-
- Sin título-5.jpg (29.83 KiB) Visto 3017 veces
La vida real de Cervantes supera todo inimaginable guión cinematográfico.
Siendo estudiante, huyó a Roma debido a la sentencia de cortarle públicamente la mano derecha y destierro de 10 años por un duelo a espada en el resultó herido Antonio de Sigura, un maestro de obras que pasaría más tarde a ocupar el cargo de intendente de las construcciones reales.
Pero pronto abraza la carrera de las armas en el verano de 1571 con 23 años, alistándose en la compañía de Diego de Urbina, en la que ya militaba su hermano Rodrigo.
Esta determinación, tomada en el momento en que la Armada de la Santa Liga, a las órdenes de don Juan de Austria, va a hacer frente a la amenaza turca, acrecentada por la conquista de Chipre, le lleva a embarcarse en la galera Marquesa, llegando a combatir -«muy valientemente», al decir de sus compañeros- en la batalla de Lepanto.
En esta circunstancia, a pesar de padecer calentura, se niega a meterse so cubierta, ya que más quería morir peleando por Dios e por su rey; y, en el puesto de combate que se le asigna -el lugar del esquife-, situado en la popa del navío y particularmente peligroso, recibe dos disparos de arcabuz en el pecho, en tanto que un tercero le hace perder el uso de la mano izquierda; de ahí el sobrenombre que le daría la posteridad: «El manco de Lepanto».
En el Quijote, Cervantes escribe con propiedad debido a su experiencia contra las armas de fuego:
«Bien hayan aquellos benditos siglos que carecieron de la espantable furia de aquestos endemoniados instrumentos de la artillería, a cuyo inventor tengo para mí que en el infierno se le está dando el premio de su diabólica invención, con la cual dio causa que un infame y cobarde brazo quite la vida a un valeroso caballero, y que sin saber cómo o por dónde, en la mitad del coraje y brío que enciende y anima a los valientes pechos, llega una desmandada bala (disparada de quien quizá huyó y se espantó del resplandor que hizo el fuego al disparar de la maldita máquina) y corta y acaba en un instante los pensamientos y vida de quien la merecía gozar luengos siglos.»Tras su recuperación, por su heroica intervención en Lepanto le concedieron cartas de recomendación, una de ellas del propio puño y letra de Don Juan de Austria. Los mismos valiosos documentos que le ensalzaban para allanar la vuelta a casa, pensaron los mahometanos haber pescado a una ilustrísima personalidad condenandole a 5 años y medio de secuestro en Argel al ser abordado en costas catalanas, cerca de Cadaqués, por piratas argelinos.
Hablando de Argelia, dejo un enlace para no desvirtuar este hilo sobre la unilateral ampliación de aguas que amenaza a nuestra actual Armada Vencible:
https://www.20minutos.es/noticia/415573 ... toref=trueEl largo cautiverio, incluyendo sus cuatro intentos frustrados de evasión; le llevaron a escribir en el Quijote uno de los alegatos más bellos sobre la libertad:
"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertadI así como por la honra se puede y debe aventurar la vida."Don Quijote de la Mancha, es el texto de ficción más vendido de la historia con 400 millones de ejemplares. La mayoría desconoce que también es un manual de vida, pues está repleto de refranes que como él mismo escribió:
"Paréceme Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la misma experiencia, madre de las ciencias todas".Como prueba, os dejo unos 130 más:
1. El sueño es el alivio de las miserias para los que las sufren despiertos.
2. ¡Oh envidia, eres raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes!
3. Como no tienes experiencia en las cosas del mundo, todo lo que tiene algo de dificultad te parece imposible.
4. Nunca desagrada a una mujer que se la enamore.
5. Al bien hacer nunca le falta recompensa.
6. Aquel oficio que no da de comer a su dueño, no vale dos habas.
7. Nada es más pequeño que un grande por el orgullo dominado.
8. Las feridas que se reciben en la batalla, antes dan honra que la quitan…
9. No huye el que se retira.
10. Cuando entras en el corazón de un amigo, no importa el logar que ocupes, lo importante es que nunca salgas de ahí.
11. Son dos cosas diferentes el amor y el deseo; no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.
12. Señor, una golondrina no hace verano.
13. No hay memoria que el tiempo no acabe, ni dolor que la muerte no consuma.
14. Come poco y cena menos, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.
15. A la que por ahí llaman fortuna, sabed que es una mujer antojadiza y borracha, y sobre todo ciega, que no sabe lo que hace, ni sabe a quién derriba.
16. Si algo se gana, nada se pierde.
17. ¿Qué locura o desatino me lleva a nombrar las faltas ajenas, teniendo tanto que comentar de las mías?
18. En la lengua residen los mayores daños de la vida humana.
19. Correr a donde los valientes no se atrevieron, alcanzar la estrella inalcanzable. He aquí mi destino.
20. El amor nunca hizo ningún cobarde.
21. La pluma es lengua del alma; cuales fueren los conceptos que en ella se engendraron, tales serán sus escritos.
22. La abundancia de las cosas, aunque sean buenas, hace que no se estimen, y la carestía son de las malas se estima en algo.
23. Confía en el tiempo, que duele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades.
24. Más vale una palabra a tiempo que cien a destiempo.
25. ¡Oh, memoria, enemiga mortal de mi descanso!
26. Las armas requieren espíritu como las letras.
27. En el arte de la marinería más sabe el más sencillo marinero que el hombre más letrado del mundo.
28. La libertad es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.
29. La guerra, así como es madrastra de los cobardes, es la madre de los valientes.
30. La música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu.
31. La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura.
32. Puede darse el amor sin celos, pero no sin temores.
33. ¿No sabes tú que no es valentía la temeridad?
34. ¡oh bella ingrata, amada enemiga mía!, del modo que por tu causa quedo: si gustares de acorrerme, tuyo soy; y si no, haz lo que te viniere en gusto, que con acabar mi vida habré satisfecho a tu crueldad y a mi deseo.
35. El que no sabe gozar de la ventura cuando llega, no debe quejarse cuando pasa.
36. Me moriré de viejo y no acabaré de comprender al animal bípedo que llaman hombre, cada individuo es una variedad de su especie.
37. Cada uno es tal como Dios le hizo, y aún peor muchas veces.
38. No hay carga más pesada que una mujer liviana.
39. Mejor es ser admirado de los pocos sabios que burlado de los muchos necios.
40. No puede haber gracia donde no hay discreción.
41. La ingratitud es hija de la soberbia.
42. En los principios amorosos los desengaños prestos suelen ser remedios calificados.
43. La historia es como cosa sagrada, porque ha de ser verdadera, y donde está la verdad, está Dios, en cuanto a verdad.
44. Cambiar el mundo, amigo Sancho, no es ni utopía ni locura, es justicia.
45. Nunca fue desdichado amor que fue conocido.
46. La sangre se hereda y la virtud se aquista; y la virtud vale por sì sola lo que la sangre no vale.
47. Las honestas palabras dan indicio de la honestidad del que las pronuncia o las escribe.
48. La virtud más es perseguida de los malos que amada de los buenos.
49. Más vale el buen nombre que las muchas riquezas.
50. Ella pelea en mí y vence en mí, y yo vivo y respiro en ella, y tengo vida y ser .
51. Quien anda mucho y lee mucho, ve mucho y sabe mucho.
52. El mejor cimiento y zanja del mundo es el dinero.
53. El valor se halla en ese lugar intermedio entre la cobardía y la temeridad.
54. Nada hay más pequeño que un grande dominado por el orgullo.
55. Aún entre los demonios hay algunos que lo son más que otros, y entre muchos hombres malos suele hallarse uno bueno.
56. Los celos son señales de amor, es como la calentura en el hombre enfermo que a tenerla es señal de tener vida, pero vida enferma y mal dispuesta.
57. El que a punto de morir se halla siempre habla lo cierto.
58. Si ella fuere buena, fiel y verdadera, tendrá siglos de vida; pero si fuere mala, de su parto a la sepultura no será muy largo el camino.
59. La honra del amo descubre la del criado; según esto, mira a quién sirves y verás cuán honrado serás.
60. ¡Oh, memoria, enemiga mortal de mi descanso!
61. Por eso juzgo y discierno, por cosa cierta y notoria, que tiene el amor su gloria a las puertas del infierno.
62. No le des importancia al resultado, valora el esfuerzo.
63. De las miserias suele ser alivio una compañía.
64. Con la iglesia hemos dado, Sancho.
65. Con el sueño has de ser moderado, porque quien no madruga con el sol, no goza del día.
66. ¿Cuán menos son los premiados por la guerra que los que han perecido en ella?
67. Sabed Sancho que no es un hombre más que otro sino hace más que otro.
68. Si el gobernador sale rico de su gobierno, dicen de él que ha sido un ladrón; y si sale pobre, que ha sido parapoco.
69. ¡Oh señora de la hermosura, esfuerzo y vigor del debilitado corazón mío! Ahora es tiempo que vuelvas los ojos de tu grandeza a este tu cautivo caballero, que tamaña aventura está atendiendo.
70. Sabe más el tonto en su casa que el sabio en la ajena.
71. Habla con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo; que toda afectación es mala.
72. Uno de los efectos del miedo es turbar los sentidos y hacer que las cosas no parezcan lo que son.
73. La santidad fingida no hace daño a ningún tercero, sino al que la usa.
74. Más vale un toma que dos te daré.
75. La buena y verdadera amistad no puede ni debe ser sospechosa de nada.
76. En las desventuras comunes se reconcilian los ánimos y se estrechan las amistades.
77. No cargues todo el rigor de la ley al delincuente; que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo.
78. No puede impedirse el viento, pero hay que saber hacer molinos.
79. La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño ya es demasiado tarde.
80. Y ¿dónde has visto tú, o leído jamás, que caballero andante haya sido puesto ante la justicia, por más homicidios que hubiese cometido?
81. ¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecérselo a otro que al mismo cielo!
82. La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre nada sobre la mentira como el aceite sobre el agua.
83. Que todavía es consuelo en las desgracias hallar quien se duela dellas.
84. Las armas tienen por objeto y fin la paz, que es el mayor bien que los hombres pueden desear en esta vida.
85. Bien predica quien bien vive.
86. Todos los vicios, Sancho, traen un no se qué de deleite consigo: que el de la envidia no trae sino disgustos.
87. Siempre los ricos que dan en liberales hallan quien canonice sus desafueros y califique por buenos sus malos gustos.
88. A menos que sea la muerte, para todo hay remedio.
89. En decir que maldecía mi fortuna dijiste ma; porque antes la bendigo y bendeciré todos los días de mi vida, por haberme hecho digno de merecer amar tan alta señora como Dulcinea del Toboso.
90. Es tan ligera la lengua como el pensamiento, que si son malas las preñeces de los pensamientos, las empeoran los partos de la lengua.
91. Siempre deja la ventura una puerta abierta en las desdichas, para dar remedio a ellas.
92. Opinión fue de no sé qué sabio, que no había en todo el mundo una sola mujer buena, y daba por consejo que cada uno pensase y creyese que aquella buena es la suya, y así viviría contento.
93. Es menester tocar las apariencias con la mano para dar lugar al desengaño.
94. Amistades que son ciertas nadie las puede turbar.
95. Más vale la pena en el rostro que la mancha en el corazón.
96. De los mayores pecados que comete el hombre la soberbia es el mayor dicen algunos, pero el desagradecimiento es mayor, digo yo.
97. No hay más alta virtud que la prudencia.
98. Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dàdiva, sino con el de la misericordia.
99. Préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio.
100. Desnudo nací y desnudo me hallo, ni pierdo ni gano.
101. Se breve en tus razonamientos, que ninguno hay gustoso si es largo.
102. ¡Celos, cuchillos de las más firmes esperanzas!
103. Después de a los padres, a los amos se ha de respetar como si lo fuesen.
104. No hay libro tan malo que no tenga algo bueno.
105. Los historiadores que de mentiras se valen habían de ser quemados como los que hacen moneda falsa.
106. Más hermoso parece el soldado muerto en la batalla que sano en la huida.
107. Hacer el bien a los villanos es como echar agua en el mar.
108. Esta que llaman necesidad adondequiera se usa y por todo se extiende y a todos alcanza, y aún hasta los encantados no perdona.
109. Una confidencia tiene tanto de confianza como de indiscreción.
110. Porque has de saber, Sancho, si no lo sabes, que dos cosas solas incitan a amar, más que otras, que son la mucha hermosura y la buena fama, y estas dos cosas se hallan consumadamente en Dulcinea, porque en ser hermosa, ninguna le iguala, y en la buena fama, pocas le llegan.
111. El año que es abundante de poesía, suele serlo de hambre.
112. Las tristezas no son propias de las bestias sino de los hombres, pero si los hombres las sienten en demasía se vuelven bestias.
113. Ésa es natural condición de mujeres, desdeñar a quien las quiere y amar a quien las aborrece.
114. Nunca o muy pocas veces se consigue una ambición sin hacer daño a terceros.
115. Todo lo que suele adquirir un gobernador discreto suele perder y derramar una mujer rústica y tonta.
116. No hay refrán que no sea cierto, porque todos son hijos de la experiencia, la madre de todas las ciencias.
117. Después de las tinieblas espero la luz.
118. Cada cual, Sancho, es hijo de sus obras.
119. El vino, demasiado, ni guarda secreto ni cumple palabra.
120. Nunca vivieron bien crueldad y valentía.
121. La poesía tal vez se realza cantando cosas humildes.
122. Necio es, muy necio, el que, descubriendo un secreto a otro, le pide de manera encarecida que lo calle.
123. La senda de la virtud es muy estrecha, y el camino del vicio, ancho y espacioso.
124. En las cortesías es mejor pecar por más que por menos.
125. Es mi parecer y la experiencia lo enseña, que pueden las lágrimas de una mujer ablandar una piedra.
126. La alabanza propia envilece.
127. Si dejas de desear el hombre más rico serás.
128. Nunca el consejo de un pobre, por muy bueno que sea, es admitido.
129. Por la calle del ya voy, se va a la casa del nunca.
130. El crédito debe darse a las obras no a las palabras.
http://www.cervantesvirtual.com/portale ... biografia/
