el apoyo y la estabilidad del arma decaen bastante...la ventaja la daba la rapidez de carga y de recarga de nuestro fusil y la agudeza de estimación de distancias del oficial al mando, si se acercaba el enemigo, tras cada descarga se corregían las alzas, eso en un combate abierto contra tropas enemigas, en la manigua, tiro a bulto y machete.