HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

La historia se escribe con fuego: todo sobre operaciones militares, tácticas, estrategias y otras curiosidades
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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 28 Jun 2015 00:58

D. RAFAEL DE LA IGLESIA DARRAC Teniente de Navío de la Armada Española



Vino al mundo en la ciudad de Cádiz, el 27 de noviembre de 1783, siendo sus padres don Francisco de la Iglesia y Berón, y doña María Antonia Darracq y Jepson.

Sentó plaza de Guardiamarina por Carta-Orden el 14 de julio de 1800, en la compañía del Departamento de Cádiz.

Al aprobar los exámenes de la teórica se le ordenó embarcar en el navío Santísima Trinidad, por lo que participó a su bordo en el fatídico combate de Trafalgar que tuvo lugar el día veintiuno de octubre del año de 1805, contra la escuadra británica del almirante Nelson.

Fue tan espectacular su actividad, que su batería se renovó por tres veces de artilleros por quedar sucesivamente sin ellos, llegando él a mandar la maniobra para apuntar los cañones, lo que aún llamó más atención de sus superiores, ya que la mayor parte de sus disparos daban inexorablemente en el blanco, demostrando que con a penas veinte años, mantenía una frialdad, serenidad é impavidez, que en nada le estorbaba el ver caer a los compañeros, lo que no era nada lógico en persona tan joven y tan poco acostumbrada al combate, marcando así desde el principio una gran diferencia con el resto.
.
Rendido el buque, fue abordado por una dotación de presa británica que al principio lo tuvo bien, pero al desatarse el temporal las cosas empezaron a ir muy mal, a bordo quedaban pocos españoles en condiciones de ayudarles y aún estaban sobre la cubierta los trescientos cadáveres de los muertos en el combate, por esta razón al pedir ayuda los británicos a los apresados, estos se negaron aduciendo que en poco les podían servir, al estar a punto de irse a pique el navío, habiendo abandonado los aprehensores el buque la Iglesia se agarró a un cable, deslizándose por él hasta el agua donde le prestaron auxilio, abordando medio desnudo un bote con el que alcanzaron tierra.

De aquí pasaron a presentarse con los apresados británicos, porque se habían vuelto las tornas, siendo conducidos al Arsenal de Cádiz, donde quedaron con licencia los españoles para recuperarse de lo sufrido, pasando él a su casa natal a restablecerse.

Se le pierde la pista y nos lo encontramos en la ciudad de Barinas en Costa-Firme, el día uno de junio del año de 1813, formando parte del jurado en el Consejo de Guerra que se mando formar al Alférez Antonio Nicolás Briceño.

Siendo destinado posteriormente al apostadero de Puerto Cabello, donde estaba al mando el brigadier Ceballos, quién le eligió para formar parte de las unidades de Infantería con el grado de cuartel-maestre, formando el primer ejército que se organizó en aquella costa. Al poco tiempo Ceballos fue llamado a la Península ocupando su puesto Cajigal, quien ya lo conocía y lo mantuvo en su puesto, añadiéndole el de ayudante secretario.

En el año de 1815 mandó una campaña contra los insurrectos entre los días catorce de abril al veintidós de junio. En uno de los enfrentamientos fue muerto su caballo y tuvo que caminar por tierras que no eran ni conocidas, hasta que consiguió en compañía de unos pocos regresar. Al llegar había sido reemplazado Cajigal, pero su sucesor lo volvió a confirmar en su puesto.

Permaneció en el cargo, hasta que por Real Órden fue designado como capitán del puerto de Puerto Cabello, pero poco le duró el descanso, porque el general al mando de la armada en aquellas aguas recibió la orden de bloquear la isla Margarita, por lo que reemplazó al que estaba al mando de ellas y designó a la Iglesia, entregándole el mando del bergantín Intrépido.

Para ser lo más imparciales posible, pasamos a transcribir la Gaceta de Madrid del día 1º de abril de 1817, donde a su vez se transcribieron los partes oficiales que conciernen plenamente a don Rafael de la Iglesia y que el lector juzgue.

<< El Comandante General de las fuerzas marítimas en la Costa Firme, D. Pascual Enrile, ha dirigido con fecha de 17 de septiembre último, desde el cuartel general de Santa Fé, al Sr. Secretario de Estado y del despacho universal de Marina, el oficio siguiente:

Aunque no he tenido parte alguno sobre las consecuencias de la mar de la costa de Venezuela, no admite duda que el sedicioso Bolivar se estrelló contra las bayonetas de S. M. y ha tenido que desaparecer del mar, huyendo de la escuadrilla que se formó en aquellos mares, debida á la actividad infatigable del teniente de navío D. Manuel de Cañas y del alférez de fragata D. Juan Gavasso, secundados por las medidas enérgicas del interino Capitán General el Brigadier D. Salvador Moxó, que con asombro de todos ha encontrado buques, hombres, pertrechos y dinero, donde menos había esperanza, y de este modo ha resarcido la falta de concurrencia de los buques que desde Febrero se estaban aprontando en Cartagena (de Indias).

La Armada ha perdido dos oficiales que han probado cuán justa era la opinión que se tenía de ellos: son el teniente de navío D. Rafael de la Iglesia, Comandante del bergantín Intrépido y el alférez de fragata D. Mateo Ocampo, Comandante de la goleta Rita.

Siete goletas de mucha fuerza, al mando del Almirante Brion, los atacaron. El combate fué obstinado y sangriento y sólo el número pudo triunfar. Ambos Comandantes perecieron en él y la Iglesia defendió varios abordajes. Elevo con mucho placer el conocimiento de S. M. estas bizarras acciones, pues aunque sucumbieron los valerosos que pelearon, sus nombres merecen un lugar muy distinguido entre los de aquellos que han seguido el sendero de la gloria, y recomiendo sus familias á la piedad y munificencia del Rey >>

<< Posteriormente ha recibido dicho Sr. Secretario del Despacho el Boletín del Ejército Espediccionario, num. 36, del 14 del propio mes, del cual resulta que hallándose D. Rafael de la Iglesia y don Mateo Ocampo, al N. de la isla Margarita con el bergantín Intrepido y la goleta Rita de su mando, fueron atacados por todas las de los sediciosos, emprendiéndose un combate tan obstinado, que la historia presenta pocas veces otro igual, principalmente con el Intrépido, que después de tres horas en que le batian tres buques enemigos de mayor fuerza, cuando estaba ya desarbolado, habían sido rechazados abordajes, perdido las dos terceras partes de la tripulación y su cubierta llena de cadáveres propios y enemigos; un tercero é irresistible hizo que se tirasen al agua muchos de los que quedaron vivos, y que muriese el valientísimo la Iglesia de dos balazos en la cabeza, prefiriendo perecer en la demanda á caer en las manos de tan infames asesinos; el buque fué tomado en un estado inservible, sin encontrarse á su bordo más que unos pocos marineros gravemente heridos; y la Rita, muerto su Comandante desde el principio de la acción, tuvo que rendirse á la fuerza triple que asimismo la atacaba >>

Por su parte en la Gaceta de Caracas del miércoles 10 de julio de 1816, se dice:

<< ¡Ah¡ ¡qué valor tan acreditado y tan heróicamente sostenido! ¡qué serenidad! aquella serenidad que no debe borrarse jamás de la memoria de los enemigos, aquello de familiarízarse con las balas y mirar su tremendo impulso á sangre fria, prohibir á sus subalternos que aun bajasen sus cabezas al oir inmediato el silbo horrible precursor de la muerte, como del memorable Churruca dijo su orador.

La muerte más bien pudo sacarle el alma, que arrancarle un suspiro, y ella cortó su vida y nuestras más lisongeras esperanzas, fundadas en el espíritu marcial, con que á toda hora lo inflamaba por la gloria de su patria, objeto preferente de su anhelo, y su pérdida por prematura aumenta nuestro desconsuelo >> (1)

El combate tuvo lugar y por lo tanto su fallecimiento el día treinta de abril del año de 1816.

Lo bien cierto, es que sus enemigos transportaron su cadáver, le tributaron honores y unas exequias que sin ninguna duda merecía, pero el ser reconocido por ellos aún reafirma más el valor demostrado y narrado en los partes, siendo enterrado con guardia de honor incluida. Es muy posiblemente que este detalle sea el único efectuado de esta naturaleza, que tubo lugar en aquella triste guerra de Independencia de nuestros anteriores Virreinatos.

Su familia al conocer la noticia, también realizo los consiguientes actos sacramentales en su honor, en la parroquia castrense de la ciudad de Cádiz.

Enterado don Fernando VII de esta demostración de patriotismo, llevando al límite de entregar antes la vida que abandonar la causa de su Rey, éste ordenó que se le pusiera el nombre a un bergantín uniendo a los dos protagonistas del combate, siendo llamado: Intrépido la Iglesia.

Por la falta de sus restos mortales, la Armada para perpetuidad de su gesta, colocó una lápida en el Panteón de Marinos Ilustres en la que se encuentra la siguiente descripción:

A la memoria
del Teniente de Navío
D. Rafael de la Iglesia
Muerto gloriosamente en el bergantín de su mando <<Intrepido>>
en Costa Firme en un abordaje sostenido contra varios
corsarios insurgente el 30 de abril de 1816

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Aquí la más principal
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y el modo cómo ha de ser
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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 28 Jun 2015 23:12

D. JOSE MARIA LAZAGA Y RUIZ Alferez de Navío de la Real Armada Española

José María Lazaga y Ruiz fue un militar y marino español nacido en San Fernando (Cádiz), en 1896 y fallecido en Melilla en 1921.

Alférez de Marina, destinado en el cañonero Laya, tomó parte en la campaña de Melilla de 1921, llevando a cabo la evacuación de la posición avanzada de Sidi-Dris muy acosada por las fuerzas rifeñas. Lazaga mandaba los botes del Laya que recogían personal y pertrechos en la costa, y, al regresar el último bote, recibió una descarga de artillería enemiga, muriendo cuatro días después, a causa de las heridas en el Hospital Militar de Melilla.

Sus restos, reposan en el Panteón de Marinos Ilustres en San Fernando (Cádiz).

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 28 Jun 2015 23:39

D. SANTIAGO DE LINIERS Y BREMONT

Santiago Antonio María de Liniers y Bremond (en francés: Jacques de Liniers, Niort, Francia, 25 de julio de 1753 – Cabeza de Tigre, cercanías de Cruz Alta, Intendencia de Córdoba, Virreinato de la Plata, 26 de agosto de 1810) fue un noble y militar de origen francés, caballero de la Orden de San Juan y de Montesa que se desempeñó como funcionario de la Corona de España y que por su destacada actuación en las dos fallidas Invasiones Inglesas, fue nombrado virrey del Río de la Plata entre 1807 y 1809, y en este último año, fue favorecido por Real Cédula con el título de conde de Buenos Aires. Fue el penúltimo virrey del Virreinato del Río de la Plata

Del escarmiento del Inglés memoria,
y de Liniers en Buenos Aires gloria
Dístico escrito al pie de las banderas británicas conservadas en el convento de Santo Domingo en Buenos Aires

Santiago José María de Liniers había nacido el 25 de julio de 1753 en la ciudad de Niort, de la antigua provincia de Poitou, en el occidente central del Reino de Francia, siendo hijo de Jacques Joseph Louis de Liniers (n. 9 de diciembre de 1723) —o bien castellanizado como Santiago José Luis de Liniers— caballero de San Luis, conde de Liniers y señor de Grand-Breuil, La Vallée, Cran y Chaban de la Poussardière, y desde 1758, subrigadier de la marina de Francia, hijo a su vez del señor de Saint-Pompain, Joseph de Liniers, y de Marie Avice. Su madre era Henriette Thérèse de Brémond d'Ars —o bien, Enriqueta Teresa de Bremond— una hermana del marqués de Bremond e hija del señor de Vernoux, Jacques de Brémond d'Ars, y de Suzanne Marguerite Aymer.

Por lo tanto su familia pertenecía a la antigua nobleza francesa del Poitou, con una gran tradición católica y militar, que se quedaron al margen de la Ilustración de París.

Entrando en la adolescencia, Santiago José de Liniers se vio beneficiado por el tercer Pacto de Familia de 1761, que permitió a los franceses participar en las empresas militares de España, en igualdad de derechos y obligaciones que los españoles. Ingresó en la escuela militar de la Orden de San Juan, donde después de tres años egresó, en 1768, con la cruz de caballero de Malta. Luego, en las siguientes décadas, se trasformaría también en capitán de navío de la Real Armada Española, Comandante General de Armas de Buenos Aires, virrey del Río de la Plata y ya en 1807, caballero de la Orden de Montesa.

En Francia llegó a subteniente de caballería en el regimiento de Royal-Piémont. Permaneció durante seis años en la guarnición, sin esperanza de ascenso. Golpeada por la guerra de los Siete Años, Francia se encontraba ya en paz, y el ministro Turgot —nombrado por el joven rey Luis XVI— redujo el presupuesto del ejército, dejando pocas oportunidades para los jóvenes oficiales como Liniers. Por ello terminó por solicitar la baja en 1774.

Al año siguiente se trasladó a Cádiz para ingresar en la armada española, siendo destinado como oficial en mayo de 1775 al puerto de Cartagena, en donde integró la flota de Pedro González Castejón, con cuarenta y seis buques, bajo las órdenes del general irlandés Alejandro O'Reilly, quien le asignó el navío «San José» como edecán del príncipe Camilo de Rohan.

La escuadra zarpó de Cartagena con el objetivo de lanzar una expedición contra Argel, lugar al que atacaron sin éxito a comienzos de julio. En cuanto regresó a la península, ingresó en la «Real Compañía de Caballeros Guardias Marinas», en noviembre del citado año.

En marzo de 1776, con el rango de Alférez de Fragata, participó del patrullaje naval por el Mediterráneo, y a finales del mismo año, zarpó de Cádiz con destino a Sudamérica.

El 3 de noviembre de 1776, desde Cádiz se embarcó hacia el flamante Virreinato del Río de la Plata, integrando una escuadra bajo las órdenes de Pedro de Ceballos, y de esta forma participó en la ocupación de la isla de Santa Catarina el 22 de febrero de 1777 —pero abandonada el 1 de octubre— y en el ataque a Colonia del Sacramento el 22 de mayo del citado año que se lograría conservar definitivamente, bajo la soberanía española.

Entre 1779 y 1781 fue oficial del navío «San Vicente», perteneciente a la escuadra franco-hispana que luchó contra la flota inglesa. Por su acción en el sitio de Mahón y en la conquista de Menorca, fue ascendido a teniente de navío. Luego actuó en el sitio de Gibraltar y por su acción en la toma de un corsario inglés, fue ascendido a capitán de fragata.

Hacia 1782 en Málaga, se unió en matrimonio con Juana Úrsula de Menvielle (m. 24 de marzo de 1790), con quien tuvo un único hijo. Éste fue Luis de Liniers y Menvielle (Málaga, 1783 - San Fernando, 21 de febrero de 1816), conde de Liniers desde 1809 —título francés que heredó de su tío residente en Buenos Aires— y el de conde de Buenos Aires, heredado de su padre en 1810 que en anuencia con España, lo transformó en conde de La Lealtad. Casado el 2 de marzo de 1815 con Rita Martínez de Junquera y Vélez de Guevara, con quien tuvo un hijo, que le sobrevivió, pero que falleció al poco tiempo, llamado Santiago de Liniers y Martínez Junquera, siendo el III conde de La Lealtad.

En 1788 fue enviado nuevamente al Río de la Plata para organizar una flotilla de cañoneras, llevando en este viaje a su hijo Luis y a su primera esposa. Pero al fallecer su cónyuge, Liniers contrajo nuevo enlace pero esta vez en Buenos Aires, el 3 de agosto de 1791, con María Martina de Sarratea y Altolaguirre (Buenos Aires, 20 de febrero de 1772 - delta del Parana, 27 de abril de 1805) quien de su padre —el vasco-español Martín Simón de Sarratea e Idígoras5 (Oñate de Guipúzcoa, 1743 - Buenos Aires, 1811)6 casado desde el 11 de febrero de 1767 con Tomasa Altolaguirre Pando (n. 20 de diciembre de 1749), padres también de Juana y Manuel de Sarratea, entre otros— había recibido en usufructo la casona paterna en el barrio de la Bajada de los Dominicos, construida en 1788. De este segundo enlace tuvo ocho hijos

Años después, Liniers dirigió la fortificación de Montevideo y en 1796 obtuvo el grado de capitán de navío como jefe de la escuadrilla española.

Como integrante del Consejo de Guerra de Oficiales Graduados fue citado a fin de juzgar al teniente de infantería Félix Gómez, quien estaba acusado de abandono de su puesto fronterizo durante la guerra con Portugal, siendo jefe de San Gabriel de Batoví —villa fundada el 2 de noviembre de 1800, en el lugar de la guardia precedente, por el español Félix de Azara— porque el 29 de junio de 1801 las tropas portuguesas al mando del coronel Patrício Corrêia da Câmara, primer vizconde de Pelotas, destruyeran la población y cuyos habitantes fueran trasladados a 6 km al este, en donde consideraban que era territorio brasileño. Liniers debía presentarse el día 18 de enero pero tuvo que postergar su viaje al ser llamado por el virrey el día 15 del corriente.

Juró en Buenos Aires el 1 de noviembre de 1802 como gobernador de las Misiones Guaraníes, cargo que el virrey Joaquín del Pino y Rozas lo había asignado y ocuparía el puesto el día 5 del citado año.13 Allí realizó un importante estudio político y científico de la zona.

En 1804 fue nombrado por el virrey Rafael de Sobremonte jefe de la estación naval de Buenos Aires, pero pronto sería trasladado a la Ensenada de Barragán. Se sentía desplazado por otros oficiales españoles, pues creía tener méritos para un destino mejor. Luego de dos años de gestión en el nordeste rioplatense debía volver a la capital virreinal.

Durante el viaje en sumaca desde Candelaria (Misiones) a Buenos Aires, el 27 de abril de 1805 y pasando por el delta del río Paraná, falleció su segunda esposa María Martina al dar a luz a María Dolores, tal vez por contraer una infección posparto, producto de una epidemia que contagiara también su pequeña hija Francisca, de dos años de edad.

Al morir Martina de Sarratea, pasaría el usufructo de la Casona de Sarratea por disposición del testamento de su padre, a su hermana Juana de Sarratea y Altolaguirre (n. 1782) —aunque Santiago residiera en ella hasta 1809— a quien años después, en 1811, se le haría efectiva la herencia por fallecimiento de su padre, casándose en 1813 con el futuro coronel de artillería Ángel Augusto de Monasterio "el Arquímides de la Revolución de Mayo".

El hermano mayor de Liniers, su homónimo en el primer nombre Santiago Luis Enrique, quien ostentara el título francés de conde de Liniers, participó en una conjuración con los ingleses para independizar el Virreinato del Río de la Plata, causándole problemas hasta su muerte en 1809, sucediéndole en el título nobiliario francés, su sobrino Luis de Liniers y Menvielle.

Estando en la Ensenada de Barragán se produjo en 1806 la primera Invasión Inglesa, comandada por el comodoro Home Popham. Liniers vio pasar los buques y dio aviso al virrey Rafael de Sobremonte pero no recibió orden de atacar, sino de regresar a Buenos Aires. Frente al hecho consumado de la toma de Buenos Aires por parte de los británicos el 27 de junio y la huida a Córdoba del virrey, consiguió permiso del gobernador británico para visitar la capital.

Allí se puso en contacto con los grupos que organizaba Martín de Álzaga para intentar la expulsión de los ingleses, viajando luego a Montevideo, donde su gobernador, Pascual Ruiz Huidobro, lo proveyó de hombres, armas y municiones, además de una escuadrilla de botes.

En Montevideo, la noticia de la caída de Buenos Aires en manos de los ingleses produjo una gran preocupación, ya que era previsible que el objetivo final de los ingleses era apoderarse de toda la rica región del Plata.

Pascual Ruiz Huidobro no era partidario de enviar una expedición a reconquistar Buenos Aires, dado que en esos momentos solamente contaba con una dotación militar de alrededor de quinientos hombres. Sin embargo, los habitantes de Montevideo, de los campos y poblados pusieron a disposición del Cabildo y del Gobernador el ofrecimiento de contribuir con hombres y recursos a reclutar un ejército, para desalojar a los ingleses de Buenos Aires antes de que les llegaran refuerzos.

En sesión que se realizó en el Cabildo de Montevideo el 18 de julio de 1806, se resolvió declarar que el abandono de su puesto por el Virrey Sobremonte, y el juramento de sujeción a los ingleses del Cabildo de Buenos Aires, colocaba al Gobernador de Montevideo como la máxima autoridad delegada del Rey de España en esta parte del continente; y en consecuencia, que éste debía emplear esa autoridad para desalojar a los invasores de Buenos Aires y así preservar a la ciudad de Montevideo.

Así se reclutó en pocos días un ejército de 1.600 hombres, encuadrados en las unidades militares con asiento regular en la ciudad. Ocurrió, entretanto, que los barcos de la escuadra inglesa aparecieron frente a Montevideo, creando una importante amenaza para su seguridad. De modo que el Gobernador decidió permanecer al frente de las defensas; y encomendó el mando de la fuerza expedicionaria que se dirigiría a Buenos Aires, a Liniers.

Llegó a la Colonia del Sacramento y allí lo esperaba una escuadrilla reunida por el capitán de fragata Juan Gutiérrez de la Concha dejando el suelo oriental el 3 de agosto.

Como Popham vigilaba las costas y el río de la Plata, las fuerzas de reconquista lideradas por Liniers esperaron que se precipitara cierta tormenta conocida en la región como sudestada: un temporal que dura días y que produce un intenso oleaje. Mientras se desarrollaba la sudestada, cruzaron el río sin ser vistos, a metros de los buques ingleses y llegaron al Tigre a principios de agosto.

Al desembarcar, se encontró con la desagradable sorpresa de que los ingleses habían logrado desbaratar un contingente de fuerzas leales, que supuestamente debían unírsele.

El 12 de agosto de 1806 inició la Reconquista de Buenos Aires. Atacó la ciudad, venció a los ingleses y obligó a su gobernador, William Carr Beresford a rendirse.17 Los rioplatenses se apoderaron de 26 cañones y de las banderas del regimiento 71. Estas insignias británicas fueron expuestas en la iglesia de Santo Domingo de Buenos Aires con la inscripción:

Del escarmiento del inglés, memoria, y de Liniers en Buenos Aires, gloria.

Por su parte el Rey de España, concedió a la ciudad de Montevideo el mérito de la acción cumplida, y emitió una Real Cédula concediéndole el título de “Muy Fiel y Reconquistadora“ y admitiendo que en el escudo de la ciudad se incorporaran las banderas de los vencidos, junto con otros ornatos alusivos.

El Virreinato del Río de la Plata en 1783 (creado en 1776, luego de ser separado del Virreinato del Perú), adjudicándole las islas luso-africanas Fernando Poo y Annobón desde 1778 hasta 1782, reducciones chaqueñas del Bermejo (hasta 1793), la Intendencia de Puno (hasta 1796), Corregimiento de Arica (hasta 1784), Misiones Orientales (hasta 1801), litoral del Pacífico (hasta 1803, en que volvió al Virreinato del Perú, y desde 1813 - 1826, año que pasó a Bolivia), desierto y Puna de Atacama (ambos hasta 1826), Patagonia oriental (en forma efectiva sólo en la costa atlántica desde 1779) e islas Malvinas. La Capitanía General de Chile, era una dependencia autónoma del Virreinato del Perú desde 1733 hasta el 15 de mayo de 1798.

Luego de la reconquista de Buenos Aires, Liniers fue considerado como un héroe por la población del Virreinato del Río de la Plata. Un cabildo abierto reemplazó a Sobremonte por Liniers como gobernador militar, y de hecho comenzó a administrar también en lo civil. El virrey, que no había sido depuesto, pasó a la Banda Oriental.

Sobremonte hizo una tentativa de refugiarse en Montevideo, pretendiendo asumir el mando de su defensa frente a la amenaza persistente de la flota de guerra inglesa fondeada frente a la ciudad; pero también el Cabildo de Montevideo rehusó admitir su autoridad, comisionando una delegación para lograr que saliera de la ciudad.

Liniers envió a los prisioneros al interior, pero se conmovió de los lamentos de Beresford y firmó una capitulación honrosa con el jefe vencido, antedatada al 12 de agosto, decisión que generó rechazo generalizado, pero que hizo que Beresford exigiera su liberación. Liniers cometió adicionalmente la imprudencia de dejar al inglés en Luján, de donde lo fueron a rescatar dos traidores que lo llevaron a la flota de Popham.

El gobierno de Liniers se dedicó casi exclusivamente a organizar tropas para resistir el inevitable contraataque inglés, ya que Beresford había pedido refuerzos. Se organizaron una decena de regimientos, reunidos por lugar de origen, entre los que se destacaban el compuesto por nativos de Buenos Aires, conocido como Patricios y el compuesto por nativos de las provincias del noroeste, conocido como Arribeños. En total, se formó un ejército de casi 8.000 hombres.

En 1807 se produjo un nuevo ataque inglés que inició la segunda Invasión Inglesa al Río de la Plata. Más razonablemente que el año anterior, los ingleses atacaron primero Montevideo, donde el virrey fracasó en repelerlos. En un acto inédito, el cabildo de Buenos Aires eligió a Liniers como virrey provisorio del Río de la Plata y depuso a Sobremonte, representante del mismo Rey. El acto encontró sus fundamentos en la epiqueya, principio jurídico de aplicación obligatoria.

En julio desembarcaron más de 10 000 soldados ingleses en Quilmes y avanzaron sobre Buenos Aires. Liniers colocó una defensa sobre el Riachuelo, en una posición muy mala, pero los ingleses creyeron que era una trampa y lo esquivaron. El virrey se trasladó con parte de sus fuerzas a los Corrales de Miserere, donde fue fácilmente derrotado por la vanguardia del general inglés John Whitelocke el 2 de julio en el Combate de Miserere. Liniers ofreció capitular, pero la ciudad, dirigida por Martín de Álzaga, se negó y decidió resistir. Inesperadamente, Whitelocke le dio tres días de tranquilidad y se pudo organizar la resistencia. Liniers logró entrar en la capital y apoyó a Álzaga.

El ataque inglés del 5 de julio fue descoordinado, en columnas separadas y con orden de no disparar antes de llegar a la plaza central. En esas condiciones, no tuvieron ninguna posibilidad y fueron abatidos en pocas horas.

Liniers exigió la rendición de los ingleses y Álzaga lo forzó a agregar la obligación de devolver también Montevideo. Se alcanzaron todos los objetivos exitosamente.

Al año siguiente, el rey confirmó el nombramiento de Liniers como virrey. Pero se lo acusó luego de nepotismo, cohecho y peculado, y la clase alta se mostró escandalizada por su romance con una mauriciana de origen francés de apellido Perichon y apodada La Perichona.

En agosto de 1808 recibió la visita de un enviado de Napoleón Bonaparte, el Marqués de Sassenay, que pretendía que el Virreinato reconociera a José Bonaparte como rey de España; Liniers lo recibió en público y rechazó todos los pedidos, pero días más tarde lo volvió a recibir en privado, lo que encendió los rumores de traición en su contra. A continuación, lanzó una proclama incitando al Virreinato a permanecer neutral en la guerra de independencia española que acababa de estallar.

El general Francisco Javier de Elío, gobernador de Montevideo, aprovechó esta serie de errores políticos para sublevar Montevideo, que el 7 de septiembre de 1808 convocó un cabildo abierto, y el día 20 creó una Junta de Gobierno, que —si bien no anunciaba la independencia— expresaba el derecho de cada ciudad a gobernarse por sí misma. Liniers no se atrevió a aplastar esa rebelión. En aquella ciudad la población gritaba frases como:

¡Hágase cabildo! ¡Muera Liniers! ¡Abajo el traidor! ¡Viva Elio!

En Buenos Aires mucha gente estaba en contra de su gobierno, entre ellos el cabildo y Martín de Álzaga, que se manifestaron por la creación de una junta similar a la de España. La invasión de Napoleón Bonaparte a la metrópli lo convirtió en sospechoso de simpatizar con los enemigos de España, por ser francés: ¡Abajo el francés Liniers! era la principal manifestación de los juntistas.

Liniers sólo contaba con el apoyo de los regimientos de milicias de Buenos Aires, por lo que dio la primera prioridad a pagar sus sueldos con puntualidad. El 1 de enero de 1809 estalló la llamada asonada de Álzaga: el alcalde Martín de Álzaga y los miembros del Cabildo pretendieron deponer a Liniers, que accedió a presentar su renuncia, creyendo que el movimiento contaba con apoyo popular. Pero la intervención de Cornelio Saavedra —comandante de los Patricios— lo hizo cambiar de idea: varios de los regimientos españoles que habían apoyado el alzamiento fueron disueltos, y Álzaga fue desterrado a Carmen de Patagones.

Mientras se desarrollaban en la capital virreinal estos sucesos, el 11 de febrero de 1809 por Real Cédula se creó a favor de Santiago de Liniers el título de nobleza por su exitosa defensa de estas tierras del rey de España frente a los dos frustrados intententos llevados a cabo en las dos Invasiones Inglesas al Río de la Plata.

Deseando la Junta Suprema Gubernativa del Reino premiar debidamente los sobresalientes méritos que ha contraído el mariscal de campo don Santiago Liniers, mientras ha estado en Buenos Aires de Virrey y Capitán General, se ha servido concederle, en nombre del Rey nuestro señor don Fernando VII, la gracia de título de Castilla, libre de lanzas para sus hijos, herederos y sucesiones.

El título nobiliario de conde de Buenos Aires fue elegido por el francés Liniers a favor de su patria adoptiva. El cabildo de Buenos Aires se opuso, manifestando que tal título ofendía los privilegios de la ciudad.

La Junta Suprema gubernativa de España é Indias, en nombre del Rey nuestro Señor Don Fernando VII, por un efecto de su soberana clemencia, se ha dignado conferirme la gracia de título de Castilla libre de lanzas y medias anatas para mí, mis hijos, herederos y sucesores, y cien mil reales de vellon de pension anual sobre las Cajas Reales de esta capital, ínterin se me asignan tierras en estos países que produzcan igual renta.

Y siendo ésta la recompensa mas lisonjera que yo podia esperar de un Gobierno justo y paternal, no puede mi gratitud dejar de comunicarlo á V. S., con la advertencia de que por decreto de este día he tomado el título de Conde de Buenos Aires, en tanto S. M. no se digne resolver otra cosa.
Dios guarde á usted muchos años.—Buenos Aires 15 de mayo de 1809.
Santiago Liniers. Señor...
Circular del Virrey, avisando el título que se le ha concedido, y el que él ha tomado.

Sin embargo, su denominación duró muy poco tiempo, ya que el Condado de Buenos Aires fue reemplazado por el Condado de la Lealtad. Ello se debió, en parte, a la protesta que efectuó el propio cabildo de Buenos Aires.

Pero los sucesos en la península modificaron la realidad. Estando prisionero el rey Fernando VII, las sospechas sobre Liniers aumentaron, por lo que el gobierno de España, representado por la Junta Suprema Central nombró en reemplazo de Liniers a Baltasar Hidalgo de Cisneros. Cuando éste llegó al Río de la Plata, en julio de 1809, algunos exaltados porteños pidieron a Liniers que se resistiera a entregar el mando, a lo que éste se negó.

El virrey Cisneros ordenó, el 14 de agosto de 1809, su traslado a Mendoza hasta tanto pudiera realizar el viaje que planeaba a España. Pero Linires compró y se instaló en una antigua estancia de los jesuitas en Alta Gracia, Intendencia de Córdoba del Tucumán.

En 1810, cuando ya estaba preparado para regresar a España, llegó a Córdoba la noticia de la Revolución de Mayo.

Instigado por su amigo y gobernador de la Intendencia de Córdoba del Tucumán, Juan Gutiérrez de la Concha, Liniers se unió al grupo que pretendía oponerse a la Primera Junta surgida de la Revolución de Mayo. El 15 de mayo, en una reunión entre el gobernador, el obispo Rodrigo de Orellana y el coronel Santiago Allende, entre otros, le informó a Liniers de los hechos ocurridos en Buenos Aires, a lo cual este comentó:

... será necesario considerar como rebeldes a los causantes de tanta inquietud. Como militar estoy pronto a cumplir con mi deber. Y me ofrezco desde ya a organizar las fuerzas necesarias.

y agregó:

”... la conducta de los de Buenos Aires con la Madre Patria, en la que se halla debido el atroz usurpador Bonaparte, es igual a la de un hijo que viendo a su padre enfermo, pero de un mal del que probablemente se salvaría, lo asesina en la cama para heredarlo.”

Mientras algunos de sus conocidos independentistas de Buenos Aires lo exhortaban a que se sumara al movimiento, el mismo Cisneros lo instó a oponerse a la Junta revolucionaria. Los preparativos de la contrarrevolución en Córdoba llegaron a verse muy avanzados, alcanzando a reunir 1.500 hombres. Pero cuando el 21 de julio llegó a la jurisdicción de Córdoba la Primera expedición auxiliadora al Alto Perú del revolucionario Francisco Ortiz de Ocampo, sus soldados desertaron en masa sumándose a la revolución. Los líderes contrarrevolucionarios huyeron hacia el norte pero fueron alcanzados por las avanzadas del ejército patriota comandadas por Antonio González Balcarce. El ayudante de campo José María Urien fue quien capturó a Liniers en la estancia de Piedritas, cerca de Chañar, el 6 de agosto. El día 7 fue capturado Orellana por el alférez Rojas, a ocho leguas de donde se halló a Liniers, ambos fueron maltratados por los soldados.

Ya el 28 de julio la Junta había decidido el fusilamiento de los cabecillas; sólo Manuel Alberti, por ser sacerdote, se abstuvo de firmar la orden.

Los sagrados derechos del Rey y de la Patria han armado el brazo de la justicia y esta Junta ha fulminado sentencia contra los conspiradores de Córdoba, acusados por la notoriedad de sus delitos y condenados por el voto general de todos los buenos. La Junta manda, que sean arcabuceados don Santiago Liniers, don Juan Gutiérrez de la Concha, el obispo de Córdoba, don Victorino Rodríguez, el coronel Allende y el oficial Real don Joaquín Moreno. En el momento que todos o cada uno de ellos sean pillados, sean cueles fuesen las circunstancias se ejecutará esta resolución, sin dar lugar a minutos, que proporcionasen ruegos y relaciones capaces de comprometer el cumplimiento de esta Orden y el honor de Vuestra Señoría.

Sin embargo, Ocampo no cumplió con la orden de ejecución, ya que había sido compañero de armas de Liniers durante las Invasiones Inglesas. El Cabildo de Córdoba, ya en mano de los revolucionarios, decidió entonces enviar a los presos a Buenos Aires. Los miembros de la Junta se sorprendieron, ya que significaba regresarlo a la ciudad que lo tenía por un héroe, lo que podía suponer un gran peligro. Juan José Castelli salió a su encuentro con orden terminante de fusilarlos:

Vaya usted —le dijo Mariano Moreno a Castelli— y espero que no incursione en la misma debilidad que nuestro general (Ocampo)... iré yo mismo si fuese necesario..."

El 26 de agosto, en el Monte de los Papagayos, cercano a la posta de Cabeza de Tigre, cerca de la actual Los Surgentes en el sudeste de Córdoba, Liniers fue fusilado junto con los demás jefes de la resistencia: Juan Gutiérrez de la Concha, brigadier de la Armada; Victorino Rodríguez, asesor; Santiago Allende, coronel de milicia, y Joaquín Moreno, oficial real. Sólo salvó su vida el obispo Orellana debido a su estado sacerdotal. El pelotón que arcabuceó a los contrarrevolucionarios fue dirigido por el coronel Domingo French.

El 15 de diciembre del mismo año, en Potosí, Castelli ordenaría la ejecución junto del coronel Vicente Nieto, el capitán de fragata José de Córdoba y Rojas y Francisco de Paula Sanz, gobernador de Potosí.

A raíz de este fusilamiento, Luis, el hijo de Liniers, repudió el título de conde de Buenos Aires que fue trocado —con anuencia de la monarquía española— por el de "conde de la Lealtad" (a los reyes españoles).

Después de haber hecho fusilar a Liniers y sus compañeros, Castelli ordenó enterrar los cadáveres en una zanja al costado de la cercana iglesia de Cruz Alta.

En 1861, el presidente de la Confederación Argentina, Santiago Derqui, quien era deudo de uno de los ajusticiados, designó una comisión para localizar los restos de los arcabuceados.

El comandante militar de Cruz Alta, Reyes Araya, manifestó que Pascual Almirón, su suegro de 72 años, había sido testigo de la inhumación de los restos por haber sido conductor de diligencias entre Cabeza de Tigre y Cruz Alta y que había ido en un potrillo rosillo al entierro de los maturrangos. Los cadáveres, que se encontraban semidesnudos y con los ojos picoteados por los caranchos, fueron conducidos unos sobre otros en una carretilla de cincha. Si bien no recordaba exactamente el lugar donde habían sido enterrados sino en forma aproximada, sí se acordaba que dado que la fosa no podía contener en sus superficie los cinco cadáveres y sí solo tres, dos de ellos se ubicaron traversalmente sin que conocíera a ninguno de ellos.

Con estos precisos datos aportados por Amirón se iniciaron las excavaciones en rumbos diversos hasta que se hallaron los restos tal como había sido efectuado su relato. En la fosa había diez suelas entre botas y zapatos y dos botones, de los cuales -en uno de ellos- surgía en forma ostentosa una corona real en relieve. Las cenizas fueron puestas en una urna de caoba y conducidas a la la Iglesia Matriz de Rosario.

Luego las cenizas fueran remitidas a la ciudad de Paraná. El 17 de abril del mismo año llegaron confundidas en una urna y se les efectuaron las exequias. Los dos hijos menores de Liniers, que residían en España, agradecieron "tan insigne acto de justicia, de magnanimidad y sana política".

En junio de 1862, el cónsul español en Rosario expresó en una nota al Encargado del Poder Ejecutivo de la Nación, el brigadier general Bartolomé Mitre, la satisfacción de Su Majestad por "el homenaje tributado al valor y a la lealtad de los que sellaron con su sangre los juramentos que habían prestado al trono y a la patria" y además pedía que "se pusiesen a disposición del consulado de Rosario los expresados restos mortales para trasladarlos a la Península".

El gobierno argentino accedió a la solicitud en el mes de julio. La hija mayor de Liniers se quejó a Mitre y exigió que los restos permanecieran en el país y fueran inhumados en la bóveda que la familia tenía en el Cementerio de la Recoleta. Pero no logró convencerlo y tanto los restos de Liniers como de Gutiérrez de la Concha fueron llevados a España, donde se los recibió con honores militares y fueron sepultados en Cádiz, en el Panteón de Marinos Ilustres.20 En Italia se construyó el mausoleo que llegó a Cádiz en abril de 1864, culminándose las obras de adecuación del Panteón en 1867.

La República Argentina donó una placa de bronce, ubicada en el mausoleo, que contiene la frase final del libro Santiago de Liniers, Conde Buenos Aires, de Paul Groussac:

Los últimos héroes de la Patria vieja fueron las primeras víctimas de la Patria nueva. Homenaje de la Marina de Guerra Argentina. Agosto de 1960.

La vida de Liniers fue representada en forma novelada en el libro El último virrey, escrito por Horacio Salduna, en 1987. El nombre del libro se debe a que, si bien Liniers no fue en los hechos el último virrey en los dominios españoles de América, sí fue el último nombrado por un rey español y no por una de las Juntas surgidas en España tras la invasión napoleónica.

La película argentina Cabeza de Tigre, 2001 trata de la última etapa de la vida de Liniers.
Homenajes en su memoria

En honor de Santiago de Liniers, llevan su nombre un barrio de la ciudad de Buenos Aires y una localidad de la provincia de Misiones.

En la nomenclatura de 1808 de las calles de Buenos Aires en la que se designaron con los nombres de los héroes de las jornadas de las Invasiones Inglesas, las hoy calles Reconquista y Defensa fueron nombradas Liniers, denominación que perduró hasta 1822.21 En la actualidad lleva su nombre una calle que recorre los barrios de Almagro y Boedo. También hay calles dedicadas a Liniers en otras localidades.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 29 Jun 2015 00:17

D. MIGUEL LOBO Y MALAGAMBA Capitán General de Cartagena

Miguel Lobo y Malagamba (San Fernando (Cádiz) 1821 - † París, 1876) fue un marino español. Era hijo del capitán Manuel Lobo, Caballero de Alcántara, y de Juana Malagamba.

Miguel Lobo inició su carrera en la Armada española en 1834, siendo su primer cometido el de guardiamarina en el departamento de Cádiz. Los años posteriores los pasó navegando por todos los mares a la vez que ascendía. Al mando de las fuerzas de Marina, estuvo durante la Guerra de África en 1860 en la Batalla de Los Castillejos, por cuya actuación en el desembarco se le concedió el grado de Coronel del Ejército de Tierra.

Tomó parte en la Guerra Hispano-Sudamericana en 1866 como Mayor General de la escuadra del Almirante Méndez Núñez, tomando el mando de la misma cuando éste fue herido en el Combate de El Callao.

Durante la insurrección cantonal de la Península en 1873, Lobo fue ascendido a contraalmirante con el objetivo de bloquear el puerto de Cartagena, en manos de los sublevados. Al mando de las fragatas Almansa, Vitoria y Zaragoza, además del vapor Colón, consiguió vencer a la escuadra cantonal en el Combate naval de Portmán, aunque posteriormente los buques rebeldes lograron poner en fuga su flota y romper el bloqueo naval. En 1874, una vez dominada la insurrección, fue nombrado Capitán General del Departamento de Cartagena.

En el año de 1876, el gran marino se vio azotado por una grave enfermedad mental, por lo que fue llevado a París, donde los adelantos médicos eran mayores, pero poco se pudo hacer, y en esa ciudad murió el 5 de abril del mismo año.

En el Ayuntamiento de San Fernando se conserva su biblioteca personal

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 29 Jun 2015 00:50

D. ALEJANDRO MALASPINA Brigadier de la Real Armada Española
Alessandro Malaspina, conocido en España como Alejandro Malaspina (Mulazzo, 5 de noviembre de 1754 - Pontremoli, 9 de abril de 1809) fue un noble y marino italiano al servicio de España, brigadier de la Real Armada, célebre por protagonizar uno de los grandes viajes científicos de la era ilustrada, la llamada Expedición Malaspina (1788-94). Tras conspirar para derribar a Godoy, cayó en desgracia, lo que llevó al olvido de sus grandes logros.

Alejandro Malaspina nació en Mulazzo, actual Italia, entonces parte del Gran Ducado de Toscana. Sus padres fueron el marqués Carlo Morelo y Caterina Meli Lupi di Soragna. De 1762 a 1765 él y su familia vivieron en Palermo, bajo la protección de su tío, el virrey de Sicilia Giovanni Fogliani d'Aragona. De 1765 a 1773 estudió en el Colegio Clementino en Roma, aceptando en 1773 ingresar en la Orden de Malta. Vivió en Malta un año, donde aprendió rudimentos de navegación en la flota de la Orden. En 1774 ingresó en la Marina Real española. El 18 de noviembre de ese año recibió el grado de guardiamarina.
Al servicio de España

Durante los años 1775 y 1776 tomó parte en varias acciones armadas en el norte de África (una de ellas, en enero de 1775, una expedición en auxilio de Melilla, asediada por partidas de piratas berberiscos). De 1777 a 1779, a bordo de la fragata Astrea, participó en un viaje a las Filipinas (ida y vuelta rodeando el Cabo de Buena Esperanza). Durante el mismo fue ascendido a teniente de fragata (1778). Tomó parte en varias acciones contra los británicos en 1780, tras lo cual fue ascendido a teniente de navío.

En 1782 fue denunciado ante la Inquisición como hereje, pero no fue encarcelado ni juzgado. Ese año tomó parte en el Gran Asedio a Gibraltar.

Durante 1783 y 1784, como segundo del comandante de la fragata Nuestra Señora de la Asunción, llevó a cabo un segundo viaje a las Filipinas. De septiembre de 1786 a mayo de 1788, al mando de la fragata Astrea, hizo un tercer viaje a las Filipinas, comisionado por la Real Compañía de Filipinas. Esta vez se trataba de una vuelta al mundo.

En septiembre de 1788, junto con su colega José de Bustamante y Guerra, propone al gobierno español organizar una expedición político-científica con el fin de visitar las posesiones españolas en América y Asia. Este viaje se conocería como expedición Malaspina. La expedición zarpó de Cádiz el 30 de julio de 1789.

A su regreso a España (21 de septiembre de 1794), Malaspina presentó un informe, Viaje político-científico alrededor del mundo, que incluía un informe político confidencial, con observaciones críticas de carácter político acerca de las instituciones coloniales españolas y favorable a la concesión de una amplia autonomía a las colonias españolas americanas y del Pacífico dentro de una confederación de estados relacionados mediante el comercio.

En septiembre de 1795, envió al gobierno español sus escritos, pero este juzgó poco oportuna su publicación en la situación política por entonces existente. Desencantado, Malaspina tomó parte en una conspiración para derribar a Manuel Godoy, lo que condujo a su arresto el 23 de noviembre. Tras un juicio dudoso, el 20 de abril de 1796 fue condenado a diez años de prisión en el castillo de San Antón de La Coruña. Durante su encarcelamiento, Malaspina escribió ensayos sobre estética, economía y literatura.

No llegó a cumplir la totalidad de la condena, pues a finales de 1802 fue puesto en libertad debido a las presiones de Napoleón (a instancias de Francesco Melzi d'Eril) y deportado a Italia. Malaspina partió para su localidad natal a través de Génova, asentándose finalmente en Pontremoli, a 10 km de Mulazzo, entonces parte del reino de Etruria. Allí se involucró en la política local. En 1804 se desplazó a Milán, capital de la República Italiana. En diciembre de ese año, el gobierno de la república le encargó la organización de la cuarentena entre la república y el reino de Etruria durante una epidemia de fiebre amarilla en Livorno. En 1805 fue nombrado miembro del Consejo de Estado del napoleónico Reino de Italia (en el que se había transformado la República Italiana). En diciembre de 1806, se desplazó a la corte del reino de Etruria en Florencia, siendo admitido en la Sociedad Colombina.

Alejandro Malaspina murió en Pontremoli en 1809 de un infarto.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 29 Jun 2015 00:53

D. JOSE MALCAMPO Y MONGE

José Malcampo y Monge (San Fernando, 1828 - Sanlúcar de Barrameda, 23 de mayo de 1880), marqués de San Rafael, fue un marino español, presidente del Consejo de Ministros durante el Reinado de Amadeo I. Le fueron concedidos los títulos nobiliarios de conde de Joló y vizconde de Mindanao.

Nació en San Fernando.2 Participó en la Revolución de 1868. Fue presidente del Consejo de Estado, gobernador y capitán general de Filipinas y senador3 por la provincia de Cádiz. Falleció el 23 de mayo de 1880 en Sanlúcar de Barrameda.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 29 Jun 2015 01:05

D. CIPRIANO MAULEON GODOY Teniente de Fragata de la Real Armada EspañolaTeniente de fragata de la Real Armada Española.

Entró en la Armada como meritorio de pilotos el 3 de diciembre de 1783, pasó el examen de acceso y el mismo día embarcó en el navío Rayo, transportando tropas a diferentes puertos del Mediterráneo, regresando a la bahía de Cádiz.

Al fondear recibió la orden del 15 de agosto de 1785 de trasbordar al navío Astuto, zarpando junto a la fragata Santa Tecla y la urca Regla, transportó al regimiento de infantería Princesa con rumbo a Cartagena de Indias, encontrándose aquí le llego la noticia fechada el 10 de diciembre siguiente siendo ascendido a tercer piloto.

De Cartagena de Indias pasó a la Habana, recibiendo la orden de trasbordar a la fragata Liebre, zarpando con rumbo a Veracruz donde embarcó caudales para desembarcarlos en la Habana, donde a su vez embarcaron situado para transportarlo a San Juan de Puerto Rico y Santo Domingo, regresando a la Habana, recibiendo la orden de trasbordar a la fragata Matilde, realizando la misma derrota, regresando de nuevo a la Habana.
.
Recibió la orden del 10 de diciembre de 1787 de trasbordar a la balandra San Miguel, zarpando en comisión de cruzar sobre la costa de los Mosquitos y Omoa, en uno de sus regresos a la Habana se le ordenó trasbordar a la goleta San Bruno, realizando la misma comisión anterior hasta el 28 de abril de 1792.

En este día recibió la orden de trasbordar a la fragata Ceres, permaneciendo hasta el 15 de agosto siguiente trasbordando al bergantín Princesa, zarpando con situado a la isla de Trinidad de Barlovento regresando a la Habana, donde se le dió la orden del 25 de noviembre siguiente de trasbordar al navío Pelayo, zarpando rumbo a la bahía de Cádiz, donde fondeó el 12 de mayo de 1793.

En 28 de octubre de 1793 fue ascendido a segundo piloto, el día 30 continuo se le dio la orden de embarcar en el navío San Isidro, permaneciendo hasta el 30 de diciembre de 1794.

Desembarcó por haberse recibido la Real orden del 20 de septiembre próximo pasado, por ser nombrado maestro de fortificación y dibujo en la Compañía de Guardiamarinas de Cádiz, transmitiendo además sus conocimientos como profesor de aritmética, geometría y maniobra.

El 21 de mayo de 1797 pasó al cuerpo de ingenieros de marina, con el grado de alférez de fragata graduado.

Producido el alzamiento nacional el 2 de mayo de 1808, entre los días 9 al 14 de junio siguiente participó con la batería emplazada en la Casería de Ocio, en la rendición de la escuadra francesa del almirante Rosilly, siendo los restos del combate de Trafalgar, sirvió después a las órdenes de don Francisco Prat en las obras de la población de San Carlos, permaneciendo en ellas hasta el 10 de diciembre siguiente, por pasar a Sevilla e incorporarse a los batallones de Marina en organización.

Por Real orden del 23 de febrero de 1809 obtuvo en efectividad el grado de alférez de fragata y ayudante de ingenieros, estando a las órdenes del jefe de escuadra don José Serrano Valdenebro, comandante del cantón de Santa Olalla y proyectando las fortificaciones que en él se hicieron, levantando después partidas de escopeteros patriotas.

Poco después al pasar el general Serrano a las órdenes del duque de Alburquerque, jefe del ejército de Extremadura, se incorporó con él, siendo nombrado ayudante del Duque, realizó la campaña de Extremadura, tomando parte en la famosa retirada a la Isla de León, siendo ascendido por sus acciones al grado de alférez de navío e ingeniero extraordinario por Real orden del 24 de junio del año 1809.

El 6 de febrero de 1810 se presentó en el Departamento de Cádiz, pasando destinado en el mismo día a las baterías del Arsenal de La Carraca, permaneció en ellas hasta el 12 de septiembre siguiente por ser nombrado ayudante de campo de Serrano Valdenebro, comandante general de las fuerzas estacionadas en la serranía de Ronda.

El 16 de noviembre siguiente sostuvo un duro combate contra los franceses, por encontrarse transportando el tren de artillería a la población de Ronda para instalarla por ser un punto de obligado paso para los napoleónicos, no solo defendió los cañones con gran valor a pesar de ser mayor el número de enemigos, sino que les obligó a replegarse, logrando llegar con su piezas y reforzar la plaza.

Entre el 4 y el 8 de diciembre participó en la sierra de Juan Santa en el combate que tuvo lugar, logrando parar a los enemigos, a los pocos días estaba defendiendo el pueblo de Igualejas, el 9 de marzo de 1811 participó en el ataque sobre Estepona, poco después en el de las lomas de Cantarranas, el 27 siguiente en el frente de la provincia de Cáceres, continuando los combates en la sierra de Loberia, en las cercanías de Pueblo de Gausín, el 17 de mayo continuo en la villa de Zahara, y el 5 de junio seguido al mando de varias partidas, hizo frente al ataque de toda la guarnición francesa de Ronda, consiguiendo rechazarlos y obligándoles a regresar a sus líneas de partida.

El 24 de mayo de 1811 fue ascendido al grado de teniente de fragata continuando su campaña en tierra, hasta recibir la orden de embarcar en la fragata Sabina en el puerto de Algeciras, de la que desembarcó el 17 de agosto siguiente en la bahía de Cádiz, recibiendo la Real orden del 19 de octubre de permanecer en el Departamento, pero destinado a servicios de mar.

Por ello se le otorgó el mando del cañonero nº 24, entregando su mando el 17 de noviembre siguiente, regresando al 4º ejército al ser reclamado por su jefe el general don Francisco Ballesteros, permaneció un tiempo por ser destinado posteriormente al Apostadero de Algeciras, siendo nombrado comandante del mismo cañonero anterior, después se le dio el mando del místico Bruno, a continuación el de la goleta Julia y más tarde el de la barca Golondrina, con todos ellos estuvo siempre prestando apoyo a las tropas del ejército, participando en varias acciones de guerra.

El 1 de mayo de 1813, se le otorgó el mando de una barca particular armada por nombre la Golondrina, (todo lo que flotaba y pudiera llevar un cañón era bueno para combatir), poco después se le otorgó el mando del falucho número 41, unos meses más tarde el místico Bruno, y más tarde el cañonero nº 1, con todos ellos realizó las mismas comisiones de apoyo a las tropas de tierra, así como buscar lugares apropiados para el desembarco de tropas o molestar a la artillería enemiga, para no darle descanso y menos aún confianza, permaneció en estas acciones hasta el 18 de enero de 1813, pues este día embarcó en la urca Astrea para ser transportado a la bahía de Cádiz, desembarcando el 21 de febrero continuo.

Por todos estos méritos y acciones, emanó una Real orden del 4 de mayo siguiente, pasando destinado al Cuerpo General de la Real Armada y el de Ingenieros, con el grado que ya poseía de teniente de fragata.

El 7 de febrero de 1814 se le otorgó el mando de la goleta-correo la Galatea, del porte de un cañón giratorio de á 12 libras, cuatro carronadas y dos obuses de á 4, con ochenta hombres de dotación, zarpando el 18 de septiembre siguiente con su carga habitual con rumbo a la Habana y Veracruz.

El 11 de noviembre siguiente estando a la vista de Matanzas, tuvo un durísimo combate con la goleta insurgente de Cartagena de Indias, la Superior, del porte de un cañón giratorio de á 18 libras y 12 carronadas de á 12, con ciento cincuenta hombres de dotación, ésta se acercó a él llevando izada la bandera de los Estados Unidos de Norteamérica.

La goleta insurgente abrió fuego al mismo tiempo que enarbolaba su autentico pabellón a tope de palo, indicando no habría cuartel, ante esto la Galatea, abrió fuego pero era tan corta la distancia que lo efectuó al mismo tiempo la artillería y la fusilería, causándose mutuamente muchas bajas y destrozos, pero las sufridas era vitales pues fueron a dar en el velamen, restándole velocidad y poder de maniobra, permitiendo a la enemiga abordarla con ochenta hombres, pero ya se llevaban siete muertos y diecinueve heridos, por ello el mismo comandante se puso al frente de sus hombres, siendo herido por seis golpes de sable en la cara y cabeza, y un balazo en el costado izquierdo dejándolo mal herido, fue relevado por el segundo, pero habiendo dado su palabra toda la dotación ninguno quiso arriar el pabellón español, actitud que enfureció tanto a los enemigos que al contador de la goleta don Antonio Duarte después de rendido se le disparó para herirle. Al final fueron nueve los muertos y veintiocho los heridos, entre estos el comandante, el segundo, el contramaestre y el oficial contador del Ministerio.

Como es preceptivo Mauleón tuvo que pasar un consejo de guerra de Generales, siendo el veredicto, absuelto de toda culpa, pero por estar complacido S. M. por su extraordinario comportamiento le distinguió a él y toda su dotación concediéndole la Cruz de la Marina de Diadema Real.

Por Real orden del 11 de abril de 1815 se le otorgó el mando de la goleta Galga, con el buque de su mando más el falucho San Fernando y la goleta Barbarita, navegaban por el canal de Bahama a finales del mes de abril de 1816 dando escolta a un convoy con tropas y pertrechos de guerra con destino a San Agustín de la Florida, cumplida la comisión se hicieron a la vela por el Canal Viejo de Bahama, cuando divisaron una división de corsarios insurgentes compuesta por seis buques todos de mayor porte, no siendo posible entablar combate por la gran diferencia de número y poder, dio la orden a sus buques de cazar el viento y huir, pero el falucho mucho más lento fue capturado por los más rápidos de los enemigos, mientras la Galga se dirigió a los arrecifes de cabo Savidal, donde embarrancó y después de salvar todo lo posible le dio fuego, una vez en tierra por ella llegaron a la Habana.

El 8 de septiembre siguiente paso por el consejo de guerra de Generales, pero el resultado fue el mismo que el anterior, absuelto con todos los pronunciamientos favorables a su conducta.

Por Real orden del 4 de octubre de 1817, se le otorgó el mando del bergantín Consulado, del porte de 14 cañones realizando varios cruceros por todo el seno mejicano y Antillas.

Se encontraba en el puerto de Veracruz, cuando por haberse recibido noticias de la presencia de buques corsarios en aguas de Tabasco y la Laguna, el virrey le dió la orden de zarpar y confirmarla, se hizo a la vela el 17 de diciembre de 1819, llegando en su crucero hasta Campeche sin avistar enemigos contra quienes combatir, estando de regreso se percató que pronto iba a saltar el viento de Norte, un temible viento por su dureza en esa zona, dando inmediatamente la orden de forzar de vela para poder entrar en Veracruz antes de que se declarara con toda su virulencia el temporal.

A pesar de la corta distancia que le separaba del puerto de destino, sobre la una de la madrugada del 31 de diciembre, al doblar la punta del Soldado, por ello a solo unas brazas de poder fondear algo protegido, sopló de pronto el viento, se lanzaron las anclas, cortaron los palos, pero nada pudo impedir fuera estrellado el casco contra el bajo de los Hornos, desapareciendo en pocos minutos, a pesar de ser vistos desde el castillo de San Juan de Ulúa, pero sin poder hacer nada por la gran fuerza de los vientos y la mar.

Al amanecer solo se vieron algunos trozos de madera y los cadáveres del comandante más treinta hombres de su dotación, unos veinte aún agarrados a las rocas pudieron ser rescatados desde la orilla sobre las ocho de la mañana cuando el viento comenzó a calmar.

Para hacernos una idea de lo que ocurrió esa noche, al mismo tiempo que el bergantín Consulado hizo unas salvas para avisar de su segura perdida, dentro del puerto otros cuatro mercantes estaban en su misma situación, al bergantín Voluntario le garraron sus anclas, yéndose a estrellar contra la goleta Guía, por el impacto ésta con su quilla cortó sus propios cables, siendo arrastrada sin remedio contra el bajo del Pastelillo donde se perdió, a su vez el bergantín fue arrastrado varando en la zapata del castillo, con grandes averías y embarcando gran cantidad de agua, los bergantines Saeta y Vengador, más la goleta Belona, estaban amarrados al resguardo del baluarte de San Crispín, golpeándose entre ellos causándose graves averías.

Se formó el Consejo de Guerra, en él se llegó al dictamen que todos los comandante habían cumplido con las normas, pero añadiendo los expertos de la zona que era imposible se sostuvieran con esa fuerza de viento con indiferencia de los cables que se hubieran utilizado, pues nunca habían visto tal temporal en su vida.

De los dos buques perdidos, el bergantín Consulado y la goleta Guía, no se sabe el número exacto de víctimas, basándose en lo que se pudo recoger de listas y a base de memoria de compañeros, se calculó fueron entorno a los ciento veinte, de todos estos solo aparecieron los treinta y un cadáveres en la playa, más los veinte supervivientes a los que ni siquiera se les llamó al Consejo de Guerra, los cuerpo de los recuperados fueron enterrados en la iglesia de la Boca del Río.

Falleció en la mar el 30 de diciembre de 1819. No sabemos la edad que tenía pero sí llevaba treinta y seis años al servicio de España y por no ser hijodalgo, solo llegó al grado de teniente de fragata, a pesar de tener más millas navegadas que muchos otros compañeros con grados superiores en la Real Armada.

En el Panteón de Marinos Ilustres se instaló una lápida que dice:

A la memoria
del Teniente de fragata
Don Cipriano Mauleón
Muerto en el naufragio del bergantín «Consulado»
de su mando en los bajos de Hornos a la entrada
del puerto de Veracruz 30 de diciembre de 1819

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 29 Jun 2015 23:34

D. IGNACIO MARIA MENDIZABAL VILDOSOLA

Nació en San Sebastián, de Guipúzcoa, por los años de 1727. Hijo de D. José de Mendizábal y D.ª Agustina Brígida de Vildósola. Empezó á servir en la Armada el I I de Julio de 1741, sentando plaza de Guardia marina en la compañía del Departamento de Cádiz.

Fué promovido á alférez de fragata en 20 de Noviembre del 49; á alférez de navío en 28 de Octubre del 51; á teniente de fragata el 1.º de Diciembre del 52; á teniente de navío el 19 de Agosto del 56; á teniente de navío y capitán de batallón de marina en I.º de Mayo del 63; á capitán de fragata en 6 de Agosto del 64, y á capitán de navío el 21 de Abril del 74.

Concluidos sus estudios en la Academia con gran aprovechamiento, pasó por tierra á Cartagena el año 1744, para embarcar en la Escuadra del mando del marqués de la Victoria, siendo destinado seguidamente al navío Santa Isabel, del mando de D. Ignacio Danteville, con el cual hizo una salida á corso, y ascendido dicho comandante á jefe de la Escuadra, quedó mandando una división de navíos, arbolando su insignia en el mismo buque y bajo las órdenes del capitán de navío D. Juan Hordán, que ya había ascendido en el mando, practicando otras dos salidas con el mismo objeto.

Á fines del referido año 44, transbordó al navío Real Felipe, de la insignia del marqués de la Victoria, en cuyo buque permaneció hasta el año 47, bajo el mando de los capitanes de navío D. Carlos de Casanova y D. Isidoro García del Postigo, que restituyó por tierra á Cádiz, pasando á servir á la compañía de Guardias marinas con agregación á los batallones de marina de Cádiz, para servir de ayudante.

En 6 de Marzo del 48, embarcó en el navío Soberbio,su comandante D. Juan Garbant, haciéndose á la mar seguidamente con la Escuadra del mando del general D. Francisco Liaño y Arjona, para escoltar un convoy hasta posponerlo de las islas Canarias, y á su vuelta á Cádiz, el 8 de Abril siguiente, quedó desembarcado.

Promovido a oficial pasó a servir á los batallones de marina, de los que fué habilitado. En 1751, embarcó en la fragata Jason, su comandante D. Juan de Echevarría, en la que pasó á Buenos Aires, en cuyas provincias estuvo empleado en la Comisión de límites de las posesiones americanas de España y Portugal ocho años, pasando allí las mayores fatigas y trabajos en aquella penosa comisión. En Agosto del 60, fué comisionado para llevar á la Corte pliegos y efectos del
comisario de la referida Comisión y al efecto se embarcó para Europa y haciendo las precisas escalas en los puertos de Río Janeiro, Isla de San Miguel de las Azores y Lisboa, entregó los pliegos en la Corte el mes de Abril del 61. Usó de Real licencia para San Sebastián y á su terminación fué destinado al Departamento de Ferrol á fines del mismo año.

En Ferrol el año 62, fué destinado al navío Príncipe, uno de los de la Escuadra mandada por el teniente general conde de Vega Florida, con cuyo buque, á las órdenes del capitán de fragata D. Martín de Lastania, hizo varias salidas que repitió con los navíos Brillante y Gallardo, que sucesivamente mandó Lastania.

Nombrado capitán de la primera compañía del primer batallón de marina en 12 de Junio del 63, embarcó con ella en el navío Príncipe, que también mandaba D. Martín de Lastania. Dió la vela para Cádiz, siguió para las islas Canarias, regresó á Cádiz y después á Ferrol, quedando desembarcado á fines del año 63, que siguió mandando su compañía. El año 64, por el mes de Mayo, embarcó en el navío Guerrero,que lo mandaba D. José de San Vicente, en el cual llegó á Cádiz, en cuyo Departamento quedó desembarcado con su compañia que pertenecía al batallón de aquel Departamento; embarcando el 26 de Abril del 65 en el navío Terrible, su comandante D. Francisco Garganta, hizo varias salidas al corso hasta fines de Noviembre del mismo año, que desembarcó con su compañía para prestar sus servicios con ella en el Departamento de Cádiz. En 29 de Junio del 66, fué destinado al navío Princesa, su comandante D. Miguel Clarebont, con cuyo buque corsó sobre Cabo San Vicente hasta fines de aquel año.

Con motivo de su ascenso a capitán de fragata, fué destinado al Departamento de Ferrol, en el que prestó sus servicios hasta Abril del 69, que, embarcando de segundo comandante en el navío San Julián, del mando de D. Joaquín Gutiérrez, salió de Ferrol, fondeó en Cádiz, desempeñó una comisión en Santa Cruz de Tenerife, y á fines del año regresó á Ferrol, quedando desembarcado.

Al año siguiente fué destinado al navío «Santo Domingo» del mando de D. Juan Antonio Cordero, con el cual salió el 21 de Julio en conserva de los nombrados Santísima Trinidad y
Guerrero, bajo la insignia del jefe de Escuadra D. Pedro de Castejón, por cuya disposición, después de practicadas las pruebas comparativas de los citados buques, siguió para Cádiz en el Santo Domingo,
y á su llegada a esta bahía, dió la vela convoyando á varias embarcaciones que hacían viaje á América, y dejándolos franqueados de las Canarias, volvió á Cádiz.

En Diciembre del 70, tomó posesión de la fragata Palos, cuyo mando le había sido confiado para hacer viaje redondo á Manila. Alistó su buque y dió la vela el 18 de Marzo del 71, fondeando en Cádiz de vuelta de tan penoso viaje, sin particular novedad que los contratiempos propios de una navegación larga y poco experimentada hasta entonces, el 17 de Julio de 1712. Hecha la descarga pasó al Arsenal de la Carraca, donde quedó desarmada á fines de aquel año, y por este motivo cesó en el mando, pasando á Ferrol á principios del 72, embarcado de transporte en el navío San Joaquín.

El año 74 le fué conferido el mando de la fragata Magdalena, con la cual salió para Cádiz en conserva de los navíos San Jenaro y Santo Domingo, y de aquella bahía con los mismos buques y el navío Rafael, todos bajo el mando del jefe de la Escuadra D. Pedro de Castejón, siguió á Cartagena de Levante, de donde regresó con tropas de transporte á las órdenes del brigadier D. Miguel Gastón, que mandaba los citados navíos y después siguió para Ferrol, donde desembarcó.

El año 76, le fué conferido el mando del navío San Lorenzo, que se encontraba en Ferrol, confiándole su habilitación y armamento. En Octubre del mismo año, dió la vela en conserva del
Galicia para Cádiz, y el 1.º de Noviembre siguiente, salió á desempeñar una comisión particular, y cumplida, volvió á Cádiz el 17 de Diciembre sucesivo.

El 4 de Abril del 77, volvió á salir con destino reservado, y el mesde Junio siguiente entró en el puerto de la Habana, donde quedó incorporado á la Escuadra del mando del general D. Juan Bautista Bonet.

El 28 de Enero del 78, dió la vela en unión de los buques de la Escuadra del mando del mencionado general, navíos Tapamimo, Angel de la Guarda, San Joaquín, San Gabriel, San Ramón y las fragatas Santa Cecilia y Santa Bárbara, y habiendo encontrado en la Sonda de la Tortuga á la flota del cargo de jefe de Escuadra D. Antonio de Ulloa, fué escoltada hasta el puerto de la Habana. Con el navío San Lorenzo, de su mando, siguió en refuerzo de los buques que convoyaban á la mencionada flota, fondeando con ella en Cádiz, quedando en dicha bahía agregado á la Escuadra del mando del teniente general D. Luis de Córdoba. Luego pasó á mandar el navío Santo Domingo el año 79, con cuyo buque formaba parte de la división de navío que mandaba el general D. Juan de Lángara, con la cual estuvo cruzando sobre el Cabo de Santa María. Murió gloriosamente en el combate que el 16 de Enero del 80 sostuvo dicha división contra triplicadas fuerza; inglesas del almirante Rodney, en el que voló el navío Santo Domingo, de su mando, pereciendo con toda su dotación.

Noticioso el Rey Carlos III de este trágico episodio, dispuso que á su viuda D.ª Tomasa Trizani y Coghen, se la atendiera con la pensión extraordinaria del sueldo que disfrutaba su esposo, y á su hijo D. Antonio, niño de cinco años de edad, se le sentara plaza de Guardia marina por gracia especial, y mas adelante, en 1.º de Agosto del 86, le otorgó S. M. la gracia de hacerle su caballero paje, corriendo de su real cuenta su educación y carrera.

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Mensajepor Rescoldo » 30 Jun 2015 00:08

D. CASTO MENDEZ NUÑEZ Contralmirante de la Real Armada Española

Casto Méndez Núñez (Vigo, 1 de julio de 1824 - Pontevedra, 21 de agosto de 1869) fue un marino y militar español, contraalmirante de la Real Armada Española y héroe de la Guerra Hispano-Sudamericana, distinguiéndose en el Combate del Callao (1866).

Sus restos mortales fueron sepultados en Pontevedra. Cinco años después de su muerte se trasladaron al panteón de la familia en la capilla de El Real, en Moaña, provincia de Pontevedra, ría de Vigo, donde fueron visitados el 2 de agosto de 1877 por el rey Alfonso XII, decretándose que fueran trasladados al Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando (Cádiz), lo que se realizó el 9 de junio de 1883, conduciendo los restos la fragata Lealtad, uniéndose a los honores la Escuadra británica al mando del almirante Dowell, que se hallaba fondeada en el puerto de Vigo.

El 23 de marzo de 1840 sentó plaza de guardiamarina en la compañía del Departamento de Ferrol. En el mismo año, se le ordenó embarcar en el bergantín Nervión. En 1842, embarcado como guardiamarina, realizó un viaje a la isla de Fernando Poo, distinguiéndose tanto por su buen hacer, que por orden superior se le rebajó en un año su permanencia en ese empleo, por lo que en 16 de enero de 1846 se le ascendió al grado de alférez de navío. Trasbordado al bergantín Volador, por los grandes méritos que atesoraba se le nombró encargado de los guardiamarinas.

Por aquel tiempo, los disturbios producidos en Italia por los intentos de unificación y la proclamación de la República Romana habían despojado al Papa de sus bienes temporales. Narváez, por entonces Presidente del Consejo de Ministros, ordenó la formación de un ejército y despachó una expedición a Roma, habiendo acordado previamente su apoyo con las principales potencias católicas: Austria, Francia y las Dos Sicilias.

Era la primera vez en muchos años que España afrontaba un desplazamiento de hombres y buques sin apoyo directo de la península, lo que no dejaba de ser un reto importante. La expedición estaba formada por los vapores de ruedas Isabel II, Vulcano, Lepanto, Piles, Castilla y Blasco de Garay, la fragata Cortés y las corbetas Villa de Bilbao y Mazarredo, al mando del brigadier José María de Bustillo Gómez de Barreda. Transportaban a un ejército de cinco mil hombres al mando del general Fernando Fernández de Córdova, marqués de Mendigorría.

Después de una travesía un poco molesta por los malos vientos y un temporal, llegaron a Gaeta, y el Papa Pío IX pasó revista a las fuerzas, a las que bendijo. Se pusieron, pues, en marcha, tomando posiciones en Terracina, sin encontrar una resistencia seria a su paso. Al poco, y ya con el campo despejado, entró el general francés Nicolas Oudinot en Roma, al frente de treinta mil hombres, por lo que se restablecieron los Estados Pontificios y la fuerza expedicionaria española regresó a la Península desilusionada. A Méndez Núñez se le concedió, al igual que a todos los integrantes de esta expedición, la Cruz de Pío IX, concedida por el Papa, más el reconocimiento por sus distinguidos servicios, recibiendo las Gracias por Real Orden.

En 1850 se le ascendió a teniente de navío y se le otorgó el mando de la goleta Cruz, del porte de siete cañones. Con este buque realizó, por la urgencia de trasladar unos pliegos a La Habana, un viaje de dificultad extrema, pues la goleta estaba a punto de entrar en carena, pero la premura y la escasez de buques le obligó a llevarlo a cabo. En tan malas condiciones iba el buque y los tiempos fueron tan malos, que durante el viaje no pudieron encender el fuego ni un solo día, y sólo la pericia de Méndez Núñez la hizo recalar en aquel puerto sin sufrir graves averías, habiéndose convertido en un viaje muy arriesgado y agotador, tanto para el mando como para la dotación. Posteriormente, fue trasbordando de un buque a otro, todos bajo su mando, entre ellos el vapor de ruedas Narváez, la fragata de hélice Berenguela y la urca Niña.

En el año de 1855, al terminar esta progresión de mandos y por sus dotes ya demostradas, fue llamado al Ministerio de Marina. Como su carácter era inquieto, en este puesto poco podía hacer, por lo que se dedicó a aprender procedimientos técnicos, por medio de la lectura y su estudio, llevándole a traducir del inglés un Tratado de Artillería Naval, que fue presentado a la Reina Isabel II , recibiendo por ello las Gracias por Real Orden.

Este mismo año recibió la orden de presentarse en las islas Filipinas, por lo que embarcó en el vapor de ruedas Narváez y se dirigió a su nuevo destino. A su llegada se le otorgó el mando del vapor de ruedas Jorge Juan, que pertenecía a las fuerzas navales del Apostadero de Manila. En una de las derrotas, que eran rutina, en estado de vigilancia y protección de la navegación, frente a la costa de Basilán, se enfrentó a tres “barotos”, un tipo de embarcación casi insumergible, más dos “bancas” piratas joloanas, que llevaban derrota a las islas Bisayas y al mando del príncipe indígena Datto, Pau-Li-Ma. En el enfrentamiento todos los buques piratas fueron echados a pique a pesar de que el Jorge Juan sólo contaba con treinta hombres y un único cañón en colisa, por lo que era muy inferior en número y armamento a sus enemigos.

En 1861, fue ascendido a capitán de fragata y se le otorgó el mando de la goleta Constancia y con ella anexas todas las fuerzas sutiles del Sur del archipiélago de las Filipinas.

Se le informó que el rajá de Buayán (en Mindanao) se había hecho fuerte en la cota de Pagalungán, a orillas del Gran Río, en una fortaleza que se suponía inexpugnable; estaba rodeada de una muralla de 7 m de altura y 6 de espesor, la circundaba y protegía un foso de 15 m de anchura y estaba artillada con cañones de corto alcance, a más de muy bien guarnecida y pertrechada. A pesar de todo ello decidió atacar, mandando a aquel lugar a toda su división, formada por las goletas Constancia y Valiente y las cañoneras Arayat, Pampanga, Luzón y Toal. Ordenó el desembarco de las dos compañías del ejército que transportaban, las cuales intentaron avanzar protegidas por el fuego de las goletas, pero el terreno cenagoso impedía un avance rápido. Viendo que así lo único que se conseguía era tener bajas innecesarias, ordenó la retirada.

Después de una noche de recuperación de fuerzas, al amanecer se volvió a atacar, siendo los jefes el teniente de navío Malcampo y el alférez de navío Pascual Cervera, que iba como segundo de la fuerza. En el desembarco fueron apoyados por los cañoneros Arayat y Pampanga, y con su apoyo artillero lograron alcanzar un terreno mucho mejor, pero a una distancia mayor de la fortaleza; asimismo, aunque con dificultad, lograron posicionar varias piezas de artillería de desembarco. Aun así la tenaz resistencia de los joloanos no permitía el acercarse más a la Cota; fue cuando Méndez Núñez decidió dar el golpe final. Ordenó sondar algunas zonas con botes y bajo el fuego enemigo, y al comunicársele la profundidad decidió tomar al abordaje la Fortaleza como si de un buque se tratara. Elegido el lugar lanzó a su goleta contra la fortaleza. Maniobrando con maestría, logró que sus hombres asaltaran la pertinaz cota, al mismo tiempo que las fuerzas desembarcadas se lanzaban sobre la muralla. Aunque en el ataque cayó herido Malcampo, con un balazo que le atravesó el pecho saliéndole la bala por la espalda, la cota cayó en manos de los españoles gracias a la decidida y arriesgada decisión de su comandante en jefe.

En enero del año de 1862 se le ascendió a capitán de navío, lo que le obligó a dejar las islas Filipinas y regresar a España. Al poco de su llegada se le otorgó el mando del vapor de ruedas Isabel II, con el cual participó en diversas comisiones, que una vez más pondrían su nombre como el de los de más méritos. Cuando estalló la Guerra Federal en Venezuela, se dirigió allí y negándose a reconocer el bloqueo que practicaban los insurgentes, con arreglo al derecho internacional, penetró en Puerto Cabello y protegió los bienes y vidas de los extranjeros.

Estaba carboneando su buque en el apostadero de Santiago de Cuba, cuando le llegaron noticias del levantamiento en Puerto Plata, en la isla de Santo Domingo. Apresuró la labor que se efectuaba en el buque y ordenó el embarco de seiscientos cincuenta hombres del ejército con una batería de artillería de montaña, y se hizo a la mar. Aprovechando que era una noche sin luna, penetró en el puerto sorteando los bajíos que en él se hallan, y logró desembarcar a sus fuerzas tan sigilosamente que éstas consiguieron llegar al único fuerte que aún quedaba en manos de los españoles, sin que los rebeldes lograran apercibirse del refuerzo llegado.

A su regreso a la península, se le dio el mando de la fragata Princesa de Asturias, con la que participó en el bloqueo de Manzanillo y de Montecristi, aunque no por mucho tiempo, pues siendo bien conocido de sus superiores, se le asignó el mando en el Ministerio de Marina, como jefe de personal.

Durante la guerra hispano-sudamericana entre Bolivia, Chile, Ecuador y Perú, por un lado, y España, por el otro (1864-1866), dirigió la escuadra española a bordo de la fragata Numancia y bombardeó la ciudad y puerto de Valparaíso, habiendo dado un preaviso de cuatro días para su evacuación, lo que permitió retirarse a las unidades británicas y estadounidenses que se encontraban en el puerto. A continuación atacó las fortificaciones del puerto del Callao (2 de mayo de 1866). Sobre las 5 de la tarde, Méndez Núñez ordenó finalizar el ataque, con dos de sus cinco buques averiados y herido en su camarote. También dio orden de que "suba la gente a las jarcias y se den los tres vivas de ordenanza antes de retirarnos", al entender que había cumplido su propósito. Como consecuencia de esa campaña se divulgó de forma extraordinaria una frase que se le atribuye, con distintas formulaciones.-

"Más vale honra sin barcos que barcos sin honra"

Por este hecho fue ascendido a jefe de escuadra según Real Decreto de 10 de junio de 1866 rubricado por la reina Isabel II en Aranjuez y por de 27 de junio de 1866 le fue concedida la Gran Cruz de Carlos III.

Tras la revolución de la Gloriosa fue ascendido a teniente general por Decreto de 15 de octubre de 1868. Este ascenso se reajustó según la nueva clasificación del cuadro general de la Armada aprobado por Decreto de 24 de noviembre de ese mismo año, al desaparecer el grado de teniente general de la Armada y sustituirlo por el de vicealmirante al que rehusó según consta en el Decreto del 26 de diciembre de 1868 quedando con el grado de contralmirante.

Fue nombrado vicepresidente de la Junta Provisional de Gobierno de la Armada por Decreto del Gobierno Provisional fechado el 20 de octubre de 1868, pasando por otro Decreto de 9 de marzo de 1869 a ser vicepresidente del Almirantazgo (organismo que sustituyó a la Junta Provisional de Gobierno de la Armada) puesto que desempeñaba cuando le alcanzó la muerte a la edad de 45 años.

Desde poco después de su fallecimiento, han existido cuatro buques de la Armada Española que han portado su nombre: una Fragata blindada, un crucero ligero, un destructor, procedente de la ayuda norteamericana, antes nombrado como USS O'Hare (DD-889) y una Fragata F-100.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 30 Jun 2015 23:39

D. AUGUSTO MIRANDA GODOY

Augusto Miranda y Godoy, fue un militar, político y escritor español nacido en Archidona (Málaga) el 27 de mayo de 1855 y fallecido en Santiago de Compostela (La Coruña) el 28 de abril de 1920.

A la edad de 15 años, y en compañía de su hermano Luciano formó parte de la primera promoción de la Escuela Naval Flotante, que se ubicó a bordo de la antigua Asturias, con base en Ferrol, y cuyo director era el capitán de Navío Victoriano Sánchez Barcáiztegui, su nombramiento como aspirante, se publicó en la Real Orden de 11 de enero de 1871.

Al finalizar su periodo de formación inicial, recibió el nombramiento de guardiamarina de 2ª clase el 16 de abril de 1872, y a continuación, embarcó en la Fragata blindada Vitoria, que se incorporó a la Escuadra en Barcelona, y realizó un crucero por España, con objeto de conducir a Amadeo I a varios puertos del Norte.

Posteriormente, embarcó en la fragata Concepción, y realiza un viaje de instrucción en Filipinas, fue promovido a guardiamarina de 1ª clase el 16 de julio de 1875.

Finalizados sus estudios, fue ascendido a Alférez de Navío el 27 de mayo de 1876. Con este empleo y con el de Teniente de navío estuvo embarcado en diversos buques. Desempeñó múltiples comisiones y destinos a flote, tomando parte activa en acciones de guerra contra fuerzas sublevadas en Cuba. Fue oficial de derrota y profesor de guardiamarinas en las fragatas Nuestra Señora del Carmén y Blanca, segundo comandante del vapor Vulcano y del cañonero Pilar.

Realizó investigaciones científicas, autorizado por Real Orden de 1 de junio de 1878 para construir una corredera electromecánica en Cádiz, que había diseñado y presentó a las autoridades.

En junio de 1879, recibe la noticia de la muerte de su hermano, el Alférez de Navío Luciano Miranda y Godoy en el Arsenal de La Habana.

Entre 1883 y 1888 fue profesor de la Escuela Naval Flotante, periodo en el que publicó dos libros que fueron declarados oficialmente de texto en la Escuela Naval (Reales Órdenes de 23 de marzo de 1887 y 14 de julio de 1888), que fueron, premiados por la Academia de las Ciencias de París.

Cuando cesa en su cargo docente en la Escuela, pasó a petición propia a situación de supernumerario, y estableció en Ferrol, con dos socios, el Colegio de la Marina, una academia preparatoria para el ingreso en la escuela naval.

De vuelta al servicio activo, en noviembre de 1891 pasó destinado a la Secretaría del Comandante General del Arsenal de Ferrol; en abril de 1892 fue nombrado segundo comandante del cañonero-torpedero Vicente Yáñez Pinzón; en noviembre pasó destinado como profesor de la Academia de Maquinistas de Ferrol, y de la Secretaría del almirante del Arsenal; en septiembre pasó a ser comandante del crucero-torpedero Galicia, volviendo después al puesto de profesor de la Academia de Maquinistas.

En abril de 1895 ascendió a Teniente de Navío de primera clase, equivalente al actual de Capitán de Corbeta, y en marzo de 1896 fue nombrado jefe del tercer negociado del Estado Mayor del departamento de Ferrol.

En esta época, llevó a cabo un estudio técnico y de viabilidad para la construcción de una central hidroeléctrica para el aprovechamiento de aguas del río Belelle, en los términos municipales de Neda y Fene, adquiriendo los terrenos de este sitio y solicitando la correspondiente concesión administrativa, que le fue concedida por resolución de 5 de enero de 1894. Aunque un año después desistió de la misma.
Campaña en las Filipinas

Durante todo el año 1898 fue comandante militar de la Estación naval de la isla Corregidor, en Manila, soportando la guerra contra los Estados Unidos, y tras los combates, fue hecho prisionero por los norteamericanos, permaneciendo recluido a bordo del crucero Baltimore.

De vuelta a España, pasó destinado al Estado Mayor del Departamento de Ferrol y, en julio de 1900, se hizo cargo de la como segundo comandante del crucero Infanta Isabel. Ascendió a Capitán de Fragata en julio de 1901. Pasó a ser segundo comandante en la Comisión Hidrográfica a bordo del aviso Urania, donde tomó parte activa del levantamiento de las cartas marítimas del Cantábrico.

En agosto de 1905 embarcó en el crucero Cardenal Cisneros como segundo comandante, destacando su actuación al salvar a la dotación del mismo después de tocar en el bajío de Meixidos, a la salida de la ría de Noya, el 28 de octubre. Su actuación, fue elogiada por la prensa de la época.

En enero de 1906 fue nombrado Ayudante Mayor del Arsenal de Ferrol, y llevó a cabo el levantamiento del plano de la cuenca de La Graña. En agosto de 1907 es destinado como segundo comandante del crucero Princesa de Asturias. En abril de 1908 se le nombró comandante del cañonero Doña María de Molina, cuyo mando desempeñó durante dos años.

El 18 de abril de 1910 ascendió al empleo de Capitán de Navío, y por Real Orden de 18 de mayo se le designa para estudiar la organización y sistemas de enseñanza de las Escuelas Navales de Alemania, Austria, Italia e Inglaterra, países a los que viajó acompañado por el teniente de navío de primera clase Manuel Andújar y Solana.

En octubre de 1910 fue destinado como Jefe de Armamentos del Arsenal de la Carraca, cargo que desempeñó tan sólo unos meses hasta marzo de 1911.
Miranda y su nave, el crucero Reina Regente.

Por Real Orden de 9 de febrero de 1911 fue nombrado comandante del crucero Reina Regente, cuyo mando tomó en La Carraca el 14 de marzo; se trataba del segundo crucero con este nombre de la armada, y era posiblemente la mejor unidad de la Escuadra.

En junio de 1911 participó en una de las revistas navales celebradas en Spithead con motivo de la coronación del Rey Jorge V; en julio, desde Santander dio escolta al yate real Giralda, que llevaba a bordo al Rey Alfonso XIII hasta Inglaterra donde participó en las regatas de Cowes, regresando en agosto.

Durante su mando del Reina Regente y en compatibilidad con él, por Real Orden de 28 de octubre de 1911, fue nombrado Vocal de la Junta encargada de redactar el programa, plan de estudios y reglamentos de la futura Escuela Naval de San Fernando (Cádiz).

A finales de 1912, con motivo de la guerra que enfrentó al Imperio otomano contra Grecia, Bulgaria, Serbia y Montenegro, se temió una revolución, y por ello se reunió en el Bósforo una nutrida escuadra internacional que traspasó los Dardanelos y fondeó en Estambul, en un intento de bloquear el Mar Negro. Formaban parte de la misma numerosos buques de Alemania, Francia, Inglaterra, Italia, Rusia, Holanda, Rumania y España.

Por parte de España, fue enviado el crucero Reina Regente, que zarpó del puerto de Málaga el 7 de noviembre de 1912, llegando a su destino el día 15.

Su ascenso al Almirantazgo le llega en Estambul, el 13 de marzo de 1913, a bordo del Regente, fue relevado al mando interinamente por su segundo.

Por Real Decreto de 13 de marzo de 1913 asciende a contralmirante, con antigüedad de 8 de agosto de 1912. Se le nombra general jefe del arsenal de Ferrol y presidente de la comisión inspectora de nuevas construcciones del mismo.

Durante su permanencia en Ferrol se le nombra vocal de la junta de unificación de calibres de artillería para la defensa de costas, constituida en el Ministerio de la Guerra, comisión que desempeña en Madrid durante el mes de mayo.

Eduardo Dato e Iradier, a instancias del Rey don Alfonso XIII, le encarga el ministerio de Marina. Jura el cargo y toma posesión como Ministro de Marina el 27 de octubre de 1913, y consejero de estado. En 1914 sería nombrado, senador vitalicio del Reino, cargo que desempeñará hasta su muerte.1

Desde el primer momento se propone llevar a cabo un ambicioso programa de construcciones navales y un plan completo de reestructuración de la Armada, que incluía la rehabilitación de arsenales y construcción de nuevas bases navales, además de la creación del arma submarina.

Dio continuidad a la ley Miranda, al conseguir el Gobierno a moción del Ministro Miranda, la aprobación de la Ley de 30 de julio de 1914, que autorizó la construcción del crucero Reina Victoria Eugenia.

Miranda presentó un programa de nuevas construcciones que continuaba el plan de 1908, y que es conocido como Primer Plan Miranda. Este proyecto, aprobado por Real Decreto de 29 de abril de 1914, fue presentado y leído en las Cortes, aunque Miranda decidió retirarlo antes de su discusión para modificarlo radicalmente en vista al inicio de la Primera Guerra Mundial en agosto de ese año. Este proyecto de ley, además de otras construcciones navales y obras, ya preveía la de seis submarinos.

La conflagración y la prudencia más elemental aconsejaba no emprender la ejecución de un plan tan vasto de nuevas construcciones, cuando se esperaba que el curso de los acontecimientos, recogiendo las enseñanzas prácticas de la guerra en la mar, operaría una revisión profunda en los tipos de los futuros buques.

La "Ley Miranda" de 17 de febrero de 1915
Elaboró un nuevo programa, que las Cortes aprobaron con relativa rapidez, la que sería segunda ley de escuadra, que pasó a la historia como "Ley Miranda", fue sancionada por el Rey Alfonso XIII el 17 de febrero de 1915 y supuso el definitivo nacimiento del Arma Submarina española. Las unidades previstas y autorizadas fueron:

4 cruceros ligeros
6 destructores
28 submarinos
3 cañoneros
18 guardacostas

Al amparo de la Ley Miranda y de la Ley de Bases Navales se crearon las bases navales secundarias de La Graña (Ferrol), Ríos (Vigo), donde después se instaló la ETEA, Villagarcía, Marín, después Polígono de Tiro y actual Escuela Naval y Mahón (Menorca).

De todas las construcciones de unidades navales previstas por Miranda únicamente en lo relativo a los submarinos no se cumplió en su totalidad.

De los 28 submarinos a que aspiraba, se adquirieron o construyeron 16:

Isaac Peral (A0)
3 Clase A
6 Clase B
6 Clase C

Las demás unidades fueron:

4 cruceros:
Blas de Lezo
Méndez Núñez
Príncipe Alfonso (después rebautizado Libertad y Galicia)
Almirante Cervera
6 destructores cazatorpederos
3 Clase Alsedo (ampliados con los 14 Clase Churruca)
3 cañoneros: Clase Cánovas del Castillo
diversos buques auxiliares.

Tal era el deseo de incorporar cuanto antes los submarinos a la Armada Española sin esperar al previsible prolongamiento de los plazos de construcciones, que el almirante Miranda dejo previstas en la ley su adquisición a naciones extranjeras.

Se adquirieron cuatro: el Isaac Peral (A-0), en los Estados Unidos y los tres tipo "A" o Laurenti, en Italia, que recibieron los nombres y numerales Narciso Monturiol (A-1), Cosme García (A-2) y A-3; adquisiciones que se hicieron a naciones entonces todavía no beligerantes.

La adquisición de los submarinos fue posible gracias a que el almirante Miranda introdujo un artículo adicional al texto de la Ley de 17 de febrero de 1915, que decía:

"Se autoriza al Ministro de Marina para adquirir por gestión directa con cargo a los créditos concedidos por esta ley, hasta cuatro sumergibles y el material necesario para las enseñanzas y prácticas del personal que ha de dotarlos y un buque especial de salvamento. Se le autoriza asimismo para organizar el servicio en los submarinos con oficiales del Cuerpo General de la Armada, y para reorganizar el Cuerpo de Maquinistas y los de Contramaestres, Condestables y demás subalternos, ajustando sus servicios y sus plantillas a las necesidades del nuevo material, dentro de los créditos consignados para personal en el actual presupuesto."

Al amparo de esta disposición legal, los que en principio debían constituir la quinta serie del programa de submarinos aprobado fueron en realidad los primeros que se incorporaron, aunque pertenecientes a distintos tipos.

Por Real Decreto de 23 de septiembre de 1915 fue promovido al empleo de vicealmirante.

Fue firme defensor de la neutralidad de España en la primera guerra mundial, hasta el punto que, como garantía de ella y para continuar su labor reformadora, continuó al frente del Ministerio de Marina con la llegada del nuevo Gabinete, presidido por el Álvaro de Figueroa y Torres, el 9 de diciembre de 1915.

A la caída de éste, el 20 de abril de 1917, es confirmado en el nuevo Gobierno, esta vez presidido por Manuel García Prieto, que duró solo hasta el 11 de junio de ese año.

Se convirtió en el primer ministro español en desempeñar su cargo con dos partidos políticos diferentes en el poder. Igualmente, su primera etapa ministerial fue de las más dilatadas hasta esa época en el ministerio de Marina, y se debió fundamentalmente a la voluntad expresa del Rey Alfonso XIII.

Tras su salida del Consejo de Ministros, en el que fue sustituido por el contralmirante Manuel de Flórez y Carrió, quedó disponible para eventualidades en la corte, hasta el 7 de octubre de 1917 en que fue nombrado comandante general del apostadero de Cádiz. El 14 de marzo de 1918 y comandante general de la escuadra de instrucción.

De nuevo, vuelve a ser nombrado ministro, en un gobierno, presidido por Antonio Maura, desde el 20 de julio al 9 de noviembre de 1918, fecha en la que cesa como ministro, y por Real Decreto de 13 de noviembre de 1918, es nombrado jefe de la jurisdicción de marina en la corte, cargo que desempeñará hasta el 15 de abril de 1919 cuando, vuelve a ser ministro de marina en un nuevo gobierno presidido por Antonio Maura.

Por Real Decreto de 4 de julio de 1919 es promovido al empleo de Almirante de la Armada.

El 20 de noviembre de 1919, es nombrado de nuevo jefe de la jurisdicción de marina en la corte, y, en enero de 1920, Alfonso XIII, le encargó formar nuevo gobierno bajo su presidencia, con su salud debilitada, declinó su designación hasta tanto se recuperase plenamente de su dolencia, que implicaba someterse a una operación quirúrgica. Complicaciones postoperatorias le provocaron la muerte, falleció, en el Hospital Real de Santiago de Compostela, el 28 de abril de 1920.

Sus restos se trasladaron al Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando en la provincia de Cádiz según lo dispuesto en la Orden ministerial 145/2002, de 27 de junio, donde fueron inhumados en solemne ceremonia el 17 de septiembre de 2002.2

Homenajes
La armada, dio su nombre a uno de los buques de la ley por el presentada, El Destructor Almirante Miranda perteneciente a la Clase Churruca, que participó en la Guerra Civil en el bando republicano, que estuvo en servicio hasta 1970.
Existe una plaza dedicada en su localidad natal, Archidona, que le otorgó además el título de Hijo Predilecto.
Existe una calle con su nombre en la ciudad de San Fernando (Cádiz), que asimismo lo nombró Hijo Adoptivo.
Existe una calle con su nombre en Marín, situada frente a la Escuela Naval Militar
Existe un monumento con un busto suyo en la plaza de su mismo nombre en la localidad de Mahón.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 30 Jun 2015 23:43

D. FRANCISCO MORENO FERNANDEZ

Francisco Moreno Fernández (San Fernando (Cádiz) 7 de noviembre de 1883 - Ferrol, La Coruña, 21 de enero de 1945) fue un militar español participante en la Guerra Civil Española de 1936 a 1939 al servicio de la flota sublevada. Llegó a ser Almirante de la Flota Nacional y Jefe de las Fuerzas de Tierra, Mar y Aire de Bloqueo del Mediterráneo (1937-1939).1 Por sus servicios le fue otorgado el I Marqués de Alborán el 1 de abril de 1950 de manos del General Francisco Franco, a título póstumo.

Ingresó en la Armada Española cuando aún no contaba con 15 años de edad, en la fragata Asturias, Escuela Naval Flotante, en Ferrol. Salió Alférez de Navío, contando sólo con 19 años de edad.

En 1917 fue designado para formar parte de una Comisión de Expertos que, en plena I Guerra Mundial, marchó a Alemania para visitar y estudiar sus puertos militares, sus defensas, astilleros, y numerosas y grandes factorías, recorriendo asimismo todo el frente de combate. A su regreso, tomó el mando del Torpedero Nº12 como Profesor de Torpedos de los Guardiamarinas de la Escuadra de Instrucción. Capitán de Corbeta en 1920, se le nombró segundo Jefe de la Comisión Hidrográfica del Norte.

Se especializó en Artillería y Tiro Naval, pasando a desempeñar el cargo de Jefe de Artillería del Acorazado Jaime I. Mandó el guardacostas Larache, operando en Marruecos. En 1935, ascendió a Capitán de Navío y se le nombró Director de la Escuela de Guerra Naval. El golpe de Estado de 1936 le halló en Ferrol, donde se unió a los sublevados, tomando el mando del Arsenal, y posteriormente de la campaña naval. El Gobierno de Burgos le nombró Jefe de la Flota Nacional y Vocal de la Junta de Defensa, habilitándose de Contralmirante. Con el Canarias y el Cervera se distinguió entonces en las operaciones del Estrecho, dejando fuera de combate a los destructores que permanecían de vigilancia, el Gravina y el Almirante Ferrándiz, durante la batalla del Cabo Espartel, levantando el bloqueo de la costa sur y del Norte de África.

En 1937, ascendido a Vicealmirante, se le nombró Almirante Jefe de las Fuerzas de Tierra, Mar y Aire del Bloqueo del Mediterráneo. Terminada la guerra, fue nombrado Capitán General de Cartagena y, en septiembre del mismo año, de Ferrol. Falleció desempeñando este último cargo. En reconocimiento a sus servicios a la Nación, el Generalísimo Franco le otorgó, con carácter póstumo, el título de Marqués de Alborán. Tras su muerte fue enterrado en el Panteón de los Marinos Ilustres.

Casó con Antonia de Reyna y Martínez de Tejada.
A modo de curiosidad, cabe destacar su parentesco con el arquitecto, Salvador Moreno Peralta del cual es abuelo; y el cantante Pablo Alborán (1989), el cual es su bisnieto.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 30 Jun 2015 23:47

D. SALVADOR MORENO FERNANDEZ

Salvador Moreno Fernández (Ferrol, La Coruña, 14 de octubre de 1886 – Madrid, 2 de mayo de 1966) fue un militar español que participó en la rebelión militar contra la II República que desencadenó la Guerra Civil Española (1936-1939), tras la que ocupó varios cargos en el gobierno de Franco, entre ellos el de ministro de Marina.

Ingresó en 1903 como aspirante de Marina, logrando en 1908 el rango de Oficial de la Marina. Gentilhombre de cámara con ejercicio del Rey Alfonso XIII desde 1927. Tras desempeñar el cargo de Jefe de la Base Naval de Ríos, en Vigo, en 1933 se le asignó el mando del Buque-Escuela Juan Sebastián Elcano.

Se incorporó inmediatamente a la sublevación militar en el Arsenal de Ferrol, consiguiendo apoderarse del crucero Almirante Cervera, que se encontraba fondeado en el puerto de Ferrol controlado por oficiales, marinería y civiles contrarios a la sublevación, subió al crucero sólo y sin escolta, como así se le requirió desde el buque, consiguiendo disuadir a la tripulación y tomar él el control del mismo. Por este hecho se le concedería en 1939 la Cruz Laureada de San Fernando.

El 23 de julio, siendo capitán de Fragata, se hizo a la mar al mando del Crucero Almirante Cervera donde tuvo gran protagonismo en operaciones marítimas del Frente Norte. La primera misión fue acudir a Gijón en auxilio de los militares ahí sublevados, estos se hallaban sitiados en los cuarteles de Zapadores y Simancas, a los que ayudaba cañonando objetivos solicitados por ellos, especialmente en los alrededores de los cuarteles los sitiados. La eficacia militar de esos cañoneos no fue nunca muy grande, pero sí la impresión que causaban en la moral de los sitiados. "Disparad sobre nosotros. El enemigo está dentro" fue la última comunicación entre los cuarteles sitiados y el Crucero Cervera, orden que nunca se ejecutó por creer el Comandante Moreno que era un ardid del enemigo.

Después, pasó a mandar el crucero Canarias, dentro de las operaciones en el Mediterráneo y el Atlántico, donde también obtuvo importantes éxitos. Es de destacar que al mando del Canarias participó en la Batalla de Machichaco donde recogió e hizo prisioneros a los 20 supervivientes del bou Nabarra, que unos meses después fueron juzgados en Consejo de Guerra y condenados a muerte, pero la intercesión directa ante el general Franco del Comandante Salvador Moreno, impresionado por el valor demostrado por la tripulación del Nabarra, hizo que Franco les indultara y les pusiera en libertad en reconocimiento a su valentía.

En 1937 fue nombrado segundo Jefe de Estado Mayor de la Armada, y en agosto de 1939 fue proclamado Ministro de Marina, cargo que desempeñó en dos etapas (1939-45 y 1951-57). Fue el encargado de acometer la reconstrucción de la Armada española tras la Guerra Civil.

En su papel de Ministro de Marina, fue uno de los altos cargos del régimen que más insistió para que España no tomase parte en la Segunda Guerra Mundial. De hecho, él y el entonces Capitán de Fragata Luis Carrero Blanco redactaron en 1940 el informe que desaconsejaba la intervención española en el conflicto, y que a la postre resultó decisivo para que no se produjese.

Ascendido a Almirante en 1950, en 1951 le fue concedida la gran cruz del Mérito Aeronáutico.

Fue también caballero de la Orden de San Lázaro de Jerusalén, y está enterrado en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando (Cádiz).

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 30 Jun 2015 23:53

FRANCISCO ANTONIO MOURELLE DE LA RUA

Francisco Antonio Mourelle de la Rúa (San Adrián de Corme, Corme, provincia de La Coruña, 17 de julio de 1750 - Cádiz, 24 de mayo de 1820), fue un oficial naval español de origen gallego que es recordado por haber participado en varias expediciones que la Corona española realizó en las costas del Pacífico Norte desde la base de San Blas (México). Llegó a las costas de Alaska y efectuó varios viajes a las Islas Filipinas. En 1781 llegó a Tonga y a las Islas Salomón.1

Mourelle sirvió en la Armada española en las Guayanas, en la isla Trinidad y las Antillas antes de ser destinado en la nueva base naval de San Blas, México en 1774. Se unió a la expedición de 1775 de Bruno de Heceta y Juan Francisco de la Bodega y Quadra, sirviendo en calidad de piloto de Quadra en la goleta Sonora. El 29 de julio, alrededor de los 49ºN, la Sonora se separó de la nave de Heceta, la Santiago. Heceta pronto regresó al sur, mientras que Quadra y Mourelle continuaron hacia el norte, llegando a los 58º30'N. Encontraron y anclaron en la bahía de Bucareli. Luego navegaron hacia el sur, llegando a Monterrey, California, el 7 de octubre, y a San Blas el 20 de noviembre de 1775.

El diario de Mourelle fue llevado de alguna manera clandestinamente a Londres, donde fue traducido y publicado. El capitán James Cook hizo uso de la información del diario de Mourelle durante sus viajes en el Pacífico noroeste.

Mourelle nuevamente fue el piloto de Quadra, y el segundo al mando de la nave Favorita, durante la expedición de 1779 al mando de Ignacio de Arteaga. Saliendo de San Blas el 11 de febrero de 1779, la expedición llegó a los 61ºN y la isla de Hinchinbrook, en la boca del golfo de Alaska. Desde allí navegaron a lo largo del suroeste de la península de Kenai. Los barcos regresaron a San Blas el 21 de noviembre de 1775.

Durante su servicio en San Blas, Mourelle viajó extensivamente a través del océano Pacífico. Visitó Tonga en 1781 y también estaba familiarizado con las islas Filipinas y Cantón, China.

Mourelle estaba al mando de la Mexicana en una expedición en 1792 para explorar el estrecho de Georgia, pero Alessandro Malaspina puso uno de sus propios oficiales, Cayetano Valdés, al frente de la nave. Dionisio Alcalá Galiano iba al mando de la Sutil, la compañero gemerla de la Mexicana.

Mourelle fue trasladado a España en 1793. Fue ascendido a capitán de fragata en 1799, a capitán de buque en 1806 y a comodoro en 1811. Órdenaba un escuadrón en 1818 que iba a sofocar una rebelión en el Río de la Plata, pero la empresa nunca se puso en marcha.

Mourelle murió el 24 de mayo de 1820, a la edad de 69 años.
La isla Maurelle, en el archipiélago canadiense de las islas Discovery, en la costa meridional de la Columbia Británica, fue nombrada en su honor.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 01 Jul 2015 00:09

D. JUAN JOSE NAVARRO VIANA Y BUFALO Primer Capitan General de la Real Armada Española

Juan José de Navarro Viana y Búfalo (Mesina, Sicilia, 30 de noviembre de 1687 - Isla de León, Sevilla, 5 de febrero de 1772) fue un noble, marino y militar español, I Marqués de la Victoria y primer Capitán General de la Real Armada Española.

Su padre fue Ignacio de Navarro, capitán del ejército que falleció cautivo en Argel, y tuvo a Juan José de su legítima esposa Livia Búfalo, también de la nobleza siciliana, pero su familia era oriunda de españoles.

El futuro marqués de la Victoria empezó muy pronto la carrera de las armas, primeramente en el ejército, sentando plaza en el Tercio Fijo de Nápoles a la edad de 8 años. Hasta 1698 hay un vacío en las noticias de la vida del joven militar; se sabe únicamente, por cierto escrito suyo, que cursó humanidades, filosofía y matemáticas, con eminentes profesores napolitanos, sobresaliendo en dichos estudios. Posteriormente pasó al Tercio Viejo de la Mar de Nápoles, en el que servía su padre.

El duque de Veragua, virrey de Sicilia, firmó en Palermo el 17 de marzo de 1698 la licencia para que el soldado Juan Navarro pasara al estado de Milán a continuar sus servicios en aquel ejército. El 9 de septiembre de 1698 sentó plaza en la compañía de Alfonso de Vivar en calidad de soldado aventajado, como persona noble que era, lo que entonces se llamaba desde 1682 en Francia <<cadet>>, por ser generalmente los segundones de las casas nobles los que lo hacían, denominación que más tarde pasó a España, convenientemente castellanizada.

Pronto llegó al Milanesado la Guerra de Sucesión que se encendió a la muerte de Carlos II. Puede decirse que fue de los primeros países en que se combatió, ya que el emperador Leopoldo I de Habsburgo quiso empezar por la conquista de ese territorio de la monarquía española. Allí acudió Felipe V a ponerse al frente de sus tropas en los tiempos en que ganaba el sobrenombre de "Animoso", y en las filas de aquéllas encontramos a Navarro, ya de alférez, ansioso de emular las glorias de sus mayores.

Se halló también en la batalla reñida por los españoles contra el piamontés conde de Parela, que quedó derrotado, herido y prisionero. Así siguió, combatiendo siempre, hasta que en 1707 evacuó España el tan disputado Milanesado, pasando Navarro a Valencia con su batallón.

Participó en la expedición de socorro a Orán, dispuesta por el marqués de Valdecañas en Cartagena en 1708. Con él fueron tres Navarros: el padre, su hijo segundo Ramón y Juan José, que por su pericia en fortificaciones –ya en Milán se había ocupado de mejorar la defensa de su castillo– fue encargado de inspeccionar las de Orán y proyectar su refuerzo. En un asalto de los moros fue muerto Ramón y hecho prisionero el padre, Ignacio, siendo llevado a Argel.

Juan José Navarro pasó a mandar precisamente su compañía y con ella tomó parte en 1709 en la conquista de Alicante y Valencia. Fue también uno de los capitanes que se distinguieron en la toma del castillo de Miravete, cercano a Tortosa. Estuvo en la batalla de Peñalba librada el 15 de agosto y en las desgraciadas acciones de Almenar y Zaragoza, siendo Navarro uno de los 600 oficiales que cayeron en poder del conde de Starhemberg, que con tal victoria había creído ganar definitivamente la corona de España para el archiduque Carlos.

Una vez firmada la paz de Utrecht, el teniente Navarro ascendió a capitán efectivo, pasando a mandar en propiedad la compañía de su padre que había muerto en el cautiverio en Argel. Con esta compañía operó en la represión de la sublevación de Cataluña, pasando durante ella a mandar la de granaderos. Tomó parte en doce combates y se distinguió en el de Coll de Argentera, como justifica su jefe Juan de Carvajal, así como en el castillo de Arbiol y en las acciones de Montblanc, Montroig y de la Selva. En premio a su comportamiento recibió el mando en propiedad de la compañía de granaderos, de la que era a la sazón jefe accidental.

Cuando se hallaba de guarnición en Tarifa, ingresó en la recientemente creada Real Armada. Navarro fue ascendido a alférez el 1 de mayo de 1717, y se le encargó de las enseñanzas de matemáticas, así como de su formación militar: "faenas de la milicia, necesarias en los navíos y aun en tierra si fuera del caso". De todo ello tenía buena práctica: por esta época había estado en cuatro batallas campales, dos en Milán y dos de las más decisivas en España, en siete sitios y en más de cuarenta acciones de guerra.

La primera campaña en que sirvió la nueva compañía de guardiamarinas fue en la conquista de Cerdeña, actuando como tal unidad militar. La escuadra la mandaba el marqués de Mari y el ejército, el marqués de Lede. Navarro relata, con orgullo y sencillez a la par, este hecho de armas de los alumnos: Caller en Cerdeña es una ciudad mediana, residencia de los virreyes. Yo estuve en 1717 cuando la tomamos, en el navío Real, haciendo de segundo capitán y mandando cien caballeros guardiamarinas.

A pesar de ser el grado de capitán el dispuesto para desempeñar el puesto de alférez de la compañía, Navarro siguió ejerciéndolo con el grado de teniente coronel, que se le confirió "en contemplación de su mérito personal y no por establecimiento del empleo de alférez".

En su nuevo grado siguió dedicándose a escribir, que tanto le apasionaba. En 1723, tenía listo un tomo sobre evoluciones. En el año siguiente, terminó el tomo primero de la teoría y práctica de la maniobra, que dedicó al hijo de Felipe V, Luis I, recién ascendido al trono. Redactó además un código de señales para regir los movimientos de la escuadra.

Testigo Navarro del desembarco de Cerdeña y conocedor de lo que ocurrió en Sicilia, expuso además, en su obra, reglas muy acertadas para esta clase de operaciones anfibias. En 1725 publicaba en Cádiz “El Capitán de Navío de guerra instruido en las ciencias y obligaciones de su empleo”. Lo dedicaba a José Patiño, por entonces ministro, su protector y amigo.

Navarro fue ascendido a capitán de fragata con fecha 28 de marzo de 1728 y un año más tarde a capitán de navío, en fecha 17 de marzo de 1729, dándosele el mando del navío San Fernando del porte de 74 cañones, que pronto se convirtió en el modelo de los de su clase, especialmente en los ejercicios de fuego.

La gran amistad con que distinguieron los Reyes a Navarro le acarreó envidias de altos personajes, entre ellos del propio Patiño, y motivó su separación de la corte, enviándosele a América como almirante de una expedición de galeones. Antes de la salida hacia América siguió Navarro trabajando: ideó la simplificación del ejercicio del cañón, y durante el viaje a ultramar inventó el numerar las banderas y parearlas, perfeccionando así las señales.

En 1732, mandando el navío Castilla, participó en la expedición contra Orán organizada para llevar al ejército del duque de Montemar, estando las fuerzas navales al mando del Teniente general Cornejo. En dicho navío, habían de reunirse, por uno de esos raros caprichos del destino, tres preclaros varones de la milicia española del siglo XVIII: Navarro, su comandante; el general del ejército marqués de Santa Cruz de Marcenado, y el entonces joven Jorge Juan, que hacía sus primeras armas. Navarro y el de Santa Cruz contrajeron una profunda y sincera amistad.

En la jornada de Orán, Santa Cruz mandaba la primera barcada de tropas que pisó tierra, y Navarro, como más antiguo capitán, las embarcaciones que las llevaba. Dio la orden de bogar hacia la playa a la voz de ¡Avanza! ¡Avanza!. El primero que llegó a tierra fue el marqués de Santa Cruz, y el segundo, Navarro.

Éste, una vez terminada tal misión, se dirigió con su navío cañoneando de cerca cierta barrancada llena de moros, hecho que contribuyó en gran medida a despejar la situación de las tropas desembarcadas.

Después de ocupada la plaza de Orán, Navarro fue empleado en el estudio de su defensa. El castillo de San Andrés le recordaba aquel otro asalto, entonces de los moros, en que perdió a su hermano y a su padre.

Al retirarse la escuadra del general Cornejo dejó a Navarro en Orán con el Castilla y puso también a sus órdenes al navío San Fernando. Con estas fuerzas se empleó en el servicio de la guarda de la costa y de asegurar las comunicaciones con Cartagena.

En 1737, muerto ya Patiño, primero protector y luego enemigo de Navarro, ascendió éste a jefe de escuadra; tenía a la sazón 52 años de edad y 42 de servicios a la Corona. Volvió a sus anteriores tareas de literatura profesional y publicó el segundo tomo de su gran obra, que tituló “Práctica de la maniobra”. También se dedicó a hacer un profundo estudio de la ordenanza y redactó un proyecto que fue base para la publicada en 1748 por Joaquín Aguirre y Oquendo.

En 1739 dio a la luz en Cádiz su excelente obra sobre matemáticas y maniobra. Al año siguiente concluyó su tomo de “Geografía Nueva y método breve y fácil para aprenderla”. Rebatió asimismo en este año las atrevidas sinrazones del libro que publicó cierto fray José de Arias: "La más preciosa margarita del Océano...". Dice Navarro en el epígrafe "Padre, la cosmografía — Que aborta su reverencia — Como la explica es demencia — Como la piensa manía".

En 1739 se declaró la guerra a la Gran Bretaña y se dio a Navarro el mando de la escuadra de Cádiz; con ella operó por el Atlántico hasta Ferrol, volviendo a Cádiz. Esta primera campaña se terminó sin haber encuentro con el enemigo, pues el almirante Haddock, creyendo que se trataba de atacar a Menorca, se dirigió a defenderla.

Juan José Navarro contaba en total con 15 buques, de los que sólo seis eran de la Real Armada, los demás de la carrera de Indias, armados en guerra. Se le dio orden de salir para Barcelona, donde se alistaba un convoy de tropas destinadas a Italia, enviadas en socorro del duque de Montemar.

Frente a Cartagena tomó contacto con la escuadra francesa de Court de la Bruyère el 19 de diciembre de 1741, ante la escuadra británica mantenida en amenazadora expectativa. Court dijo que no podía incorporarse a los españoles, pero que se pondría siempre entre ellos y los británicos, y que si éstos se obstinaban en atacar, se uniría a Navarro. Sufriendo todos el 22 de diciembre un violento temporal a la altura de Ibiza, que echó abajo el mastelero del buque insignia español, llegaron ambas escuadras a Barcelona el 4 de enero de 1742, saliendo diez días después para Toscana con un convoy de 52 naves. Sufrió Navarro otro temporal que le hizo arribar sobre las Hyères, con el buque insignia en muy malas condiciones. Al fin desembarcaron las tropas en Génova, por imposibilidad marinera de hacerlo en Orbitello, donde estaba previsto. Las escuadras española y francesa volvieron a sufrir nuevos temporales, el primero a la salida de Génova, que les obligó a fondear de nuevo en el mismo puerto, y estando allí un segundo temporal, por lo que tardaron bastante tiempo en poderse hacer a la mar.

El 24 de enero llegaron a Tolón, en donde permanecieron dieciocho meses bloqueados por la escuadra británica de 29 navíos de Haddock, y después aumentada a 33 y a las órdenes ya del vicealmirante Mathews. Éste fijó su base de operaciones en Hyères, desde donde destacaba fuerzas que daban diferentes golpes de mano contra las costas de España y Génova. En el Combate naval del cabo Sicié, Navarro resultó herido, primero en la pierna derecha y luego en la cabeza. Por su actuación el rey le promovió al empleo de teniente general y le confirió el título de marqués de la Victoria.

Las escuadras española y francesa se retiraron a Cartagena, desde donde la española, que fue la única que se quedó, hizo varias salidas, cobrando bastantes presas. Gran Bretaña, ante tales pérdidas, decidió al fin bloquear Cartagena con 21 navíos mandados por el almirante William Rowley.

En 1746 hizo Navarro un grandioso proyecto de reforma de este puerto militar, con ocasión de estudiar algunos de los presentados por otros al gobierno, para lo cual se le ordenó formase una comisión. Ya con anterioridad se había ocupado él de este asunto, pero los proyectos que presentó - siendo solamente comandante general de la escuadra surta en el puerto - no habían tenido muy buena acogida. El 1 de marzo de 1748 quedó desembarcado y de comandante general del departamento.

El 8 de noviembre de 1748 se suprimió el almirantazgo que se había creado el 14 de marzo de 1737 para el infante Felipe de Borbón: "cesó aquel consejo y tribunal que reconcentraba el saber y la prudencia de los más expertos. Allí cualquier pensamiento o providencia saludable y conveniente no moría con el que la propuso o la planteó; allí se discutía antes de resolver, y no se abandonaba lo bien resuelto", dice José Vargas Ponce, en su "Vida del Marqués de la Victoria".

El 15 de marzo de 1750 fue nombrado capitán general del departamento de Cádiz y director general de la Armada. Seis años más tarde terminó al fin su "Diccionario demostrativo de la configuración y anatomía de toda arquitectura naval moderna", ya presentados sus fundamentos en 1740 cuando ingresó en la Real Academia Española.

En 1759, arbolando su insignia en el navío Real Fénix y mandando una escuadra compuesta de 20 navíos y seis jabeques, trajo a España desde Nápoles al nuevo rey, Carlos III. En este viaje se puso en práctica el código de señales ideado por Navarro y que en 1736 copió el vizconde de Morogues para la armada francesa, y que hasta el momento no había sido aprobado en la española por oposición de algunos generales, pese a las favorables opiniones de Jorge Juan y Antonio de Ulloa, que informaron sobre el caso. El rey, en recuerdo de su viaje, regaló a Navarro un bastón de oro y para que lo usase con el grado supremo de la milicia, le nombró capitán general de la Armada el 13 de diciembre de aquel año. Cuando iba al timón de la falúa real, le hizo cubrirse y después le regaló dicha embarcación en cuanto atracó al muelle de Barcelona.

En 1761 elevó al rey una serie de interesantísimas razones agrupadas bajo el título de “Discursos y diferentes puntos, particularmente sobre la Marina..., discursos políticos para el fomento y esplendor de España”. En 1765 se publicó en Cádiz su “Código de Señales”.

La última campaña del Marqués de la Victoria, ya casi octogenario, fue la que hizo en 1765 con una escuadra de nueve navíos para llevar a la infanta María Luisa a celebrar su matrimonio con el archiduque Leopoldo, que luego ocupó el trono imperial, trayendo al regreso a la princesa María Luisa de Parma, que ocuparía el trono de España.

En la dirección de la Armada siguió trabajando para aumentar sus efectivos, el número de los navíos de tres puentes y el de batallones, creando también el cuerpo de inválidos el 30 de abril de 1767. El 25 de diciembre le acometió un vértigo cuando le curaban un pie.

Recobrado, firmó su correo. No obstante, sobrevino la erisipela y se convirtió seguidamente en gangrena, que le ocasionó la muerte a los 84 años de edad.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 01 Jul 2015 00:41

Almirante ANDREA DORIA

Llega a Roma (1488) en época convulsa para Italia, manejada por condotieros. Presta servicios al papa y a varios príncipes durante casi un cuarto de siglo. Venecia sugiere a Carlos VIII de Francia que conquiste el Milanesado. Tras la muerte de Inocencio VIII abandona Roma y pasa al servicio de Juan de la Rovere, que defendía las plazas napolitanas conquistadas por Francia. Se distinguió notablemente en la defensa de la Roca guillerma, asediada y tomada al fin por el Gran Capitán, siendo admirado por éste por lo herico de la resistencia. En la tregua que siguió, establecieron Córdoba y Doria y trato caballeresco y cordial, esforzándose Córdoba por atraerle al partido de España. Seguidamente estuvo Doria encargado de una misión diplomática en la corte de Luis XII de Francia. Luchó después contra César Borgia que quería apoderarse de las tierras de la Romagna que defendía Juan de la Rovere. Una vez muerto éste, se convirtió en Doria en paladín de su viuda Juana de Montefeltro y de su hijo Francisco María, en contra, incluso, de los nombrados tutores que querían desposeerlos de la herencia. Continuó la lucha con los Borgia y pudo conseguir hacer que madre e hijo escaparan de Sinigaglia, cercada por César, pudiendo salvarse más tarde él mismo.

Marsella En 1503 luchando por el rey de Francia, reprimió la rebelión de los corsos, sustituyendo en el mando a su pariente Nicola Doria, que tenía esa misión. Volvió a Génova, que ardía en luchas políticas, tomando parte en ellas hasta 1512 que fueron expulsados los franceses, y su dogo, Giovanni Fregoso, le nombró almirante de la flota genovesa. Tenía a la sazón 46 años y hasta entonces había ganado lauros combatiendo en tierra. En este momento puede decirse que es cuando al mismo tiempo que empieza a servir en la mar, empieza a servir a su patria, ya que organiza la marina, que había de ser tan útil no sólo a Génova sino a la cristiandad en su lucha contra el turco. Empieza sus campañas marítimas, cuando al tratar de expulsar a los franceses del fuerte de Brida, apresa a un barco de dicha nación. En esta acción fue herido de una balazo en el pecho. Contra los turcos empezó a habérselas en junio de 1513 apresándoles dos galeazas y cuatro bergantines. Aumentó su flotilla a 6 barcos, y, frente a Argentaro, batió a tres fustas turcas. Obtuvo otra victoria resonante cerca de la isla de Pianosa sobre el turco Godolí que mandaba una flotilla de 8 fustas y una galera; al principio del combate sólo disponía Doria de dos galeras, pero con gran intrepidez inició la lucha que terminó victoriosa para él al acudir con el resto de sus barcos su sobrino Filippino Doria. En 1521 Génova, que se había hecho vasalla del rey de Francia, era tomada el 26 de mayo por las tropas del emperador Carlos V, mandadas por Próspero Colonna y el marqués de Pescara. Trató Doria de entrar en Génova, con cuatro galeras, pero fue recibido con tal fuego que tuvo que salir rápidamente dirigiéndose a Mónaco. Había entrado de nuevo al servicio del rey de Francia con sus 12 galeras, creyendo así poder ser útil a su patria, Génova, agitada continuamente por las luchas políticas. Las tropas españolas cruzaron los Alpes y se dirigieron a sitiar Marsella. Doria auxilió con sus naves a esta ciudad, venciendo previamente en la desembocadura del Var, a las galeras españolas mandadas por Hugo de Moncada. Por tres veces remontó el Ródano con sus naves, llegando hasta Arlés, en busca de víveres y de refuerzos. En una de las presas cayó en su poder el príncipe de Orange.

Cogido prisionero el rey de Francia Francisco I, en la batalla de Pavía (24/02/1525), Doria estuvo al acecho en las islas Hyères, para libertarle cuando fuese trasladado a España. Pero sabedor de ello el rey y temeroso de que si se verificaba el ataque le costase la vida, y como por otra parte había empeñado su palabra, mandó suspender la tentativa. Pasó entonces Doria a servir al papa Clemente VII y estando éste sitiado en el castillo St.Angelo trató de libertarlo, enviando a Roma a su sobrino, el intrépido Filippino, fracasado éste en su empeño. Rescatado Francisco I nombró a Doria capitán general de las flotas francesas en el Mediterráneo. Atacó a Génova por mar mientras lo hacían por tierra los franceses. El rey de Francia le condecoró con el cordón de la Orden de San Miguel. No obstante, sus servicios a Francia duraron poco esta vez. Le debían dinero y los ministros franceses envidiosos de su preponderancia trabajaron en contra suya. También se agriaron las relaciones por exigir Francisco I que entregase a sus prisioneros, el marqués del Vasto y Ascanio Colonna. Estos, por su parte, en buena armonía con Doria, no dejaban de trabajar su ánimo para que pasase al servicio del emperador Carlos V. Llegó el disgusto a su colmo cuando supo que iba a ser nombrado un francés capitán general de las flotas, cargo que él tan brillantemente venía desempeñando. Al fin accedió a ponerse al habla con Carlos V, el cual, para más obligarle, le prometió la libertad de Génova. Doria se consideró libre de su compromiso con Francia y devolvió el cordón de San Miguel (junio de 1528). Se dirigió a Nápoles y levantó el sitio que los franceses tenían puesto a la ciudad, emprendiendo éstos una desastrosa retirada perseguidos por los españoles. Después se dirigió Doria a Génova y la libertó de la dominación francesa, dotándola de instituciones republicanas. No admitió el cargo de dogo o dux que se le ofrecía y sí en cambio el título de Padre de la Patria. parece ser que Francisco I quiso atraerlo a su bando antes de que pasase al servicio de Carlos V, firmando un decreto devolviendo a Génova sus antiguos derechos sobre el puerto de Saona.

Andrea Doria [Al servicio de España:]
Desde 1528 sirvió fielmente a Carlos V. Este le compensó nombrándole almirante mayor y gran canciller del reino, y confiriéndole los títulos de príncipe de Malfi y marqués de Tursi. Vino a España y recogiendo en Barcelona al emperador, lo llevó a Génova donde llegaron el 12/08/1530. Don Carlos honró a Doria, confieriéndole el collar del Toisón de Oro. En 1532, cerca de las costas griegas, derrotó a la escuadra otomana, apoderándose de Corón y después atacó el golfo de Lepanto. Esta acción influyó en la campaña emprendida por Solimán el Magnífico, que levantó el asedio que tenía puesto a Viena, para reintegrarse al Bósforo a dominar una sublevación de los jenízaros y tratar de rescatar a Corón. En 1533 tuvo Doria la honra de dar nuevamente hospitalidad al emperador que llegó a Génova desde Alemania para embarcar hacia España. Así estuvo don Carlos alojado doce días en el lujoso palacio que Doria había reconstruido con esplendidez renacentista después que fue quemado, como venganza, por los franceses. Seguidamente llevó al emperador a Barcelona, en sus galeras. Supo Doria que los turcos trataban de recuperar Corón y allí se dirigió con 27 galeras y 30 naves de transporte, forzó el cerco y pudo hacer entrar en la plaza víveres, municiones y tropas. Terminada esta campaña, llevó en su galera al papa, desde Saona a Civitavecchia. En 1535 tomó parte en la expedición contra Barbarroja. Para ello supo convencer al papa Pablo III y al emperador de que debía llevarse a cabo una cruzada contra tal pirata, que había atacado Fondi con ánimo de raptar a la condesa Julia de Gonzaga, reputada como la mujer más bella de Italia y que al fin pudo salvarse a uña de caballo. La expedición partió de Barcelona el 15 de junio de 1535. Los barcos de Doria cañonearon el fuerte de la Goleta sin gran resultado; después apoyaron el desembarco frente a la torre Bordj-el-Aium. A continuación volvió a la Goleta y tomó parte muy activa en su conquista, batiéndola con su artillería. Tomando después Túnez, mandó a su segundo, Adam Centurión, en persecución de Barbarroja, que había podido escapar con 10 galeras, 3 galeones y 2 fustas. Más tarde partió el mismo Doria con 30 galeras y 2.000 soldados contra el corsario, que se creía estaba en Bona. Al no hallarle regresó llevando después a bordo de su galera a Carlos V a la fracasada toma de Mehedia y a Nápoles, donde se dio por terminada la expedición.

Desembarco turco en Malta [Barbarroja:]
El 22 de julio de 1537 Doria encontró cerca de la isla de Naxos 12 galeras turcas mandadas por Alí Tschalebi, aniquilándolas. Sufrió una herida en la rodilla, teniendo que retirarse a Mesina, con sus 12 presas, al saberse perseguido por Barbarroja al frente de 100 naves. Al año siguiente llevó Doria al emperador a Génova, teniendo el honor de alojar, a la vez, en su palacio, a Carlos V y al papa Pablo III. El 15 de julio tuvo lugar la famosa entrevista de Aiguesmortes, entre Francisco I y Cralos V: situación embarazosa la de Doria al encontrarse frente a su antiguo señor y con el nuevo. Se habló conciliatoriamente, en la entrevista, de establecer una alianza y dar el mando a Doria, de la escuadra hispano-francesa que se formaría contra el turco. En 1537 Barbarroja atacó Corfú desembarcando 25.000 hombres y 30 cañones, uno de éstos enorme, de 50 libras, que no tivo gran eficacia, retirándose después de saquear algunas islas. Más tarde fondeaba en el golfo de Ambracia, en Albania, después de dejar atrás al fuerte de Prevenza. Doria se presentó mandando 80 galeras venecianas, 36 pontificias y 30 españolas, más 50 naos; en total unas 200 naves con 60.000 hombres y 2.500 piezas de artillería. Con todo esto se dispuso a atacar Preveza. No obstante, sus vacilaciones dieron lugar a que los turcos le atacasen a él y le venciesen. Para resarcirse del fracaso de Prevenza, conquistaron los coligados la plaza fuerte de Castelnuovo, a la entrada del golfo de Cattaro (Yugoslavia), siendo ello otra causa de separación de Génova y Venecia por querer el almirante veneciano quedarse la plaza para dicha república, ya que la campaña era para compensar sus anteriores pérdidas. En 1541, trató Doria de disuadir al emperador de la jornada de Argel, nido principal de los piratas desde que se conquistó Túnez. Hizo presente que la estación era muy avanzada para la operación. El tiempo le dio la razón y tuvo lugar un gran desastre.

Reanudada la guerra con Francia en 1542, una flota francesa atacó la plaza de Niza, perteneciente a la casa de Saboya. Acudió Doria con sus galeras más ligeras, haciéndoles levantar el sitio y apresándoles cuatro barcos. En mayo del año siguiente salió nuevamente a campaña Barbarroja, con 110 galeras, numerosos barcos auxiliares y 15.000 soldados de desembarco, atacando Reggio, donde se prendó de la hija del gobernador, a la que hizo su esposa. En Marsella se unió con las galeras del rey de Francia, tomando el mando de todas las fuerzas navales Francisco de Borbón, conde de Enghien. Conquistaron y saquearon Niza, excepto el castillo. Acudió Doria desde España, embarcó en Génova la infantería española del marqués del Vasto, desembarcándola en Villefranche, en medio de un gran temporal, que aafortunadamente no aprovechó el enemigomientras estas tropas el cerco de la fortaleza de Niza, Doria hacía huir a la combinada flota enemiga hasta Antibes. En 1544, Doria concedió el rescate por 3.000 ducados del corsario Dragut, con gran escándalo de los cristianos. El almirante genovés fue un gran consejero del gobernador del Milanesado, el marqués del Vasto. El fue quien le sugirió el ataque a Mondori, coronado por el éxito. En cambio, por no seguir sus consejos sobrevino el fracaso que las tropas imperiales sufrieron en Cerisoles. En la retirada que efectuaron los franceses, al ver atacadas las fronteras de su propio país, mucho hicieron las naves de Doria, consiguiendo el rápido y estratégico transporte de las fuerzas que infligieron duros golpes a los fugitivos. En 1547 tuvo lugar la conspiración contra Doria organizada por Fiesco. Estuvo a punto de costarle la vida y fue cosido a estocadas su sobrino Giannettino, su presunto heredero y lugarteniente. Andrea Doria se vengó dando muestras de una crueldad que en él no se sospechaba. A esta conspiración siguieron otras, una de ellas la de Cybo, que igualmente fueron dominadas con mano dura. Al fin tuvo que acceder el almirante por su interés personal, a lo que primero se oponía por patriotismo: a que hubiese en Génova una fortaleza guarnecida por españoles. En 1548, Doria, ya con ochenta años, pasó con sus naves la bahía de Rosas, donde en unión de las españolas, las de Nápoles y las de Sicilia fueron revistadas por el príncipe don Felipe. Este hizo la travesía a Italia en la capitana de Doria. En Génova se alojó en su palacio. Si bien Doria no desempeñaba más cargo público que el de almirante, gozaba en Génova de un poder omnímodo.

Desembarco turco en Malta Ya con 84 años, salió a la mar a combatir a Dragut, que se había apoderado de Susa, Monastir, etc., y amenazaba las costas de Sicilia con 48 naves. Salió Doria con 29 galeras y embarcó en Sicilia y Nápoles las tropas de García de Toledo. Reconquistó Monastir, y se situó cerca del fuerte Mehdge, mientras Dragut atacaba las costas del Levante español y las de Mallorca y luego se refugiaba en la isla de los Gelves. Doria conquistó al fin el fuerte de Mehdge, posición casi inexpugnable situada en la punta africana más cercana a Sicilia, dejando en ella una guarnición española. Al volver de la expedición tuvo el dolor de ver morir a su mujer. En 1551 volvió de nuevo Doria a abastecer Mehdge. Al regreso atacó los Gelves, donde aún estaba Dragut, pero éste escapó sacando por tierra sus galeras, sobre un camino de madera ensebado. En abril de 1552 Doria transportó de España a Italia un cuerpo de tropa de 6.000 hombres, y un millón de ducados, necesarios para continuar la guerra en Italia. Después acudió a socorrer a Nápoles y Sicilia, atacada por los turcos, aliados de Francia. Llevaba 40 galeras y encontró 120 naves otomanas sobre la isla de Ponza, teniendo que retirarse con pérdida de 7 galeras. No obstante, logró desembarcar refuerzos de infantería en Nápoles. Ocupó sus barcos en estratégicos transportes de tropas que permitieron librar con fortuna las acciones terrestres, tal la liberación de Orbitello. Siguió la guerra de Córcega, atacada por Francia en contra de Génova, que la tenía cedida al Banco de San Jorge. Al principio Doria se mantuvo a la expectativa, como queriendo hacer valer su ayuda, dejando se defendiese el banco de San Jorge. Intervino cuando la cosa estuvo en punto peligroso. Actuaba alrededor de la isla la escuadra franco-turca; Dragut había vencido la heroica resistencia de Bonifacio. Doria fue nombrado capitán general de la expedición de socorro; pidió ayuda al emperador que le contestó podía disponer de las galeras imperiales y así llegó hasta San Florencio con 30 galeras, 14 transportes y 8.000 hombres con numerosos cañones, haciendo que Bastia capitulase y rindiendo a San Florencio tras muchas dificultades. Después de diversas fluctuaciones terminó la campaña por el tratado de Chateau-Cambresis, entre Felipe II y Francia en el que se estipuló quedase Córcega para el banco de San Jorge. Andrea Doria fue considerado como el más grande marino de su tiempo. Se le levantó en Oneglia una estatua con la inscripción Al Padre de la Patria.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 01 Jul 2015 00:46

D. RAMON DE BONIFAZ Primer Almirante de Castilla

Ramón de Bonifaz y Camargo (¿Burgos?, 1196 - ibídem, 1252 o 1256) fue un noble, marino y militar español, "rico hombre de Castilla", "sabidor de las cosas de mar", primer Almirante de Castilla y creador de la Marina Real de Castilla. En el año 1247 Fernando III el Santo le encarga la organización y dirección de una flota que contribuyó de manera decisiva a la reconquista de Sevilla.

No hay unanimidad entre los historiadores sobre el origen de Ramón de Bonifaz, al que algunos consideran francés, otros laredano y otros nacido en Burgos, de donde llegó a ser alcalde en diversos momentos. La Crónica General de Alfonso X dice de él que era "Omne de Burgos". Sin embargo en la época lo más habitual era incorporar el área de procedencia al apellido, de modo que hay quien cree que Camargo sería su zona de procedencia, donde aprendería el oficio de la mar. Parece ser que la "Armada de Castilla" se formaba en la costa cántabra, y para facilitar las comunicaciones con el interior de la Península y la Corona, se situó su administración en Burgos.

Fue presentado al rey Fernando III el Santo cuando estuvo en Burgos en 1245. Enterado el monarca de sus grandes conocimientos marineros, le encargó, a principios de 1247, el apresto en los puertos de Vizcaya y Guipúzcoa de una flota que había de operar en coordinación con su ejército para la reconquista de Sevilla.

Bonifaz entregó las reales cartas a los consejeros de las provincias del norte y ellas tuvieron de estimular la emulación entre navieros y navegantes, especialmente en las Cuatro Villas de la Costa (Laredo, Castro Urdiales, Santander y San Vicente de la Barquera). Una vez constituida su armada se puso rumbo al sur, reforzándola a su paso por Galicia con nuevos buques y tripulantes.

Llegó a reunir una flota de 13 naves de vela, además de 5 galeras que se habían construido ex profeso a expensas de la Corona en los astilleros de Santander a lo largo del año de 1247.

Se presentó Bonifaz con su armada en la desembocadura del Guadalquivir a principios de agosto de 1247, después de una navegación con temporales fuertes que acreditaron su pericia marinera. Allí derrotó a la flota de saetías y zabras moras que mandaba Abu Qabl, que trataron de impedirle el paso, así como la que conducía a Sevilla refuerzos desde el Norte de África.

Remontó el río en cooperación con la caballería cristiana, apoyado desde la margen izquierda por el rey, a la sazón en Alcalá del Río, envió a tomar contacto con la flota para evitar el apoyo que de otro modo se hubiese dado a las naves musulmanas desde dicha ribera, hostigando a los cristianos.

Dominado el curso del Guadalquivir, en su parte cercana a Sevilla por el sur, ello permitió el paso de las fuerzas a la margen derecha y por tanto el ataque al importante arrabal fortificado de Triana y el destacar el necesario guarda flanco para evitar que acudiesen los socorros enviados por el rey moro de Niebla, Su'ayb ibn Muhammad ibn Mahfuz.

La acción decisiva de la flota fue la rotura del puente-barrera que unía a Sevilla con Triana, que era el principal obstáculo que se presentaba a los buques cristianos para remontar el río hasta la ciudad. La crónica expresa la dificultad que representaba el puente-barrera, que era de barcas amarradas con gruesas cadenas, al esfuerzo del rey Fernando, cuyas tropas no bastaban para completar el cerco de Sevilla-Triana, no obstante los refuerzos enviados por el rey de Aragón, Jaime I, a pesar de estar empeñado en su propia guerra con el moro en el sur de Valencia, en la frontera con Murcia. Dice la crónica: "Con todo estado lo hecho (la ayuda de Jaime) se tenía por poco estar en pie la puente que había sobre barcos, entre la ciudad y el arrabal de Triana".

Se proyectó que la operación de ruptura del puente-barrera se efectuara un día de viento y marea favorable y éste fue el 3 de mayo de 1248, en que se conmemoraba la Invención de la Santa Cruz en la flota y en el real de los cristianos. Bonifaz preparó sus dos naves más gruesas, probablemente dos carracas de carga, reforzando sus proas con gruesas tablas sujetas con pernos.

Empezó la acción al subir la marea y con el viento a favor, pues ya previamente se habían reforzado los palos, para que aguantasen la embestida. Las naves se lanzaron a toda vela contra el puente, que retembló al choque de la primera y se rompió al de la segunda, que era precisamente en la que iba Bonifaz.

Se dio un asalto general a Sevilla y a Triana que fue rechazado, pero la resistencia de los moros estaba herida de muerte, al no poder recibir más refuerzos. Las fuerzas cristianas pudieron perfeccionar el cerco y anular la navegación de las naves moras, llegándose así a la rendición de la ciudad de Sevilla. Dice la crónica que en la rotura del puente "consistió toda la victoria, porque los moros desde aquella hora conocieron ser vencidos". En efecto, el rey musulmán Axataf, al verse cercado y sin esperanzas de socorro, rindió la ciudad a los cristianos el 23 de noviembre de 1248.

Este hecho quedó reflejado en el escudo de Santander (que con el Estatuto de Autonomía pasaría a integrar también el de Cantabria), donde se pueden apreciar la Torre del Oro y una nave rompiendo las cadenas en el Guadalquivir; en el de Comillas (Cantabria), Laredo (Cantabria), y en el escudo de Avilés.

Era palpable, después de esta experiencia, la necesidad de una fuerza naval propia de la Corona, y así el rey Fernando encargó a Bonifaz la construcción de unas atarazanas o astilleros donde se construyeran las naves necesarias. Las estableció a orillas del Guadalquivir, en Sevilla, en el Arenal, siendo estas las Atarazanas Reales de Sevilla, a instancias de Alfonso X en 1254, y su alcaide fue Fernán Martínez Badana. Bonifaz consiguió con las fuerzas a su mando limpiar el río de obstáculos de tal modo que poco después las naves mercantes genovesas, pisanas, florentinas y aragonesas, pudieron entrar en el puerto de Sevilla.

Esta escuadra de Bonifaz, es la primera de todas las de la península ibérica, que se regía por ordenanzas realmente militares, ya que los códigos anteriores, como las “Ordinationes Ripariae”, estaban dirigidas a las naves mercantes.

En el año de 1250, el rey Fernando III, como recompensa a toda su labor, preocupación, saber y éxito, que de sus servicios se obtuvieron, vino en nombrarle Almirante de Castilla.

El código de las “Siete partidas” publicado en tiempos del rey Alfonso X el “Sabio”, hijo de Fernando III, no hizo más que recoger todo lo anteriormente legislado en tiempos de su padre, en cuanto a lo que la mar se refiere, ya empezando a ponerse en práctica bajo su mandato.

Bonifaz, viéndose abatido físicamente y casi agotado por sus grandes esfuerzos en la tarea de organizar la primera marina de guerra, solicitó del rey ser retirado a su tierra burgalesa, donde fundó el monasterio de San Francisco. Ramón dejó como alcalde de Burgos a su hijo Diego Bonifaz y él se ocupó de cargos de carácter fiscal, llegando a ser veedor de las rentas reales de los puertos de Castilla.

Falleció en la ciudad de Burgos en el año 1256, aunque algunas fuentes señalan que fue en 1252.

Su cadáver recibió sepultura en el desaparecido monasterio de San Francisco de Burgos, que fue destruido durante la Guerra de la Independencia por las tropas francesas, y posteriormente demolido en 1837. En el sepulcro que contenía sus restos mortales fue esculpida la siguiente inscripción:

«Aquí yace el muy noble y esforzado caballero don Ramón Bonifaz, primer almirante de Castilla que ganó a Sevilla. Murió el año MCCLVI».

Durante una visita de la reina Isabel la Católica al monasterio de San Francisco de Burgos, ordenó que la parte final de dicho epitafio, que hacía referencia a Fernando III de Castilla, fuera suprimida, y ordenó que se le añadiera la frase: "que fue en ganar a Sevilla con el rey Don Fernando." El sepulcro del primer Almirante de Castilla, de piedra, era de elevadas proporciones, y sobre su cubierta se hallaba una estatua yacente que representaba al difunto portando su espada, mientras que a sus pies aparecía colocado un perro acostado, símbolo de fidelidad, que portaba el escudo con las armas del Almirante.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor JotaErre » 01 Jul 2015 22:14

Supongo que lo sabe todo el mundo, pero, por si acaso, apunto el detalle: Salvador Moreno y Francisco Moreno eran hermanos.

Hubo (por desgracia), muchos casos de hermanos combatiendo en la Guerra Civil. Algunos, como Salvador y Francisco Moreno, o los hermanos Salas Larrazábal, en el mismo bando. Otros, como los hermanos Romero Bassart, en bandos opuestos: uno de los hermanos era oficial de la Guardia Civil y fue el 2º de Moscardó en el Alcázar de Toledo. El otro hermano, republicano radical, fue oficial de milicias y asesor del Gobierno Republicano.

Un caso muy curioso fue el de los hermanos Franco: dadas las diferencias ideológicas entre Francisco y su hermano Ramón, era de esperar que acabaran en bandos opuestos. Pero al final, a Ramón Franco le tiró más la sangre que la ideología y se unió al bando de su hermano (para desesperación de muchos oficiales del bando nacional). Por su parte, el hermano que falta (Nicolás), general de ingenieros de la Armada, fue, durante los primeros años de la Guerra Civil la "eminencia gris" de Franco, hasta que fue sustituído en el puesto por Serrano Súñer.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 01 Jul 2015 23:09

Pues si JotaErre, yo los tuve en mi familia, mis tíos por parte materna el mayor participo primero como soldado republicano, y luego se paso por ideología al bando sublevado, en tanto que el hermano pequeño permaneció en el ejercito de la república.

Es lo peor que puede ocurrir una guerra civil, y las rencillas que luego permanecen con los años, harían falta otras dos generaciones para olvidar todo y ser capaces de perdonar y olvidar.

Saludos y gracias por la aportación JotaErre, espero que sigas el hilo a gusto y lo disfrutes en la medida de lo posible :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
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